- ¡Mama ven!
Mi madre, me conoce tanto, que solo por la forma de llamarla, vino rápidamente.
- ¿Qué pasa? - me dijo
- ¡Éste gnomo habla!
- Pero que dices hija.
- Ella no me oye ni me ve moverme porque no tiene el anillo. - me dijo el gnomo.
Era verdad, porque había dicho eso y mi madre lo miraba sin quedar asombrada. No lo escuchaba.
- Si le coges la mano, ella también me oirá - dijo el gnomo.
Así lo hice y de repente el gnomo dijo un simple "hola".
- ¡Aaaaahhhhhh! - dijo mi madre pegando un saltito hacia atrás.
- ¡Aaaaaahhhhhh! - dijo el gnomo pegando otro saltito hacia atrás.
La misma acción la repitieron como tres veces hasta que les dije:
- ¡Queréis parar! Mamá ahora lo escuchas porque te estoy dando mi mano. Es el anillo de la bisabuela. El gnomo dice que me da el poder de ver y escuchar a los gnomos y como tú eres mi madre, si te doy mi mano, también lo puedes ver y oír.
- Pero que tonterías dices - dijo mi madre mientras pellizcaba al gnomo a ver si estaba duro o blando.
- ¡Auuu! - dijo el gnomo - que me haces daño.
De repente nos quedamos en silencio, mirándonos asombradas de lo que estaba pasando, cuando se empezó a escuchar varios "hola". Empezamos a mirar alrededor del jardín y tímidamente nos iban saludando algunos de los gnomos que allí se encontraban.
- Tu hija te dice la verdad. - dijo el gnomo - Solamente la persona que posee el anillo nos puede ver movernos y nos puede oír. En este caso como tú eres su mama, si ella te da la mano, tú también tienes ese poder. Yo soy Bruno y nosotros somos los gnomos de Greenlandia. Tenemos una misión que cumplir en la tierra para proteger a la todopoderosa madre naturaleza.
Nosotras no entendíamos nada, la verdad. ¡Solamente que nos estaban hablando unos gnomos!
De repente se puso a llover muy fuerte y mi mamá dijo:
- ¡Vamos para casa, corre!
Yo le dije a Bruno - Tú te vienes con nosotras que nos tienes que explicar muchas cosas.
- No, no. Yo tengo mucho trabajo. Ven cuando quieras a verme, pero tengo que ayudar a mis amigos gnomos. No me puedo ir. ¡Déjame en el jardín! - me decía mientras me lo llevaba corriendo para casa.
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Greenlandia
Fiksi RemajaNunca una historia del pasado, había traído tantos cambios en el futuro. Lucía, una adolescente de 15 años, relata cómo de repente, su razón de existir tiene otro sentido, al encontrar una antigua carta dirigida a su bisabuela y un presente. Ingredi...