• CAPÍTULO 21 •

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Para Dmitry Volkov, en aquel día cargado de solemnidad, el ambiente circundante no parecía real tras haber enfrentado la presencia del cuerpo que pretendían ser los restos de Alexander Lombardi. La sensación de falta de aire y la resignación percibida en quienes lo rodeaban contrastaban con su convicción interior.

A pesar de los restos presentados ante él, Volkov se aferraba a la esperanza de que el pelinegro aún estuviera vivo, aunque para muchos esto pareciera una locura, algo que sus amigos atribuían a su negación de aceptar la realidad.

Victoria Gauthier, la madre de Alexander, había corroborado la identidad del cuerpo, pero para Volkov, eso no modificaba su percepción. Cargaba consigo los restos de "su hijo" que habían sido cremados en un pequeño velorio rodeado de personas cercanas, algunas de las cuales solo asistían por formalidad.

Las lágrimas desconsoladas de Victoria, junto con las de Killian, Skylar y otros que le guardaban afecto a Alexander, llenaban el ambiente. Mientras se escuchaban murmullos sobre el futuro de la empresa y la vida familiar, Volkov permanecía allí por respeto a la madre de Lombardi, aunque insistía en su convicción interna de que Alexander seguía con vida.

Sin perder tiempo, abandonó el lugar. Las autoridades evadían sus preguntas, y su única determinación era encontrar a Alexander. Con el respaldo de su considerable fortuna, Volkov planeaba mover cielo y tierra, sabiendo que el dinero era un motor poderoso para desentrañar secretos.

De vuelta en su departamento compartido con su amigo Sergei, quien contaba con conexiones valiosas, Volkov trazó su siguiente paso. Decidió que su destino era Moscú, la ciudad donde guardaba recuerdos con su difunta madre y donde esperaba obtener respuestas con la ayuda de su abogado de confianza.

Abogado que le había ayudado hace tiempo en la demanda contra su padre, y con quién formó un lazo de confianza.

El viaje a Moscú, impulsado por la necesidad de descubrir la verdad sobre Alexander, se convirtió en su única prioridad. Aunque algunos mostraban preocupación por él, su mente estaba nublada, enfocada únicamente en desvelar el paradero real de Alexander Lombardi.

En silencio, pero con determinación, partió hacia su destino, sin importar las inquietudes a su alrededor. Mientras se alejaba, sus palabras resonaron en el aire:

—Sé que estás vivo, Alex.

Por otro lado, Lindsey, al conocer el fatídico accidente y la muerte de Alexander, experimentó una inusitada alegría. La perspectiva de que, aunque con Zaiden tras las rejas, la empresa se convirtiera en su posesión avivaba una sonrisa satisfecha que delineaba sus próximos movimientos estratégicos.

Hasta ese momento, solo estaba al tanto de la captura de Roux por sus actividades ilícitas, sin percatarse de que Lombardi ya había descubierto sus engaños y sospechaba de sus amoríos desde hacía tiempo. Asumiendo que un posible testamento no alteraría la situación, afirmó con seguridad:

—Solo tengo que simular un poco más con Zaiden. Después de todo, me ama.

La idea de adueñarse de la empresa y la fortuna que conllevaba le llenaba de regocijo. Mientras sostenía una copa, esbozó una sonrisa maliciosa y expresó:

—Si hubiera sido así la manera, habrías chocado hace tiempo, maldito Lombardi.

Ahora, Lindsey debía aguardar unos tres días antes de visitar a Zaiden y desplegar su mejor actuación frente a él. Era el momento de demostrar cuánto lo amaba y asegurarle que, a pesar de todo, siempre permanecería a su lado. La habitación testigo de su felicidad se llenaba de giros y risas, celebrando los recientes acontecimientos que le resultaban favorables.

Lost In The Feelings [BL+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora