Jungkook
Apago la linterna justo cuando me meto en la extraña cama que he hecho para dormir. Opté por abrigarme, ponerme ropa, un buzo donde tengo metidas las manos en las mangas, y un pantalón largo de polar.
Mi cama cuenta con cinco mantas. Jimin se había quejado cuando se las quité. La cama me recuerda a cuando pasamos tiempo en el ático con mi novio, cuando empezó toda la locura de querer estar juntos y pelear juntos, en vez de pelear entre nosotros.
Me muevo incómodo dentro de la cama y me coloco boca abajo sobre la almohada, giro la cabeza y me quedo viendo los juguetes de plástico de colores desgastados, de cuando Jimin era solo un niño. La oscuridad no me permite ver mucho, pero por si las dudas tengo velas y una linterna.
Yo y mi estúpida manía de llevarle la contra a Jimin. Tengo ganas de entrar en la casa, donde está lleno de estufas a leña, donde están todos durmiendo calentitos y en pareja, a excepción de Jimin que seguramente está solo en su pequeña cama. Cierro los ojos y suspiro, ya debo de estar por conciliar el sueño.
Me sumo en la profundidad de la oscuridad, pero un ruido pone todos mis sentidos en alerta. Busco a tientas por el suelo de madera hasta agarrar la linterna. Me siento destapando mi abrigado cuerpo y miro la puerta de madera cerrada frente a mí. Otro ruido debajo del árbol hace que empiece a preocuparme. Cierro los ojos y cuando los abro es porque siento otro ruido en el árbol, esta vez más cerca. Gateo con la linterna agarrada con la boca hasta sentarme en el costado de la puerta de la casita.
¿Habrá osos por aquí? No lo creo.
Me castañean los dientes del frío y siento mis manos congeladas. Ojalá estuviera adentro durmiendo con Jiminie, calentito y a salvo.
La puerta se abre lentamente, golpeo al intruso con la linterna antes de reconocer la voz que grita mi nombre.
— ¡Hijo de puta!
Enciendo la linterna apuntando sus ojos enfurecidos. Él golpea mi mano haciendo que la linterna encendida ruede hasta quedar al costado de mi cama deshecha.
— ¿Eres estúpido o qué?
—Disculpa, pero tú eres el estúpido.
Frunce el ceño en la oscuridad y se acaricia la cabeza en la parte golpeada.
—No sabía que eras tú —digo en mi defensa.
Se queja casi en silencio y luego entra en la casita por completo. Lleva guantes, un buzo rosa enorme y el pantalón de su pijama de invierno.
— ¿Tenías miedo?
—No tenía miedo, eso de dormir en una casita del árbol y sentir ruidos abajo es tan usual para mí. ¡Claro que tenía miedo!
Baja su mano y tantea mi pantalón. Me muevo a un costado aún con el ceño fruncido.
— ¿Qué haces?
—Reviso si no mojaste tus pantalones.
—JA JA JA, muy gracioso. ¿A qué vienes?
Se queda en silencio unos segundos y luego gatea hasta mi cama, toma la linterna y me apunta justo en el rostro. Achico los ojos, él aparta la luz como si estuviera revisando el perímetro.
—No quería dormir solo. Quiero estar contigo.
Abro y cierro los ojos una vez más intentando acostumbrarme a la tenue luz antes de ir arrastrándome hacia él.
—Vamos adentro, vas a enfermarte.
—No, oye, quiero dormir aquí.
Su voz tiene un toque de alegría y otro de ilusión haciendo que sonría arqueando una ceja.
ESTÁS LEYENDO
Unas Locas Vacaciones (Kookmin) [Adaptación]
RomanceJungkook y Jimin nunca se habían querido, ni siquiera un poco. Aunque se conocían desde muy pequeños, no se soportaban más de diez segundos. Claro estaba que iba a llegar un momento en que la gente se iba a poner de mal humor al escucharlos pelear...