ᚲᚨᛈᛁᛏᚢᛚᛟ-3

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Kratos hizo una hombrera diferente, con placas de metal en la última pieza, nuevos brazales que conectaban con la hombrera con eso quedaría protegido del frío y la escarcela también era distinta, ya parecía todo un guerrero vikingo.

Atreus estaba haciendo su ropa, entre retazos de la ropa que le habían dejado de quedar, se hizo pantalones más grandes calculando que no le fueran a quedar pequeños después, al menos por un tiempo.
Su camisa era amarilla casi por completo pero las costuras decían mucho que estaban hechas por alguien sin experiencia, en su brazo derecho llevaba una manga azul y un brazalete en la parte alta, se deshizo de los cueros que protegían sus dedos porque a esas alturas hasta le estorbaban, portando escarcela diferente, cinturones amarillos y esa tela regalo de su padre adornaban su cintura, el arco lo comenzó a llevar en un broche en su epalda tal como Faye había dicho él estaba creciendo para usarlo, su carcaj lo colocó en su espalda baja por mayor comodidad.

Su cabello empezaba a crecer también y Kratos le ayudó a mantenerlo corto, pronto Atreus logró cortarse el cabello por su cuenta.

—nos vamos de cacería, Atreus—ordenó Kratos y el nombrado que ya tenía casi trece años se acercó a él.
—señor…—su voz era significativamente más profunda, señal que tendría una voz bastante grave, ambos salieron de caza e iban muy concentrados, Kratos vio que su hijo estaba más enfocado en el objetivo, era disciplinado tal como un guerrero así iban hasta que escucharon ruido de hombres…
—Atreus, ataca cuando de la señal—mientras Atreus se preparó para disparar Kratos divisó un grupo de hombres, parecían berserkers a simple vista y hablaban otro idioma.
—saqueadores Kol—susurró Atreus y su padre lo miró—matan lobos por mero placer…mamá me contaba de ellos, se comen a los lobos pero cazan sin control, a este paso no quedarán lobos en Midgard.

—iremos pero solamente por lo que nos pueda servir, Atreus, no lo olvides, nosotros también intentamos sobrevivir—se acercaron sigilosamente, Kratos vio de frente el avance de su hijo en el combate, pateando en alto y golpeando con su arco cuando era demasiados enemigos para disparar, Kratos usaba solamente el hacha de Leviatán y era igual de brutal que siempre. Al terminar su pequeña masacre empezaron a saquear a los saqueadores, vayas ironías.
Atreus escuchó un ruido…y se preparó rápido pero poniendo atención supo que era unos pequeños llantos, llantos de animal, guardó su arco y se acercó al origen del ruido—¿Atreus?
—espera…—respondió y quitando un arbusto vio un pequeño cachorro de lobo, con manchas blancas y de pelaje gris empezó a gruñir cuando vio a Atreus.

—mira eso, hermano, un lobito. Me contaste que Faye llamaba así al muchacho.
—a Atreus siempre le han gustado los lobos—cuando dijo eso Atreus se giró a verlo—no importa la circunstancia, eres mi hijo y siempre he estado al tanto de ti.
—¿podemos? Tú sabes, adoptarlo—dijo en voz baja pero Kratos de inmediato se negó—¡padre!
—Atreus, esto no es como llevar un conejo a la casa, es un lobo, un depredador, perteneciente al bosque y si su manada fue asesinada por estos saqueadores no debemos interferir en la naturaleza—sentenció y se cruzó de brazos.
—por favor, podría ayudarnos con la cacería y puedo domesticarlo.

—muchacho, es lindo de tu parte, tienes un corazón de oro pero tu padre tiene razón, es un lobo—dijo Mimir y Atreus arrugó las cejas, lo estaba chantajeando—pero que mirada…ay, hermano, por favor esa mirada me va a perseguir en sueños.
—Yo no soy tu madre, a mí no puedes convencerme.
—ay, por favor, es indefenso, prometo cuidarlo bien—Kratos suspiró con frustración y asintió—¡gracias!
—será tu responsabilidad todos sus cuidados, tendrás que cazar más para alimentarlo y no se quedará dentro de la casa—ordenó con firmeza y Atreus asintió muy de acuerdo, de todos modos ya había ganado—debemos irnos.

—ven aquí—llamó Atreus al lobo que se acercó con cautela a la mano estirada del joven—no tengas miedo, no te haremos daño, queremos ayudarte—el cachorro dejó de gruñir y lamió los dedos del joven haciéndolo reír, a cambio Atreus acarició su cabeza con cuidado y Kratos observando el asunto supo que de hecho…su hijo podría domesticarlo sin problemas, cuando se dio cuenta ya lo llevaba en brazos—¿ves? Vas a estar bien, yo voy a cuidarte—decía con suavidad, sonó exactamente igual a Faye…esa nostalgia le traía preciosos recuerdos—bien, te presento a tu nueva familia, aquí está Mimir—dijo Atreus acercando al lobo a Mimir, este empezó a olfatear con curiosidad causando cosquillas en el sabio que reía a carcajadas.

—pero que animalito tan adorable ¿cómo se va a llamar?—preguntó.
—Mimir, no será para siempre…ese lobo debe volver a la naturaleza ¿entendido?
—no quedamos en eso, padre.
—no quedamos en nada, es una orden.
Atreus se le quedó mirando y luego al lobo—ese señor es mi padre, quizá pueda ser un poco gruñón pero te va a agradar créeme—dijo y levantó al cachorro frente a él—eres macho…pensaré en un nombre para ti—dijo mientras caminó con el animal en brazos pero también recogió lo saqueado.
—gruñón…—dijo Kratos con un tono bastante irritado.
—Perdón, hermano, pero sí eres un poco gruñón.
—a la siguiente te meto en un baúl, no retes mi autoridad.
—ay, ya…el muchacho ayuda a los animales, eso habla de su gran corazón.
—eso lo sé, es idéntico a su madre, pero debe enfocarse no perder tiempo en distracciones.

—será bueno para él tener responsabilidades como cuidar vidas—Kratos caminó detrás de su hijo mientras este cargaba con el cachorro—piénsalo nada más, dices de su bondad, deja que la explote.
—ya hablaremos de eso después.

Atreus estaba fuera de la casa con el lobo, construía una casa de madera en el patio justo junto a la cabaña—bien esta será tu casa, pequeño—el joven puso al lobo en el sitio y este caminaba por el lugar con mucha curiosidad, Kratos se acomodó en el marco de la puerta viendo con atención—te vas a llamar…Fenrir. Sí—el cachorro ladró en respuesta—¿te gusta? Que buen chico—Atreus se veía muy contento con ese lobo y eso Kratos no podía quitárselo, pese a su advertencia de nada más tener un animal en el bosque…Atreus con ayuda de Mimir para convencerlo terminaron con dos cachorros más, salvadas de los saqueadores Kol, dos hembras que Atreus nombró: Speki y Svånna, Atreus estuvo a nada de lograr que ambas pudieran vivir dentro de la casa hasta que Speki orinó dentro de la casa, Kratos sin decir nada dio a entender todo…Atreus tuvo que hacerles una casa fuera de la casa también.

La casa de las lobas era cerca del río que ahora nada más era puro hielo, Kratos todavía siendo compasivo hizo un cerco de madera de abedul cerrando el paso para que las lobas no pudieran irse.
Los animales dejaron de ser cachorros y tan solo en un par de meses crecieron tanto como un lobo adulto, Fenrir era el más valiente y ayudaba con la cacería, gracias a su ayuda Kratos podía conseguir presas más fácilmente y con mayor tamaño. Speki y Svånna por otro lado eran más juguetonas, inseparables así que Atreus no las separó. Mientras Fenrir parecía ser el más maduro, las lobas eran más traviesas…tiraban de Atreus cuando estaba sentado en el suelo y tenían la fuerza para poderlo arrastrar por la nieve.

Kratos estaba en la casa recogiendo la mesa cuándo Atreus entró de golpe—padre, me dijiste que mamá y tú tenían un trineo ¿no?
—nunca lo usamos, no había algo para tirar de él—respondió Kratos volviendo a su labor mientras Atreus sonrió.
—¿dónde está?
—en un almacén cerca de la casa ¿por qué?
—Speki y Svånna tienen mucha energía…se me ocurrió que tal vez podríamos hacer que tiren del trineo, tú sabes para que podamos llevar la cacería con más comodidad a casa ¿qué opinas? Ya están entrenadas y será pan comido.
—Te daré la oportunidad, Atreus, espero tengas razón—sentenció Kratos.

Pasados los días, Kratos ya manejaba el trineo, lo restauró y lo puso en marcha, las lobas eran fuertes y de verdad podían tirar de él incluso con su peso, el de Atreus y la cacería era simplemente maravilloso y mientras Atreus se hacía cargo de sus animales sin descuidar su entrenamiento pero había algo en la mente del joven…algo que lo dejaba pensando horas sin descanso, el Ragnarök…el fin de todos los reinos, no sabía de qué se trataba. ¿Qué querían los gigantes que pasara? ¿Qué habría querido su madre que pasara? Odín tenía todas las cartas a su favor…y él apenas con catorce años quería saber más del mundo en su exterior, su papel en todo eso y claro como salvar a su familia al menos lo que quedaba de ella…su padre, quería moverse y hacer algo para impedirlo, intentarlo al menos pero…cómo lo haría, si se lo decía a su padre se negaría de inmediato, le dolía hacer eso…pero no iba a decirle su plan.

Ragnarök: El Ocaso de los dioses. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora