Greenlandia

Capitulo 20

La prisa del momento y la preocupación por los gnomos que iban heridos y quejándose por el dolor, nos impidió valorar realmente lo que estábamos a punto de descubrir, Greenlandia. Al salir de la cueva, se presentaba ante nuestros ojos, un lugar muy hermoso. Naturaleza en estado puro.
A pesar de que parecía ser todo más o menos igual que donde vivimos, enseguida empezamos a ver animales e insectos diferentes, que nunca habíamos visto antes.
- Vamos hacia el río y allí vendrán a recoger a los gnomos heridos. Después os acompañaré a la cueva para que volváis a casa. Aquí no os podéis quedar. Yo volveré cuando pueda.-dijo Bruno.
- Pero queremos ayudarte. Queremos hacer todo lo posible para que se pongan todos bien. - le dije yo.
- Ya habéis hecho todo lo que ha estado en vuestras manos. Ahora la madre naturaleza cuidará de ellos y los sanará.- insistió Bruno.
Al llegar al río, Bruno hizo otro de sus sonidos peculiares y de repente, salieron de sus aguas dos peces enormes con unos huecos en el torso, donde dejamos a todos los gnomos, tal y como nuestro Brunito nos dijo. Después los peces avanzaron desapareciendo de nuestra vista.
- Ahora os acompaño hasta la cueva y tenéis que seguir a las libélulas hasta que os lleven a la salida. Muchas gracias por toda vuestra ayuda. Yo en cuanto pueda volveré con vosotras.
- ¿Pero por qué no nos podemos quedar? - le dije yo.
- Solo podréis volver si la madre naturaleza os lo pide, pero te aseguro que será mejor que nunca os lo tenga que pedir, ya que esto significaría que la tierra está en peligro.
Nos despedimos sin saber cuándo lo volvería a ver. No pude evitar que me cayera una lágrima. Le había cogido mucho cariño.
Su cara tampoco era de felicidad. Él sabía igual que yo que quizás no nos veríamos más o que tardaríamos en hacerlo. Sólo me queda esperar.