ᚲᚨᛈᛁᛏᚢᛚᛟ-18

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Atreus golpeó la pared un par de veces midiendo su fuerza y Skjöldr entró en la casa.
—¿Qué te hizo el pobre muro?—preguntó el joven y sostenía una botella entre sus manos, miró al jötnar mientras se apoyaba en el marcó de la puerta.
—sirve para concentrarme. Me lo enseñó mi padre—respondió mirándolo y volvió a su tarea.
—¿funciona?—preguntó mientras Atreus soltó otro golpe.
—Aún no.

Atreus ya llevaba unos días en Asgard e iba al campamento de las personas para aprender de ellas, de la gente que solía vivir en su reino natal antes de qué dejaran todo abandonado gracias a la desolación y eso hizo sólida su amistad con el joven que conoció al llegar al muro de Asgard…se dio el lujo de contarle su historia y claramente Skjöldr casi se cae cuando descubrió que su nuevo amigo que aunque nacido en Midgard era hijo de un dios y una gigante pero aún así no afectó su amistad.
—¿en qué nos concentramos?—preguntó el rubio quedándose cerca del joven jötnar.
—controlar mis emociones…Heimdall sigue intentado hacerme perder el control—Atreus dio otro golpe con enojo al recordar la situación—no puedo rendirme—el sonido de cuervos llamó la atención de ambos y Skjöldr corrió a la puerta.

—oye, es Trud, es Trud, sé bueno ¿sí?—de lo que sabía Atreus es que su amigo estaba perdidamente enamorado de la hija de Thor, algo estúpidamente peligroso en su opinión pero no decía nada al respecto y volvió a su entrenamiento.
Huggin entró en la casa y se posó en una pechera y la joven diosa entró poco después—¿entrenan sin mí?—abrió sus brazos sonriendo alegre.
—¿podemos de verdad entrenar? Digo, me parece una idea genial pero tu mamá no se enojará si se entera ¿o sí?—Skjöldr apenas sabía pelear pero Atreus no podía juzgarlo sabiendo a quién debía superar.

—es un buen punto—señaló la joven y se fue acercando—pero consideraste—le soltó un puñetazo, fue bastante fuerte cómo para hacerlo retroceder y el rubio se sostuvo el brazo como si ese simple golpe hubiera bastado para romperle el brazo.
Reía—no…ah, eso no dolió—pero su sacudida de brazo decía lo contrario, Trud miró a Atreus.
—como sea, el abuelo quiere verte.

—ah, el abuelo claro—iba saliendo de la casa no sin antes darle la botella a Trud—envíale mis saludos a Sif, la señora Sif…y Atreus—se despidieron, Atreus sonriendo—nos vemos después y Trud—se miraron ambos—adiós—sonaba nervioso y luego se fue.

—los niños de Midgard son tan raros—Trud caminó dentro de la casa y Atreus la siguió mientras sonreía.
—lo raro puede ser bueno—los cuervos los dejaron en la habitación de Atreus.
—ustedes dos, de verdad…

—¿qué hay en el frasco?
—crema de leche, la favorita de mamá—Trud lo miró mientras salía del cuarto—es su forma de ayudar, el abuelo está en su estudio ¿nos vemos luego?—Atreus asintió y ella salió del lugar, mientras Atreus suspiró estando listo para el siguiente paso…quizá podría estar cerca de poder descubrir cómo salvar a su padre.

Bajando a la biblioteca de Odín lo encontró discutiendo con Thor sobre su presencia en Asgard, todos lo miraban mal por ser un gigante hijo del asesino de dioses…aunque debía reconocer que la muerte de Modi sí era su culpa directa—Loki, ven aquí—llamó Odín.
—finalmente lo descubrí, aquí fue dónde mataste a Ýmir ¿verdad? El primer gigante.
—dime ¿puedes asesinar una tormenta? ¿Asfixiar un terremoto?—mencionó el dios—Ýmir era más una fuerza natural, un recipiente de poder. Era joven y tonto, vi la oportunidad de crear algo más…sé que crees que es cruel pero hice lo que tenía qué hacer para proteger a los míos.

—tras la muerte de Ýmir encontré algo…la grieta, quizá la respuesta de la misma realidad. Vi dentro y había algo ahí mirándome, me susurró cosas que no podía comprender pero qué sabía que eran ciertas—señalaba la grieta con tanto anhelo que Atreus se sentía nervioso—cuándo me cegó, pensé que sería el fin que nunca más podría ver esto pero luego encontré este trozo de máscara. Verás hijo, no sé dónde voy, cuándo voy ;para mí no hay Valhalla ni Helheim, Ragnarök no puede ser el fin…necesito saber qué hay algo más, necesito saber qué pasará conmigo y esa es la verdad, lo juro por mi único ojo sano.

Ragnarök: El Ocaso de los dioses. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora