𝐇| "Déjame grabar ese cielo que llevas en tus ojos, Satoru."
AU +18
_____ es una estudiante universitaria de Arquitectura, aficionada de la fotografía y cierto albino arrogante podría ser la mayor obra de su exposición.
Las cosas no terminarán co...
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T / N
—Dios, Megumi.— me tapé el rostro al ver como el pequeño trepaba el árbol del patio.
—Vamos hija, no seas llorona. Hacías exactamente lo mismo cuando tenías su edad.— mi padre abalaba todo lo que el niño estaba haciendo. —Eso es, pon el pie de este lado.
—Papá, ya bájalo.— abrí un ojo con miedo.
—Así mismo me ponía yo cuando estabas tú allá arriba.— apareció mi madre a mi lado. —Instinto maternal se llama.
Gojo por su parte estaba debajo del árbol en caso de que Megumi cayera pero él se veía bastante confiado.
—¡Muy bien!— celebraron ambos al ver como había logrado sentarse en una de las ramas altas.
—¡Mira _____!— me gritó Megumi desde la copa.
Le enseñé mis pulgares como gesto de aprobación pero por dentro me dolía el estómago de verlo tan alto.
—Bien mocoso, es hora de bajar.— habló Satoru.
Poco a poco iba haciéndolo solito siendo respaldado por ambos hombres en caso de algún desliz.
—Muy bien Megumi.— le dio los cinco mi padre a lo que respondió contento. —En un tiempo más te costará menos subir. Serás muy alto, como tu padre.
El menor miró a Satoru, con cierta admiración. Éste sólo le guiñó el ojo con los brazos cruzados.
—Oh si. Está en el patio de atrás, adelante.— escuchamos a mi madre hablar de lejos.
Corriendo llegó la misma niña que habíamos visto jugar con Megumi en la plaza.
—Megumi, tienes visita.— dijo emocionada.
—Hola, supe que hoy te vas.— habló la menor con total confianza. —Mi mamá habló con tu abuela.
—Hoy me voy.— dijo con su típica cara neutral.
—Ustedes jueguen, nosotros iremos a ordenar las cosas.— expliqué para darle la señal a Satoru de irnos y dejarlos solos.
Comenzamos a caminar hacia la casa, cuando ágilmente pasó su brazo sobre mi hombro.
—Con que instinto maternal.— dijo viendo al frente con sus gafas oscuras.
—¿Desde allá escuchaste? Que intruso eres.— me burlé.
—Qué te puedo decir.— besó mi cabeza y entramos a la casa.
Subimos a mi habitación para coger los bolsos para volver a meter la ropa. Así mismo hicimos con las cosas de Megumi.
Estaba doblando una que otra prenda que estaba suelta mientras Satoru se dedicaba a recoger y guardar algunos juguetes y artefactos del menor.
