ᚲᚨᛈᛁᛏᚢᛚᛟ-38

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Los gigantes, raza extinta había regresado a la vida y todos estaban confusos por la situación pues no tenían una noción de dónde estaban ni qué estaba pasando. Atreus tenía en cuenta que esperaban que hubieran despertado para la guerra y tener a sus amigos en Jötunheimen iba a causar revuelo, debía dejar varias cosas claras para por fin todos los reinos pudieran vivir en paz.

—¿Ese es el campeón?—preguntó un gigante.
—¡Sí lo es! ¡campeón de los jötnar!—dijo otro y todo se hizo escándalo en poco tiempo.

—sabes algo no sé qué me sorprende más, que regresaran o qué regresaran vestidos—comentó Freyr por lo bajo.
—por una vez te voy a dar la razón, Atreus piensa en todo—respondió Daven riendo.

Atreus avanzó entre ellos buscando a alguien…una cabeza pelirroja entre tantas porque eran muchos pelirrojos qué tenían la misma vestimenta, camisa blanca, pantalón negro—por favor ¡papá, ven aquí por favor!—el espartano no tardó nada en ir corriendo detrás de él y los gigantes se abrieron paso lanzando preguntas al aire ya que era obvio que no regresaron por el motivo que estaba previsto, supieron que estaban en Jötunheimen pero había dioses ahí cuando estaban desterrados del reino.

Entre la gran multitud padre e hijo pudieron ver un cabello ondulado y rojo bien conocido…sus ojos antes fueron verdes por un tiempo pero volvían a ser del azul más bello, miraba sus manos dudando si era verdad lo qué estaba viendo—¡mamá!—gritó Atreus corriendo hacia ella dándole un abrazo.
—¿Atreus?—dijo ella con gran sorpresa y tomó el rostro del joven mirándolo atentamente, ignorantes de la situación detrás de ellos—¿cómo?

—no importa…te quería de vuelta—susurró el joven, Kratos llegó hasta ellos y se arrodilló a su altura. Faye estaba llorando pero quería aguantarse—papá.
—Kratos—dijo ella y el dios le dio un abrazo, rompió en llanto—¡perdón, no quería herirlos así!—los abrazó a ambos con toda su fuerza y comprobaron que no era poca precisamente, ella era muy fuerte—¿me pueden perdonar?

—no tenemos nada que perdonarte, Faye—sentenció Kratos—lo entendemos.
—¿cómo hiciste esto, mi amor?—Faye tenía a su hijo tomado del rostro.
—estudié mucho…bienvenida de vuelta mamá, te lo ganaste.

—¿de verdad no están enojados?—Kratos notó como Faye parecía algo insegura sobre esa pregunta, seguramente después preguntaría si la seguían amando.
—no lo estamos—aseguró Atreus—te amamos…
—Perdóname por perderme tanto de tu vida, mi amor…mi pequeño rayo de luz—dijo y le dio muchos besos por el rostro a su hijo—mi pequeño dios. Kratos, yo…sé que no debí ocultarte nada porque me dijiste todo pero—el dios la tomó de la mejilla, viéndola en esa posición, tan vulnerable tan dulce, tan sabia…la amaba incluso más.

—no es necesario que digas algo, es increíble las locuras que haces incluso por mí—dijo y acarició su mejilla.
—claro, sé que quizá es mucho pedir pero…¿me permitirías ser tu esposa de nuevo? Si me sigues amando tanto como yo—Faye puso su mano contra su pecho, Kratos la tomó y le dio un beso en el dorso.
—no digas tonterías…tú nunca dejaste de ser mi esposa y mientras vivas, mientras yo viva. Nunca dejarás de serlo.

—mi amor, perdóname por dejarte esta carga a ti solo…te debiste sentir desesperado—comentó Faye dándole un abrazo.
—tenía miedo de qué te fueras porque pensé que perdería la paz pero…ahora entiendo que la paz que me diste, depende de mí cuidarla. Pero nunca he dejado de extrañarte—la mujer entre sus brazos comenzó a llorar a mares como una niña, finalmente pudiendo soltar todo ese peso de sus hombros después de muchos años.
—Te amo, Kratos, quiero que siempre sepas eso…hasta el último de mis días, a ti y nuestro hijo.

—mamá, me aplastas, qué fuerte eres—decía Atreus sonriendo, se sentía alegre de saber que su familia estaba unida.
—los amo a ambos—dijo Kratos con seguridad ahora, pero todavía había asuntos pendientes con los gigantes—hijo, son tu gente y si van a escuchar a alguien es a ti.
—y si no escuchan, hazlos escuchar—completó Faye, con ayuda de Kratos ella se puso de pie y se quedaron juntos.

Ragnarök: El Ocaso de los dioses. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora