• CAPÍTULO 06 •

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Allí estaba Alexander, solo en una imponente residencia con una pequeña nota entre sus manos. Mientras leía las palabras de su esposo, suspiró, sintiendo el peso de la fatiga después de una noche larga y la previsión de días difíciles por delante.

"Querido, al no contestar el teléfono, me vi obligado a dejarte esta nota. Recibí una llamada de mi hermana; estaré ausente durante dos semanas. Mi padre está enfermo y necesito estar a su lado. Sé que habrías querido acompañarme, pero estás abrumado de trabajo. No quiero añadir más preocupaciones con mis problemas familiares. Sé que dirás que también es tu familia, y lo es. Solo te pido que no te preocupes; regresaré cuando las cosas mejoren.

Te extrañaré.

Atentamente, Tu amado esposo."

Tras leer la carta, se encaminó a su habitación, donde se duchó, no solo por razones evidentes, sino también para limpiar su cuerpo. Con el roce del agua recordando cosas que preferiría olvidar, optó por agua fría, necesaria para calmar su mente.

Lo reconfortaba saber que su empresa no estaba en peligro de quiebra; todo estaba listo, solo faltaba la figura esencial, y Volkov ya había firmado. Una sonrisa se esbozó en su rostro.

En su cama, en soledad, intentó despejar su mente, dejando atrás los acontecimientos del día. Necesitaba descansar y, al apagar la lámpara de luz tenue, su habitación se iluminó con la luz de la luna. Cerró los ojos y se sumió en los brazos de Morfeo.

«La próxima vez no me detendré por ningún motivo. Si algo quedó claro hoy, es que deseo tener tu cuerpo debajo del mío, estar entre tus piernas. Quiero oír esos sonidos obscenos y tu boca gemir mi nombre. ¿Entiendes? Espero que sí.»

Despertó sobresaltado. Su pecho se elevaba y descendía, recordando las palabras que sonaban tan peligrosas en labios del ruso.

—¡Ah, deja de pensar en ese hombre, Alexander Lombardi! —se reprendió a sí mismo —. Solo a ti se te ocurre pensar en él de esa manera —suspiró profundamente antes de recostarse nuevamente. Necesitaba olvidar, dejar atrás lo que pudo haber ocurrido.

—Espero no encontrármelo en el trabajo.

[…]

En otro lugar, el rubio tatuado, bajo el caer de gotas de agua que acariciaban su cabello y cuerpo desnudo, se entregaba a sus propios deseos mientras pensaba en el pelinegro en cuestión.

—¡Demonios! —exclamó con fervor—. Me dejó con las ganas de poseerlo —cerró sus ojos, tratando de revivir el momento en que Alexander se contraía, explorando su propio cuerpo en preparación para él—. Ahh~ la próxima vez no se escapará, Mnhg —jadeó al alcanzar su clímax.

Al salir del baño, ingresó a su habitación.

—Oh, por todos los dioses, tendré que enfrentar la mirada de Zaiden —recordó mientras regresaba a su lecho y su atención se posaba en un ramo de rosas rojas que descansaba junto al pequeño sofá—. Hasta olvidé las flores —rió en voz baja—. ¿En qué mundo te encuentras, Volkov?

Se dejó caer en la cama, acompañado por un cachorro que se acomodó en su pecho.

—Sabes, pequeña bola de pelos —se dirigió al animalito que reposaba sobre él—. Por tu culpa, presencié algo que no debería, pero me gustó —comentó con una expresión entre ceñuda y nostálgica, recordando la encantadora sonrisa que le confería a Alexander una inocencia similar a la de un niño feliz con un juguete nuevo.

Lost In The Feelings [BL+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora