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Gojo iba a alta velocidad por la ciudad

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Gojo iba a alta velocidad por la ciudad. Las luces que iluminaban la calle pasaban casi imperceptibles y el viento cálido era aún mejor.

—Te queda bien ese color.— dijo sin despegar la vista del camino, con su mano izquierda apoyada en la puerta y la derecha sobre el volante.

—Tú no te ves nada mal tampoco.— llevaba una camisa celeste junto a unos pantalones negros, un look bastante formal. —¿A dónde vamos?

—Cómo la noche está despejada, pensé en que quizá te gustaría verla más de cerca.

—Confiaré en ti entonces.— le miré su perfil y sólo sonrió.

Nos íbamos alejando de la ciudad, de apoco nos acercábamos a una zona más rural, con un camino despejado de edificios y casas, más bien era un trayecto iluminado únicamente por la luz de la luna.

—Me gusta este lugar, me recuerda a mis padres.— dije sin quitar la vista de la ventana.

—¿Dónde viven tus padres?

—En un pueblito al sur de la ciudad.

—¿Y qué haces en una ciudad tan grande?— preguntó curioso.

—Querer estudiar. La ciudad es hermosa, pero siempre extraño mis raíces.

—¿Hace cuanto que no los ves?

—Un mes.

—Ya veo.

—Aunque deseo ir a verlos pronto. Deberías conocer el lugar, es hermoso.— dije recordando las distintas tonalidades del verde que adornaban cada lugar.

—¿Me estás invitando?— me observó con una sonrisa unos breves segundos.

—¿Te gustaría ir?

—Me encantaría.— sonreí.

Y siguió conduciendo unos cuantos minutos hasta que comenzamos a subir un gran cerro. Por la hora no se alcanzaban casi ni apreciar vehículos que fueran en el mismo sentido.

Gojo bajó el vidrio de su puerta para sacar una mano y sentir el aire. Imité su acción y mi cabello se removió de su lugar en distintas direcciones, algo que causó le causó gracia al albino.

Cada vez la luz de la luna se intensificaba mediante seguíamos subiendo, hasta que llegamos a un mirador. Satoru se detuvo y estacionó frente a este, por mi parte ordené mi cabello y miré hacia el frente.

—Se ve todo...— hablé algo sorprendida.

—Anda a ver.— me dijo calmado.

Me bajé y caminé hasta encontrarme en la cumbre del cerro donde había un espacio más que suficiente para transitar. Desde aquí se podía observar toda la ciudad.

—Tengo esto, para que podamos sentarnos.— Gojo traía unas mantas hasta donde me encontraba yo.

—¿Son de Megumi?— pregunté divertida ya que tenía una caricatura de estampado.

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora