Al llegar a casa nos recibió Deysi. Ella siempre se pone muy feliz, como si hiciera años que no te viera. Es tan cariñosa. Se vino a mi habitación conmigo y me la subí a la cama para hacerle unas carantoñas.
- Te habrás asustado tú también con el terremoto. Menos mal que estás bien y no te ha pasado nada.
Miré alrededor de mi habitación y vi algunas cosas que habían caído de mi mesa y mi estantería. Un trofeo que tenía de cuando iba a natación se había roto al caerse.
Mientras lo ponía todo en su sitio escuché unos golpes en mi ventana. Al principio no le hice caso, pero viendo que se volvían a escuchar me asomé para ver qué pasaba. Quizás algún gnomo quisiera decime algo, porque yo los seguía viendo trabajar cada noche.
- ¿BRUNO? ¡BRUNO!
Me faltaron piernas para bajar al jardín a verlo. Mi madre me escuchó llamarlo y vino corriendo también.
- ¡Es Bruno, mamá!
Salimos al jardín para recibirlo. Nuestras caras de felicidad lo decían todo. Mi madre enseguida me dió la mano para poder escucharlo.- ¿Por qué has tardado tanto en venir? Que alegría. Pensaba que no te volvería a ver. - le dije mientras me limpiaba una lágrima.
- No he podido venir antes. Yo también estaba deseando volver, pero mi trabajo me lo ha impedido. - nos explicaba mientras nos daba un abrazo en nuestras piernas.
- Te hemos hechado tanto de menos.
- Me lo imagino, pero es que yo he estado igual.
- ¿Los otros gnomos se recuperaron de las quemaduras? - preguntó mi mamá con preocupación.
- Sí. Se recuperaron bien, gracias a la rapidez de Lucía al cogerlos y por haberlos llevado tan pronto a curar. Están muy agradecidos con vosotras.
- Menos mal. Estábamos muy preocupadas por no saber nada de vosotros. Lucía a veces les preguntaba a los gnomos que veía trabajar por la noche, pero nadie sabía nada. ¿Y tú cómo estás?
- Yo bien, pero las noticias no son muy buenas. Ya veis como está el planeta. El cambio climático está avanzando a pasos agigantados. La madre naturaleza me envía para hablar con vosotras. Tenemos que encontrar el otro anillo.
- ¿El otro anillo con el diamante azul? - le pregunté.
- Sí.
- ¿Pero como lo vamos a encontrar? Es imposible. - dijo mi mamá.
- Nora también nos ayudará. -respondió Bruno.
- ¿Y si lo encontramos de que nos sirve? No entiendo nada. - pregunté.
- Tu anillo te ha escogido a ti, pero el otro anillo aún no ha escogido a nadie. Tenemos que encontrarlo y buscar a la persona adecuada para que se lo ponga.
- ¡Tu dirás cómo lo hacemos porque nosotras no tenemos ni idea - exclamó mi madre.
- También hay que buscar unas plantas. Algunas nos va a costar encontrar, pero lo tenemos que hacer. La madre naturaleza necesita nuestra ayuda.
- Ésta tarde ha habido un terremoto. Es la primera vez que he vivido esto. Hemos pasado un mal rato. - le expliqué asustada.
- Lo sé. Y volverán a repetir con más fuerza si no hacemos nada. Es un aviso de lo que va a venir a partir de ahora.
- Vamos a mi habitación, Bruno y seguimos hablando allí. Ven mamá.

ESTÁS LEYENDO
Greenlandia
Teen FictionNunca una historia del pasado, había traído tantos cambios en el futuro. Lucía, una adolescente de 15 años, relata cómo de repente, su razón de existir tiene otro sentido, al encontrar una antigua carta y un presente dirigida a su bisabuela. Ingredi...