Capítulo 53

430 36 0
                                    

Jungkook

Estaciono el auto en el estacionamiento del colegio de Jimin, apago el motor y la radio. Observo hacia atrás y noto que aún no ha tocado la campana porque nadie se encuentra fuera del edificio. Cierro los ojos un segundo, pero la paz se acaba cuando la campana suena retumbando por los alrededores, me bajo del auto para que Jimin me vea al instante que salga, pero solo me encuentro con chicas y chicos que corren apresurados para salir ya de esa cárcel. A los pocos minutos me doy cuenta de que Jimin baja las escaleras riendo con Jin, un chico se le acerca por detrás susurrándole algo al oído, mi chico frunce el ceño e intenta golpearlo, pero él solo se aleja haciendo una mueca de inocencia. Jin demuestra su desagrado en una mueca.

El ceño fruncido de mi novio desaparece justo al verme, su sonrisa se expande tiernamente en su rostro y corre hacia mí dejando a Jin hablando solo. Me río divertido cuando nuestro amigo rueda los ojos con desgano y sigue a Jimin. Él me abraza y da un ruidoso beso en mi mejilla.

— ¿Quién era ese?

—Sí, muy lindo mi primer día del último año, gracias por preguntar cariño.

Jin me aprieta el hombro y besa mi mejilla.

—Me alegro ¿Quién era ese?

—Oh, vamos. Réstale importancia Jungkookie.

Los ojos de mi novio ruedan una vez más, me besa cortamente en los labios y acaricia mi brazo hasta tomar mi mano.

— ¿Vienes Jin? —Le pregunta a nuestro amigo.

Jin niega con la cabeza a la vez que se acomoda el bolso sobre su hombro.

—Nam me invitó a almorzar por ahí. Los veo luego. —Abraza a Jimin y luego a mí—. No peleen —le susurra a Jimin.

Claro ¿por qué tendríamos que pelear? Entonces este chico si tiene algo que ver y Jimin se niega a hablar de esto. Genial, pues de aquí no me muevo sin saber quién es y qué quiere de mi novio.

Nos subimos al auto, Jimin enciende la radio, la apago y coloco las llaves en la hendidura. Pero no pongo el coche en marcha.

— ¿Quién era ese chico?

— ¿Por qué tanta insistencia? Jungkook, es solo un compañero.

No voltea a verme. Sus uñas parecen ser mucho más importantes y que el rostro de su novio que lo observa con atención.

—Jimin, vamos.

—Mueve el auto ¿quieres? Soobin no tiene nada que ver conmigo y menos contigo. Ahora vamos a comer tengo hambre.

Ruedo los ojos apretando las manos alrededor del volante.

— ¿Quién es Soobin?

Ahora ni siquiera lo observo, solo intento mantener la calma.

— ¿Por qué eres tan malditamente celoso Jungkook? No pasa nada con él, nada, ¿entiendes?

— ¿Entonces por qué no quieres hablar?

Un bufido de fastidio se escapa de sus labios rosados. Susurra mi nombre varias veces intentando calmarse antes de pegarme un grito histérico tan común en él.

— ¿Qué quieres saber de él? ¿A ver?

—Quién es, qué te dijo, porqué se junta contigo y qué es lo que hace en el colegio si tiene más de veinte años.

—Primero, tiene dieciocho. Segundo, se supone que deberías conocerlo si iba contigo el año pasado.

—No iba a mi división.

—Oh, disculpa. —Alza sus manos con fingida inocencia. Se coloca de costado en el asiento apoyando su cabeza en el respaldo—. Solo ha estado fastidiándome todo el día, es eso. No quiero hablar de él, ¿podemos irnos?

Sin decir una sola palabra pongo el auto en marcha. Jimin ni siquiera pregunta hacia dónde vamos, solo se acomoda en su asiento y se abrocha el cinturón de seguridad. Mis ojos lo observan de reojo de vez en cuando, él solo observa por la ventanilla como si estuviera muy concentrado en algo. Estiro una mano y la poso sobre la piel desnuda de su rodilla, él toma mi mano entrelazando sus dedos con los míos. Se me dificulta para cambiar la marcha, pero no quito la mano de la suya hasta llegar a mi casa.

— ¿Vamos a almorzar con tu familia? —Pregunta abriendo la puerta.

—No, no hay nadie.

Bajamos del auto en silencio, me espera para tomarme la mano antes de entrar a la casa. Su mano acaricia la mía tiernamente como si intentara calmar un enojo inexistente. Sus ojos pasean por toda la casa inspeccionándola, como siempre. Cierro la puerta tras mis pasos y tiro las llaves sobre la mesita. Jimin suelta mi mano para dejar su bolso sobre el sillón.

— ¿Qué quieres comer?

Alza los hombros y empuja su labio inferior hacia fuera.

— ¿Pedimos comida o qué?

—O qué. —Se ríe.

Ruedo los ojos con fingido fastidio e intento no reír ante su inocente cara de niño. Tira sus brazos alrededor de mi cuello y acerca su rostro al mío.

—Gruñón.

Lo hago callar. Beso sus labios tiernamente mientras bajo mis manos hasta su cintura para empujarlo más cerca de mí.

— ¿Entonces?

—Pidamos pizza.

Nos separamos para que pueda ir a por el teléfono, él busca el número de su pizzería favorita y se tira sobre el sillón con el celular en mano.

— ¿Llamas tú? —Me pregunta.

Asiento y me pasa el pequeño imán que tiene el número del lugar de comida. Me siento a su lado y marco el número en el teléfono de casa.

Media hora después nos encontramos tirados en el sillón de la sala con los pies sobre la mesa ratona. Mi novio tiene una porción de pizza en mano y con la otra sube el volumen del televisor. Se ríe ante mi comentario dejando el control remoto sobre el apoyabrazos del sillón, busca el vaso y se lo lleva a la boca.

— ¿Verdad o reto?

Ruedo los ojos. Una vez más, es mi turno de responder. Se sirve más gaseosa y me pasa mi vaso cuando se lo pido.

—Verdad.

Eleva sus ojos al aire mientras piensa una pregunta para hacerme. Se ríe divertido y luego niega con la cabeza, lleva la pizza a su boca para terminar con su segunda porción.

— ¿Harías un trío?

Frunzo el ceño de alguna extraña manera haciendo que se eche a reír al instante intentando no escupir toda la soda de su boca. Me río también al ver que no para y que sus mejillas se tornan rosadas.

—Estás loco. —Niego lentamente con la cabeza dando a entender que no tiene remedio alguno.

Unas Locas Vacaciones (Kookmin) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora