EPÍLOGO

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En una ceremonia nupcial, los distinguidos invitados, compuestos por familiares y amigos, aún conservan vívidos recuerdos de ese día. La mera contemplación evoca una cálida sensación en su pecho.

Similar es el deleite de despertar junto al rubio, sintiendo la cotidianidad del calor de su cuerpo y la armonía de latidos que se asemejan a los propios, un encanto que perdura.

Dos años han transcurrido desde que se unieron, los primeros días con Dmitry y sus hijos fueron gratificantes y dulces, llenándolo de una felicidad indescriptible.

—Dmitry, ¡despierta! —Alexander lo instó, consciente de la rutina matutina con sus hijos, a pesar de la somnolencia persistente de su esposo.

—Aún no... —respondió soñoliento, a lo que Alexander esbozó una sonrisa.

—Los niños estarán tristes si no les brindas tu asistencia en el desayuno—dijo, considerando que quizás de esa manera tomaría la decisión de levantarse, y así fue.

—¿Ya se han despertado?—preguntó observando a Alexander en la cama, mientras reía—. Parece que aún no se ha levantado, ¿verdad?

Alexander alzó la mirada, posó sus manos en el pecho de Dmitry y apoyó la mandíbula en él, una vista que solo Dmitry podía disfrutar cada mañana, tarde y noche. Era motivo de orgullo y satisfacción para él.

—Aún siguen durmiendo— respondió Alexander, acercándose para darle un beso en la mejilla antes de levantarse, dejando a un Dmitry ansioso por más.

—Se ha vuelto una costumbre dejarme con ganas—comentó mientras contemplaba el cuerpo desnudo de su esposo, lo que consideraba una obra de arte.

—Pero ya te has acostumbrado—dijo Alexander entre risas, y se dirigió al baño. Dmitry se quedó en la cama por un momento, luego se levantó y se estiró antes de ir a hacer sus necesidades.

—Ya es una costumbre— respondió Dmitry, observando la silueta de su esposo a través del vidrio mientras se bañaba.

—Amor…— llamó, recordando algo.

—Dime—respondió mientras se enjuagaba la boca.

—¿Puedes adelantarte hoy?—preguntó Alexander, y Dmitry se volteó hacia él.

—¿Y eso?

—Hoy ayudaré en una sesión de fotos y llegaré un poco tarde. Además, pasaré por la tienda de Killian— informó Alexander.

—De acuerdo, cariño—responde afirmativamente, notándose que desde hace unos meses, Alexander se dedica a las sesiones fotográficas, asombrando a muchos que desconocían su talento anterior como modelo cuando era más joven. Christopher Anderson fue especialmente sorprendido al descubrir la habilidad de su socio frente a la cámara, complementando su destreza empresarial—. Por cierto, planeo elaborar una exquisita torta de chocolate, ya que Elijah me hizo el pedido ayer.

Una sonrisa se dibuja en el rostro de Alexander; sus amigos le han designado el papel de cocinero y pastelero durante los momentos de ocio, compartiendo la responsabilidad culinaria con Elijah. Sin embargo, Sergei Ivanovich, aparentemente desinteresado en la cocina, muestra un leve celo al no poder deleitar a Killian con sus creaciones, aunque este sentimiento desaparece al tener la comida frente a él.

—Entendido, pero no lo mimes demasiado con dulces —aconseja.

Al salir, Alexander se viste y baja junto a Volkov, previamente asegurándose de encontrar a los niños que estaban despertándose. Recordando sus planes con Dmitry, se levanta y ayuda a este último con algunas tareas.

En la cocina, ambos se ponen manos a la obra, preparando el desayuno. Alexander se encarga de algunas tareas domésticas, ya que han decidido que Dmitry se mude con ellos. Mientras Sparky ladra, Elijah atiende al cachorro, lava sus manos y vuelve a colaborar con Dmitry, su padre.

Lost In The Feelings [BL+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora