ᚲᚨᛈᛁᛏᚢᛚᛟ-12

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—Eso no es lo que me preocupa—dijo Kratos dentro de la casa—¿confiamos en el camino que nos pondrán?
—eran sabios, es lo más cercano de oírlo directamente de ellos—mientras estaban distraídos Atreus entró lentamente y en silencio.
—¿seguro que los gigantes no aconsejan la guerra?—Atreus iba a avanzar hasta que vio que tenía escarcha sobre su ropa y la sacudió rápidamente con temor a que su padre o Mimir lo vieran.
—dije que son sabios, en mi opinión es igual que ser pacífico—Tyr estaba con las manos detrás de su espalda cuando Mimir divisó a Atreus en la puerta.

—¡muy bien, hermanito!—exclamó contento—no debíamos preocuparnos—Kratos se giró rápidamente, pues sintió que su hijo estuvo muy callado durante la noche y no lo vio salir precisamente de su habitación. Kratos siempre solía ser un hombre de levantarse muy temprano y comprendía que Atreus era joven y quería descansar más pero en ningún momento lo vio salir.
Atreus se acercó a ellos, pues en la mesa parecía que era justo la hora de desayunar—Atreus—llamó Kratos parándose justo frente a él—¿dónde estuviste?—pero sonaba tranquilo así que el joven se calmó pensando en que no lo habían descubierto.

—meando—respondió tan tranquilo con ese vocabulario que Kratos en su juventud jamás se le habría ocurrido usar, quiso hablar cuando los interrumpieron de nuevo.
— Espero que tengan hambre—dijo Brok con una bandeja con varios platos en sus manos y caminaba hacia la mesa.
—podría comer—Atreus casi salió huyendo de su padre directo a la mesa.

—¿todos están tan descansados como yo?—Sindri salió de su habitación en la segunda planta estirándose—¡ya bajo!—quiso sonar feliz pero cuando todos se sentaron suspiró pesadamente como alivio. Kratos se aproximó a la mesa y tomó asiento junto a su hijo, Brok sirvió la comida y luego lanzó la bandeja por un lado sin cuidado. El espartano todavía acomodó a Mimir en la mesa para hacer compañía al resto y Sindri llegó después viendo que Tyr robó su asiento y tuvo que sentarse a su lado.
—¿esto es…salchicha?—preguntó el dios de la guerra mirando al enano y este titubeó para responder.

—sí…¿por qué no?—todos miraron la comida con dudas y empezaron a desayunar.
Kratos tomó un cuchillo a su lado y comenzó a comer…—recuerdo que la comida sabía mejor—mencionó Tyr y en silencio los demás le dieron la razón. Sobre todo Kratos y Atreus que venían de un hogar donde el olor de la deliciosa comida estaba presente todos los días. Pero después de sobrevivir dos años con lo mínimo no se podían quejar.

Brok reaccionó al comentario de Brok escupiendo su comida en su plato donde Sindri salió salpicado.
—entonces quizá te gustaría intentar cocinar para este grupo—dijo con altanería y Tyr dejó caer su cuchara en el plato con drama, Sindri terminó salpicado de nuevo.
—acepto—señaló como reto, su golpe de gracia fue cuando Atreus llegó por detrás para tomar una cuchara.

—Atreus estábamos planeando el siguiente paso—mencionó Kratos cuando su hijo volvió a asentarse.
—ah… ¿a dónde iremos?—Atreus finalmente se puso a comer.
—Alfheim. Tierra de elfos.
—¿Alfheim?—dijo mientras comía—odias Alfheim ¿por qué iríamos ahí?

—¿ir allí?—Kratos miró a Tyr y luego de regreso—no. Buscamos información.
—el santuario de Gróa, jovencito. Tu padre me dice que lo encontraste ahí—mencionó Tyr sosteniendo su vaso, vaya que se le hizo difícil digerir la comida. Atreus tomó un pan de la mesa.
—¿la guardiana del conocimiento? ¡Claro! Quizá haya algo que pueda revelar.

—claro ¿quién mejor que el vidente que lo vio todo?—dijo Mimir y Atreus le dio otra mordida al pan.
—no estaba seguro si tú…—le sorprendió bastante que por cuenta propia quisiera ayudarle—Alfheim, suena genial. Sí.

—¡oye! No olvides que esto es lo que los llevará ahí—Brok sacó una semilla y se la lanzó a Kratos, cuando este la atrapó Brok dejó caer su brazo haciendo que parte de su comida cayera en el plato de su hermano. Sindri ya fastidiado se puso de pie azotando sus manos en la mesa pero cuando todos lo miraron guardó la compostura.
—¿saben qué? Construiré una mesa más grande—se retiró y Brok sin pena le robó la comida.
—más para mí.
—Tyr ¿de verdad quieres venir con nosotros?
—sí, cuando estén listos. Más bien cuando tu padre esté listo—Kratos seguía comiendo pero de la nada todos lo dejaban tomar las decisiones, no era nada extraño pero sí curioso—si puedo ayudarlos a ir en busca de las respuestas que necesitan ayudaré en lo que pueda. Además que me vendría bien visitar la luz de Alfheim.

Ragnarök: El Ocaso de los dioses. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora