Al día siguiente estábamos aún con el susto en el cuerpo, después de los dos terremotos. En las noticias habían dicho que seguramente no va a repetir. Era la clase de inglés y recuerdo que ese día noté algo extraño en mi mochila.
Tengo la manía de cerrar las dos cremalleras para la derecha. Desde siempre, no soporto hacerlo al revés, por eso estaba tan segura, que alguien la había tocado, porque me encontré las dos en la parte izquierda. Cuando me di cuenta empecé a mirar, por si me faltaba algo y lo sorprendente es que lo tenía todo. Incluso mi móvil. De todas formas me levanté para preguntarle a la profesora.
- Ana, ¿antes de empezar la clase ha entrado alguien más contigo?
- No. ¿Porque?
- Es que he notado que alguien me ha registrado mi mochila.
- ¿Pero te falta algo?
- No. Eso creo.
- A ver...antes de ir al patio estaba Pablo y él antes de salir de la clase habrá cerrado con llave. Pregúntale luego por si se despistó, pero si no te falta nada, quizás te confundas.
- Puede ser. Gracias.
Me fui a mi silla pensativa. Estaba segura de cómo dejo las cremalleras. Alguien la había abierto seguro. No me faltaba nada, pero ¿que buscaban? Algo que allí no tengo. ¿Mi anillo?
Me vino a la cabeza el momento en el que el profesor Pablo me preguntó por mi "supuesto tatuaje". ¿Habrá sido él? Es el único que me hace sospechar, así que prefiero no preguntar nada y hacerme la loca. No quiero que note que desconfío de él, porque sino va a creer que soy yo la que tiene uno de los dos anillos. Si es que sabe algo sobre esta profecía.
- ¿Que te ha dicho? - susurró Ibet.
- Dice que ha entrado ella sola.
- ¿Entonces? Antes de irnos al patio...
- Pablo cierra con llave. A no ser que se le haya olvidado.
- Mañana le preguntas.
De repente se escuchó un "shhh". Ana nos mandaba a callar y empezaba a explicar la lección. Ibet y yo nos miramos y con la mirada ya nos entendimos. Mejor seguimos hablando después.
- ¿Y tú móvil? - me susurró Ibet.
Le hice el gesto con la cabeza de arriba a abajo, queriéndole decir que sí lo tenía y vi como resopló aliviada.
Es muy extraño que alguien se ponga a registrar una mochila y no se lleve nada. No tiene sentido.
- ¿Que os pasa? - preguntó Jonh en un momento de despiste de la profesora.
- Luego te cuento. - le susurré.En ese momento, a mí sí me pilló girada hacia atrás.
- ¡Lucía! ¡A la próxima saldrás de la clase!
Bajé la cabeza avergonzada y le dije que sí con la cabeza.
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Greenlandia
Teen FictionNunca una historia del pasado, había traído tantos cambios en el futuro. Lucía, una adolescente de 15 años, relata cómo de repente, su razón de existir tiene otro sentido, al encontrar una antigua carta y un presente dirigida a su bisabuela. Ingredi...