• CAPÍTULO 20 •

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Desde que Zaiden cruzó la puerta de la imponente oficina de Alexander, sus miradas se entrelazaron; una teñida de curiosidad, la otra cargada de un odio profundo y un resentimiento palpable.

Considerar que aquel hombre frente a él pudiera ser responsable de las acciones que llevaron a su empresa a la decadencia, le resultaba inconcebible. En ese instante, comprendía por qué su imperio empresarial se tambaleó durante los primeros años de su matrimonio.

Antes de eso, la mente y el ser completo de Alexander se centraban en los asuntos de la empresa. Su madre, orgullosa de entregarle el legado de los Gauthier, celebraba que su hijo llevara el nombre de la familia a nuevas alturas. Sin embargo, en algún momento, Alexander optó por apartarse de la administración para dedicarse plenamente a la nueva etapa de su vida, recién casado. Delegó responsabilidades a alguien considerado competente, con el objetivo de aligerar su carga y comprometerse plenamente con su esposo y su matrimonio, sin renunciar a sus deberes empresariales.

A lo largo del tiempo, observó la caída de los números, atribuyéndola a cambios en el mercado o en la naturaleza del negocio. Descubrir que todo ello había sido maquinado, lo llenó de una ira aún más intensa.

«¿Cómo pude ser tan ciego?»

Años de engaño a manos del hombre que ahora enfrentaba.

«¿Se casó conmigo por el dinero?» Ya tenía la respuesta clara. «Por supuesto que sí.»

—¿Por qué Christopher y tú estaban tan cercanos? — interrogó Zaiden.

—No encuentro nada inusual en eso. — replicó Alexander, tomando asiento con elegancia.

—¿Nada inusual? Estoy seguro de que ese hombre despreciable tiene segundas intenciones contigo, Alexander...

—¿Y si así fuera? — cuestionó, moviendo sus dedos sobre la mesa con una deliberada cadencia, mientras su mirada escudriñaba a Zaiden.

—Sería completamente inapropiado. Eres mi esposo, me debes respeto. — exclamó Zaiden, notando la gélida sonrisa en el rostro de Alexander.

Dmitry, deseoso de entrar a la oficina, se encontraba preocupado por lo que escuchaba.

— ¿Te debo respeto? — interrogó Alexander, desconcertando a Zaiden.

— Claro, desde que hicimos nuestros votos, pero parece que a ti eso no te importa.

— Dime, Zaiden Roux... ¿Alguna vez has tenido respeto por nuestro matrimonio?

—¿Qué clase de pregunta es esa? La respuesta es obvia.

—Repito. ¿Le has tenido respeto a nuestro matrimonio, Zaiden?

Un silencio tenso se apoderó del lugar mientras Zaiden se debatía con las inesperadas preguntas.

— ¡Sí! — respondió con firmeza, y Alexander se levantó, avanzando hacia él.

—Entonces debo asumir que nunca me has engañado, ¿verdad? — inquirió frente a frente con su esposo.

En ese instante, con la proximidad evidente, su mirada oscura y desorientada, una sonrisa distinta a las numerosas que alguna vez le dedicó, le hizo sospechar que algo no iba bien.

—Jamás lo haría, Alex... — titubeó un poco al ser notado. Alexander se acercó, y una cachetada resonó en la mejilla de Zaiden.

—¡Pensé que eras un hombre, Zaiden, pero veo que eres un despreciable! — dijo elevando la voz —. Estoy hastiado, harto de que me tomes por un idiota después de tantos años, ¿no es suficiente?

Lost In The Feelings [BL+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora