44 - De antaño

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N A R R A D O R A

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N A R R A D O R A

(Repetir si es necesario)

—¿Embarazada? —El hombre moreno se encontraba estático.

Soportar ver al amor de su vida casarse junto a un sujeto que no soportaba era una cosa, pero que tuvieran un hijo era algo totalmente irremediable.

—¿No es asombroso? —Nerea acariciaba su escaso aún vientre con una desbordante felicidad—. ¿Cómo se lo diré a Raiko?

—¿Pero estás segura de eso?

—Fui a hacerme pruebas, Miguel. No te lo diría si no estuviera segura.

—¿Y sabes si Raiko quiere hijos? —Ante esto, Nerea soltó unas carcajadas.

Para él, ese era el sonido de la felicidad.

Se había enamorado de Nerea apenas la vio. Era una mujer sumamente hermosa, con un cabello blanco, largo, una piel blanca y frágil como la porcelana, y unos ojos hipnotizantes. Verlos se sentía como el cielo mismo.

Ella era la representación viva de un ángel.

Y, Dios, cómo la amaba.

Para Miguel, ser su amigo fue un logro importante. Un paso más para esta cercanía que quería tener.

Escuchar sus anécdotas, ideas, su buen humor. Era lo que necesitaba para que su vida fuera lo que él decía: feliz.

Hasta que Nerea conoció al amor de su vida.

Raiko Gojo. Un hombre encantador, dirían los demás. El diablo en la tierra, diría Miguel.

Pero compartían algo en común ellos dos: el inmenso amor que sentían por aquella mujer de mirada celestial.

Nerea se enamoró de Raiko. Era un hombre que estaba definitivamente a la altura de una mujer como ella. La hacía feliz. La cuidaba como el cristal que era y, sobre todo, la amaba con desdén. La respetaba y la admiraba.

Lo suficiente para volverla su esposa.

Ese día, cuando Nerea anunció su compromiso muy felizmente junto a su mejor amigo de la facultad, se resumió en algo como...

—Se ven bien juntos —sonrió falsamente Miguel.

—Pero si tú eres el mejor amigo de la facultad —ella lo abrazó con cariño—. Te lo juro, si tuviera un hijo, me encantaría que fueses su padrino —lo tomó por los hombros.

Apenas la mujer abandonó el pequeño departamento, el hombre desolado gritó furioso.

Tenía el corazón destrozado y su odio por Raiko Gojo comenzó a crecer exponencialmente. Y tenía sus razones, claro que sí. Él se había llevado al amor de su vida.

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora