Capítulo 32

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Me bajo con cuidado de la piedra y busco mis cosas. Meto la toalla dentro de la mochila de playa y tomo mi ropa para colocármela. Ya hace un poco de frío y supongo que son más de las seis. Me cuelgo la mochila al hombro y comienzo a caminar hasta la casa.
Cuando entro, están todos en la cocina y el comedor pero no veo a Jungkook por ninguna parte ¿qué estará haciendo? ¿Habrá ido al lago con nosotros cuando yo dormía?
Entro a mi habitación y tiro la mochila sobre la cama, me cubro la cara con las manos e intento quitarme el sueño de encima pero recostándome en la cama, lo único que consigo es más y más sueño. Dejo caer mis sandalias al suelo y cierro los ojos.
Dos golpes secos en mi puerta de madera me hacen abrir los ojos de golpe y sentarme asustado en la cama.

—Adelante.

La cabeza de Jungkook asoma entre la puerta y la pared en cuanto pronuncio la palabra anterior. No me sonríe, no me saluda, solo habla secamente.

— ¿Tienes mi toalla verde?

Frunzo el ceño desconcertado y a los segundos me doy cuenta de qué está hablando. Su toalla. La toalla que tenía cubriéndome todo el cuerpo cuando me desperté hace menos de media hora.

—Si —susurro.

Me pongo de pie y el frío suelo me congela las plantas de los pies y los dedos. Revuelvo en mi mochila y saco la toalla de Jungkook, se la tiendo y él me observa impasible desde la puerta.

— ¿Vas a tomarla o qué?

Abre un poco más la puerta, me tiende la mano esperando su toalla y me doy cuenta de que no va a entrar a mi habitación, solo quiere su toalla y punto. Así que camino hasta él y se la doy en la mano.

—Gracias —dice.

—A ti —murmuro.

Sin decir más nada se da la vuelta y sale de la habitación dejándome completamente despabilado y pensando en él. Tan solo ayer estábamos tan bien y de repente hoy me odia y ni siquiera quiere entrar a mi habitación.

Yoongi me informa que van a salir a las ocho a tomar algo por allí y si luego se van a una fiesta. Pero me niego a acompañarlos por el simple hecho de que no tengo ganas de hacer de florero toda la noche.
Me doy una ducha rápida y luego me ofrezco a ayudar a mis amigos a preparase para su salida. Los chicos se maquillan en mi habitación mientras yo me pongo la misma ropa que llevaba por la mañana.

—Jiminie —Escucho la voz de Tae desde mi habitación.

Salgo del baño y me encuentro con Tae vestido con un pantalón negro y una camisa celeste.

—Oh, todo un bombón —le digo bromeando.

—Gracias. —Se ríe—. Oye ¿me harías un favor?

Ruedo los ojos y relajo los hombros.

— ¿Qué es?

—Me olvidé una remera en el lago no puedo ir a buscarla con estas zapatillas puestas.

— ¡Ay, Tae! —Suspiro fastidiado— ¿Y por qué yo no estoy bien vestido tengo que ir por tu remera?

—Por favor. —Junta sus manos y hace puchero.

—No.

—Por favor Jiminie.

—Bien, deja que me ponga las sandalias —digo apretando los dientes.

Tae me sonríe y hace amague de darme un amistoso abrazo, pero lo aparto y se ríe.

— ¿De qué color es?

—Blanca y tiene un dibujo en el centro.

—Está bien.

Me pongo un saco de lana porque hace algo de frío afuera, más porque tengo un top que no me tapa toda la panza. Les aviso a los chicos que voy a bajar al lago y que luego vuelvo, ellos asienten y bajo las escaleras tarareando una canción inventada. Aviso a mi mamá, que se encuentra en la cocina, que iré a por la remera de Tae y vuelvo, ella asiente y me regala una sonrisa. Salgo de casa y el frío abraza mis piernas descubiertas en una brisa helada.

—Carajo.

Me arrepiento de no llevar pantalones largos.

Camino hasta llegar a las piedras del lago. La remera de Tae no está sobre ninguna piedra, no encuentro nada tirado por allí, ni siquiera una sandalia. Solo hay puras rocas. Observo al Sauce Llorón que está al lado de "nuestra" piedra para ver si Tae la ha dejado allí colgada, pero lo único que logro ver es una silueta apoyada en el tronco del árbol.

Mi corazón corre unacarrera hasta llegar a mi garganta. Las sombras envuelven a la silueta que parece pertenecerle a un hombre. Aprieto los labios intentando idear un planrápido de escapatoria pero solo consigo ponerme más nervioso.
La silueta avanza un paso y noto que lleva algo en la mano, otro paso y me encuentro con una personita muy fácil de reconocer. Mi corazón vuelve a su lugar y mi respiración se desacelera.

—Hola —murmura Jungkook.

Me doy cuenta de que tiene una rosa roja en la manoy sonríe nervioso. Está vestido con unos pantalones negros, unas zapatillas negras y un buzo verde oscuro. Me cubro la boca con la mano y mis ojos se hacen agua.

Unas Locas Vacaciones (Kookmin) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora