Lost In The Feelings [BL+18]

• CAPÍTULO 31 •

El tan esperado día finalmente llegó, con la luz del sol iluminando su rostro y el bullicio de la ciudad de fondo. Dmitry Volkov se despertó, sintiendo una nerviosidad sin precedentes. Admitir que no había logrado conciliar el sueño sería la verdad absoluta.

Desde el día anterior, las absurdas palabras de sus amigos rondaban en su mente, impidiéndole dejar de pensar en ello.

«¿Y si cometo un error?»

Se cuestionó mientras se encontraba en la ducha.

«¿Y si se me cae el anillo?»

Pensaba mientras se vestía.

—¡No puede ser! ¿Y si él se arrepiente a última hora?

Mencionó mientras desayunaba.

—¿No vendrá alguien a impedir nuestra boda, verdad? —se preguntó, soltando el tenedor de sus manos —. ¡Ah! —exclamó desesperado —. ¡Culpa de Sergei Ivanovich! —expresó tomando su rostro en señal de desesperación —. No, debo ser positivo y estar tranquilo, todo saldrá bien, ¿verdad?

Todo iba bien hasta que el sonido de su móvil lo asustó y contestó.

—¿Quién?

—Buenos días, ¿no? —respondieron.

—Lo siento, Viktor, solo estoy. Ya sabes, nervioso —respondió al abogado.

—Te entiendo, ¿estás en tu departamento?

—Sí...

—Bien, estaré ahí, necesito entregarte algo —dijo finalizando la llamada.

«¿Entregarme algo?» se preguntó, ahora curioso.

El día transcurría más rápido de lo normal, la ceremonia estaba programada para la tarde. A pesar de ello, sus amigos y Killian insistieron en ayudarlo con los últimos detalles, ya que no permitía que la mujer lo asistiera.

Cuando escuchó el timbre de su departamento, fue a abrir y se encontró con Viktor Romanoff.

—Pasa.

—Por un momento me sentí perdido, la vejez ya me está afectando —comentó riendo y Dmitry se unió a la risa.

—No es mentira.

—Bueno, ¿estás listo? —preguntó sacando algo de su bolso.

—Aún no, estoy esperando a los chicos.

—Vaya, debes estar nervioso siendo la primera vez que das este paso.

—Hasta hace un momento lo estaba —dijo señalando el sofá para que Viktor se sentara, mientras él sacaba un poco de vino —. Pero es mejor no estarlo, sino Alexander también lo estará.

—Entiendo —Viktor se detuvo y apretó el estuche negro entre sus manos —. Puede que no lo sepas, pero cuando tu madre era joven, estaba profundamente enamorado de ella —soltó —. Por supuesto, en ese entonces ya estaba comprometida con tu padre, así que no tuve la oportunidad de construir algo con ella. Aun así, nunca renuncié a la idea de un futuro juntos —bajó su rostro con una sonrisa —. Este anillo que ves aquí —abrió el porta anillos, revelando una hermosa pieza de oro con finos cristales —se lo di el día en que se casó con Nikolay, y como era de esperar, Natasha no lo aceptó, pero tampoco lo rechazó.

Dmitry escuchaba, sorprendido al descubrir los sentimientos pasados de Viktor hacia su madre. Ahora, consideraba un desperdicio que ella se hubiera casado con otro hombre, convencido de que con Viktor habría sido feliz.

—¿Sabes? Ese día me di cuenta de lo cruel que podía ser ella. No me lastimó con un rechazo directo, sino con una solicitud peculiar.

—¿Y qué te pidió? —preguntó Dmitry con curiosidad.