• CAPÍTULO 30 •

885 154 77
                                    

Y allí se encontraba Dmitry Volkov, tras ser prácticamente arrastrado por sus amigos hacia el magnífico antro, entregándose a la bebida hasta el punto en que los nombres se desvanecían en el olvido.

Entre mujeres y hombres, el alcohol fluía por el lugar, los gritos y la música llenaban el ambiente. Cuando Sergei se acercó a la sala que justo estaba al lado, se detuvo, resuelto a que Dmitry saliera a bailar con alguien, pero...

—¡Oye, Luke! —exclamó para que el moreno lo oyera.

—¿Qué quieres? —preguntó tratando de levantar a Dmitry, que yacía en el suelo del local.

—No sé si estoy alucinando, pero creo que acabo de ver a... A Alexander —comentó con su vaso a punto de derramarse por el movimiento descoordinado de sus pies.

Al escuchar el nombre, Dmitry intentó ponerse de pie, solo para caer nuevamente al suelo, siendo sostenido por un par de mujeres. Quería comprobar si eso era cierto, pero su cabeza parecía explotar con cada movimiento.

—Ja... Alexander no estaría en un lugar como este —mencionó arrastrando las palabras —. ¡Suéltenme ya! —ordenó a las mujeres.

—No lo sé, pero era idéntico —se detuvo y abrió sus ojos —. ¿Serán gemelos? —inquirió.

—Estás idiota, hombre. Mejor ve a refrescarte con un baño —masculló Archie, tirando del cabello de Sergei.

—Ay, estúpido, ve a jalarle los pelos a tu abuela —gruñó Sergei antes de volver a sentarse.

—Alex. —llamó Dmitry —. ¿Dónde está, Alex?

—Estaba bailando con otro hombre —respondió su amigo, haciendo que el rubio tomara a una de las mujeres para levantarse del suelo.

—Imposible... Él no haría eso —negó poniéndose en pie —. ¡Ah! —gritó —. ¡Te dije que me soltaras, ¿Por qué no entienden?

—¡Idiota! —la mujer lo soltó, haciendo que se tambaleara.

—Todas son iguales.

Con la sala reservada llamándolo, sus pies se esforzaron por avanzar entre la confusión causada por el alcohol en su sistema. Su mente era un torbellino, la visión borrosa, y su único deseo era entregarse a la bebida, como en los días pasados, cuando sus acciones eran impulsadas por sus propios deseos y el placer efímero de encuentros casuales.

Pero esta vez, todo era diferente. Su mirada solo anhelaba a Alexander, y la idea de verlo en ese lugar, especialmente compartiendo un baile con un desconocido, lo llenaba de descontento.

Al abrir la puerta, se encontró con una multitud entregada al baile. Ignorando el bullicio, se propuso encontrar a aquel a quien Sergei había mencionado. Y allí lo vio.

Alexander estaba entregándose a la música con un rubio de manera atrevida. Dmitry frunció el ceño en desaprobación y se acercó rápidamente, tomando la muñeca de Alexander para arrastrarlo consigo. Los amigos de Lombardi estaban inmersos en su propio mundo, y él también, sumido en el efecto del alcohol que Killian y Skylar le habían infundido.

—¡Suéltame! —exclamó Alexander, intentando liberar su muñeca de la firme sujeción.

—No, estabas... bailando —dijo, mirándolo —. No eres él —agregó al observar el rostro completamente ebrio de Alexander, con ojos enrojecidos por la intensidad del alcohol al que no estaba acostumbrado.

—¿Por qué me agarras? ¡Me voy a casar, insolente! —reprochó el pelinegro.

—¿En serio? —preguntó Dmitry —. También yo me voy a casar —informó con orgullo.

Lost In The Feelings [BL+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora