Capítulo 60

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Jimin

Tres días después por fin le dan el alta a Jungkook. Mamá no me deja ir a cuidarlo a su casa porque dice que necesita espacio y descansar un poco, que no fastidie en su casa.

Así que me encuentro tirado en la cama mirando el techo como si fuera lo más interesante del planeta. Los recuerdos abordan mi cabeza y emprendo un viaje a través de mi memoria mientras sonrío como estúpido dándome cuenta de cómo Jungkook y yo hemos llegado a estar de novios tan inesperadamente.

Recuerdo como nos peleábamos en la playa a la edad de ocho o nueve años, cuando Jungkook se empeñaba en hacer castillos de arena más grandes que los míos y cuando fracasaba, porque yo tenía la ayuda de papá, corría a pisotearme el mío para destruirlo.

Recuerdo cuando con Yoongi y Jin comenzamos a salir de compras y los chicos nos acompañaban, Jungkook siempre intentaba que me probara ropa ridícula para quedar mal en las tiendas y cuando fracasaba, parecía un niño enojado.

Recuerdo cuando Yoongi comenzó a salir con Tae y Jin con Nam, que Jungkook me pidió que nos aliáramos en contra de ellos cuatro y así comenzamos a pasar más tiempo juntos.

Esas cosas que uno archiva en su memoria y nunca va a olvidar, esas son todas aquellas cosas que nos hacen sonreír cuando no todo va bien. Recordar como en un principio Jungkook me quería lejos de él y como ahora necesita que esté a su lado. Como yo odiaba que se cruzara en mi camino y ahora no puedo vivir sin él.

Mi celular suena vibrando sobre mi vientre. Lo tomo y me encuentro con la pantalla luminosa donde aparece una foto de Jungkookie y yo sentados sobre "la piedra", su nombre brilla debajo zumbando inquieto.

Sonrío y contesto.

—Jungkokieeee —digo en un cantito.

Ríe.

—Hola amor.

—Mmm... Quiero estar contigo —digo sin rodeos.

Vuelve a reír.

—No creo que mamá te deja entrar a casa, pero yo también quiero estar contigo.

— ¿Está enojada conmigo? —Pregunto confundido.

—No, simplemente quiere que yo descanse. Le cerró la puerta en la cara a Namjoon hace unas horas y echó a mi tía hace unos minutos.

Una risa divertida se escapa de mis labios.

—Deberías estar durmiendo entonces.

— ¿Ahora tú? ¿Por qué todos me mandan a dormir? Estoy bien.

Vuelvo a reírme.

—Me alegro mucho de que estés bien amor.

No lo estoy viendo, pero sé que en su rostro aparece su típica y hermosa sonrisa.

—Entonces ¿vienes?

—Tu mamá no va a dejarme entrar.

—Existen las escaleras y las ventanas Jiminie.

Ruedo los ojos mientras pienso en esa bobada.

—No estarás hablando en serio.

—Oh, claro que lo hago. —Ríe — Vamos, mañana no tienes colegio, no busques excusas.

Intentó pensar en algo rápido anda de tener que buscar mis zapatillas y ropa negra para meterme clandestinamente a la casa de mi novio.

Y como siempre, nada viene a mi mente.

— Jungkook —digo con pereza.

— ¿Por favor?

Ambos nos quedamos en silencio por unos largos segundos. Jungkook suspira.

—Está bien, no voy a obligarte.

—No te enojes.

—No lo hago. —Bufa — Tengo que irme, hasta luego.

—Te amo.

No responde y su voz pronto es reemplazada por un pitido que indica el corte de la llamada. Miro el celular asombrado y luego frunzo el ceño. ¿No escucho lo último que dije o simplemente estaba ignorándome?

Me pongo de pie y observo el ropero fijamente. Tendré que meterme a escondidas en su casa.

Marco su número y lo llamo, pero no contesta.

Genial, encima se hace el ofendido.

Me coloco las zapatillas y reemplazo mi pijama por ropa cómoda. Me abrigo, tomo dinero junto con el celular y lo meto en el bolso. Apago la luz de mi habitación y bajo corriendo las escaleras.

Mamá me sonríe.

— ¿Sales?

Asiento.

—Voy a casa de Yoongi.

—Está bien, te cuidas.

La saludo con la mano y salgo de casa. Camino tres cuadras hasta llegar a la parada de autobús y me siento allí a esperar que el muy grandote se digne a llegar y recogerme. Cuando llega subo, pago y camino hasta el fondo para sentarme. Me coloco los auriculares y espero hasta que llegue a la calle de Jungkook. Bajo, camino dos calles y luego me paro frente a la casa de mi novio.

Las luces de la sala se encuentran encendidas, así que cruzo la calle para esperar sentado en la acera de enfrente a que se apague todo para poder entrar.

Llamo a Jungkook, no contesta.

La luz de la sala se apaga unos minutos después, cruzo la calle cuando la luz del piso superior también se apaga y salto el cerco de madera para cruzar al patio delantero. Camino lentamente hasta la puerta del patio trasero y trepo la puerta y salto a la grava. Ruedo un poco y luego me pongo de pie. Una luz se enciende dejándome completamente petrificado, mis manos tiemblan. La luz se apaga, asumo que se prende con movimientos, así que me tiro al suelo como si de cuerpo a tierra se tratara y luego me arrastro hacia la parte de abajo de la ventana de Jungkook.

Me siento como un maldito ladrón. Marco el número de Jungkook y lo siento sonar en la parte de arriba, en su habitación. No contesta.

—Lo que hago por ti, desgraciado.

Comienzo a pensar una manera de subir hasta la habitación de Jungkook y escalar no está ente mis planes, no poseo una soga y tampoco encuentro la escalera de la que mi novio hablaba. Me tiro al suelo para arrastrarme de nuevo sin que la luz me detecte y salir de allí porque esto es una gran ridiculez, cuando me doy cuenta de que la escalera está al costado de la ventana de Jungkook, completamente cubierta por plantas.

—Si, si, si, si —digo cantando mi victoria.

Coloco un pie sobre la escalera de pared y subo dos escalones en poco tiempo. Las plantas son más molestas que Jungkook de pequeño, pero aun así las ignoro y sigo subiendo. Cuando llego al borde del balcón me pongo contento y sonriendo estiro mi mano hasta tocar la barandilla.

Unas pequeñas patitas recorren mi brazo y una araña peluda me utiliza de camino para llegar hasta la barandilla antes que yo. Mi corazón late desbocado y me muero por dentro sabiendo que no puedo comenzar a gritar porque va a venir hasta la policía.

Unas Locas Vacaciones (Kookmin) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora