Lost In The Feelings [BL+18]

• CAPÍTULO 19 •

Después de la conversación con Pierce, Dmitry experimentó una inquietud, una sensación desfavorable que lo llevó a cuestionar la confiabilidad de ese hombre en sus propios términos, y ciertamente no se equivocaba.

De vuelta en la empresa, se topó con Luke y Archie, quienes parecían dos adolescentes descubriendo su primer amor. Aunque intentaban disimularlo, sus rostros sonrojados revelaban las acciones mutuas que los habían afectado.

Sergei, por otro lado, se encontraba en apuros al observar a Killian entablar una conversación amistosa con un modelo. La tensión entre ellos era palpable, y Dmitry esperaba que Sergei abordara la situación con el secretario, aunque desconocía los detalles de su relación, notaba que algo iba más allá de la interacción laboral común.

Desde que Alexander entró en su vida, la perspectiva de Dmitry había experimentado un cambio significativo. Sorprendentemente, se encontraba interesado en la vida de sus amigos y en alguien más que no fuera él mismo. Todo gracias al pelinegro, quien había desencadenado en él la exploración de nuevas emociones.

Ahora enfrentaba la difícil decisión de revelar todo a Lombardi o esperar, sabiendo que descubrir algo en contra de Zaiden sería complicado y que Roux podría intervenir. Optó por lo primero, con la esperanza de resolver cualquier problema con Lombardi si surgía algo. Mientras se dirigía a la oficina del pelinegro, fue detenido por una mujer desconocida, ajena a la secretaría, lo cual le pareció intrigante.

—Lo siento, por ahora nadie puede entrar—le informó.

Dmitry, sintiendo que el momento apremiaba, decidió esperar en los pasillos hasta que Lombardi estuviera disponible.

[...]

En otra parte, Killian Jones y Sergei Ivanovich se trataban con indiferencia, pero ambos mantenían sus ojos fijos el uno en el otro. Recordando las palabras de Dmitry, Sergei estaba decidido a abordar a Killian. Lo tomó del brazo y lo llevó consigo, dejando a Lucky sorprendido por la forma en que se llevaron a Killian.

—¿Qué haces?—preguntó Jones.

—Solo quiero hablar contigo de una vez por todas—respondió Sergei.

—Está bien, pero suéltame que me duele— se quejó Jones al notar la fuerza con la que lo sujetaba.

—Lo siento, no quise ser brusco.

—No pasa nada, mejor dime de qué se trata. Si es un asunto de la empresa- —no pudo terminar la frase antes de ser interrumpido.

—De nosotros—aclaró Sergei, haciendo fruncir el ceño a Killian.

—¿De nosotros?—cuestionó Killian incrédulo.

—Así es.

—Sergei, no hay un nosotros.

—Claro que lo hay—afirmó Sergei.

—Eso quedó enterrado desde el momento en que te fuiste, desde el momento que te convertiste en un cobarde—expresó Killian, dejando que sus palabras resonaran.

Sergei asintió, dispuesto a escuchar aunque las palabras de Killian le dolieran.

—¿Sabes lo que sentí en ese momento? Pasé años esperando por ti, por una llamada, un mensaje, algo, ¿Y qué fue lo que recibí?

Un silencio pesado se interpuso entre ellos.

—Exacto, nada... Tu maldito silencio.

—Yo...

—No digas nada, no vale la pena recordar eso, hagamos como que esto no pasó—dijo Killian, intentando alejarse, pero la mano de Sergei lo detuvo, dejando la tensión en el aire.