ᚲᚨᛈᛁᛏᚢᛚᛟ-16

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Del barril Kratos tomó el cuchillo, lo único que tenía de su hijo realmente, lo sostuvo a la altura de su corazón pues pensó en sus acciones seriamente. Cometió error tras error con ese muchacho y simplemente…lo ahuyentó, a su propio hijo la persona que más confianza debería tener, la única persona a la que le tenía que tener una confianza ciega y no le tuvo esa confianza, eso lo llevó hasta dónde llegó. Pensó durante una noche entera y parte de la mañana sobre su paradero, como Faye de seguro estaría muy enojada con él por lo sucedido…no, ella no hubiera permitido nada de eso en primer lugar. Finalmente su mente se iluminó y guardando el cuchillo se dirigió a la puerta, simplemente había pasado todo ese tiempo encerrado y solo en sus pensamientos.

—buenos días, hermano—saludó Mimir muy feliz de verlo—todavía no tenemos noticias.
—tengo una idea—dijo Kratos apresurado, lo tomó y lo colgó en su cinturón.
—gracias, me iba a poner muy nervioso si no teníamos algún plan—sus pasos fueron hacia el estudio de Sindri dónde Freya se había instalado.
Era algo que Kratos desde siempre rechazó pero sin tener mayores opciones debía intentar—las nornas—dijo en voz alta mientras Freya tomaba algunas plantas de un pequeño atado que tenía en muchas partes—las encontraste una vez ¿podrías hacerlo de nuevo?—la diosa lo miró un momento mientras arrancaba las hojas.
—podría intentarlo, pero…¿para qué?
—son las encargadas del destino de estas tierras ¿no? Sabría lo que ellas saben.
—es posible que no quieran cooperar—respondió ella y se dispuso a moler las plantas a manera de fabricar un ungüento, siempre debía estar lista para todo.
—mientras las encuentre ¿dónde buscamos?—Freya notó su desesperación, casi igual a cuando llegó a su puerta con el niño enfermo, sabía lo que sentía.
—Midgard. Pero si Atreus está en Asgard no deberíamos movernos sin ejército, debemos armar uno—dijo en voz baja y malditamente Týr llegó.
—sí, nada como una catastrófica guerra para mejorar la situación. El muchacho parece bastante capaz si tan solo le dieras algo de tiempo—Kratos estaba muy inestable y Mimir fue el primero en darse cuenta.

—¡tú también tienes algo de culpa!—dijo gritando cuando miró a Týr y este puso las manos detrás de su espalda—alimentaste su estupidez…su confusión—reclamó, pero ahora no se sentía bien de querer reclamarle a su hijo al tenerlo de vuelta solamente lo quería a salvo—no busco la guerra—sentenció mirando a todos—pero si Odín se robó a mi hijo ¡no dudes que haré lo necesario para mantenerlo a salvo!
—tu naturaleza siempre fue muy clara, Kratos, pero tú, Freya. ¿La guerra como primera opción? Esa no es la Freya que conocí, espero las nornas te den el consejo que necesitas, al parecer el mío ya no te sirve—el dios se retiró lentamente y Kratos cada vez se sentía más molesto con su maldita actitud, Freya suspiró y fue detrás de él.

—Tyr, por favor para. No es momento de dividirnos aún más, siéntate por favor—la voz de Freya se iba alejando poco a poco y Kratos sacó a Mimir.
—estás callado.
—siendo honesto, me sorprende que tú precisamente busques el destino. Pero tus instintos nunca han fallado desde que te conzoco, busquemos a las nornas, hermano—Kratos respiró tranquilo pues siempre sabía que tenía un buen apoyo, el espartano se dirigió a la puerta principal sin más distracción.

—¡espera ahí!—llamó Brok y Kratos se detuvo mirándolo—antes de que te vayas a vagar por ahí, pensé que era bueno que tuvieras esto ¡Sindri!—su hermano llegó rápidamente con el escudo…como nuevo, reparado por completo, un buen regalo que lo había acompañado durante muchos años con Faye. Pero solamente gruñó en respuesta.
—no te vayas a emocionar tanto por esto. De nada, ahora mueve el culo y trae al niño de regreso—Kratos asintió y salió de casa junto a Freya, en dirección al bosque silvestre si era una misión de rastreo las lobas de Atreus en algo podían servir, llegando al jardín ambos dioses caminaron hacia el río congelado el hogar de Speki y Svånna.

Ragnarök: El Ocaso de los dioses. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora