ᚲᚨᛈᛁᛏᚢᛚᛟ-5

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Atreus tenía mucha información, al menos eso creía por completo…los días y las noches eran difíciles de distinguir por las tormentas perpetuas pero pronto las cosas debían moverse y pronto.

Tres inviernos habían pasado ya…desde la muerte de Faye, desde que sus cenizas habían sido tiradas desde la cima de Jötunheimen…desde que Atreus supo la verdad de todo, desde que se preparaban para un futuro incierto.

Atreus ya era todo un joven pasando por sus catorce años, era más fuerte, inteligente.
Era de noche y Kratos estaba dentro de una cueva mientras Midgard tenía una tormenta, sostenía la bolsa donde había llevado a Faye a cumplir su último deseo, su recuerdo no podía apagarse…el amor de su vida y en ese tiempo de dudas necesitaba más de ella que nunca, veía la bolsa y la acarició un poco con sus dedos recordando cuando tocaba su cuerpo. Apretó su puño porque sufría su ausencia en silencio…la extrañaba pero debía concentrarse ahora en su hijo.

Guardó la bolsa y tomó una flecha a medio hacer que tenía a un lado, con la fogata frente a él incendiaba un poco la punta para luego afilarla con su cuchillo…usaba una capa de piel de oso, se sentía diferente, todo era diferente, esa noche salieron sin Mimir así que Kratos podía estar en paz con su mente al menos por un rato.
Afilaba las flechas y ya tenía un buen puño a su lado cuando escuchó la nueve crujir, Atreus estaba entrando cargando un ciervo de buen tamaño sobre su espalda, se escuchó su esfuerzo al bajarlo de su espalda al suelo y miró un poco a su padre antes de llegar a su lado—¿tienes hambre?—preguntó con energía, su carcaj estaba casi vacío, Kratos gruñó en respuesta y tomando el puño de flechas se las entregó a su hijo, quién las tomó y miró su rectitud para luego asentir como agradecimiento.

Kratos se puso de pie acomodando su capa—¿ahora a dónde?
—a casa—sentenció el guerrero.
—prepararé todo—rápidamente Atreus salió de la cueva dejando la cacería ahí.
Kratos suspiró y a pistones apagó el fuego que había preparado, cargó al ciervo en sus brazos y salió del lugar, la tormenta era intensa…en mitad de la noche. El espartano puso al ciervo sobre el trineo donde Atreus estaba acariciando a sus lobas—¿te ayudó?—preguntó el joven mientras su padre solamente gruñó negando su ayuda, Atreus aprovechó esa oportunidad para acercarse a la pequeña linterna de aceite que colgaba del trineo y sacar esa canica que había encontrado apenas hace tiempo…quería saber de qué se trataba, pero no había podido descubrir nada al respecto.

Atreus escuchó el ruido de su padre acercándose a él después de atar al ciervo al trineo—vamos—ordenó Kratos y el joven de un salto subió. Se pusieron en marcha cuando Kratos le indicó a las lobas avanzar.
—espero que Fenrir esté mejor…anoche comió y se veía mejor hasta que…dejó de estarlo—mencionó Atreus, desde hacía un par de semanas Fenrir, su más amado lobo había caído enfermo de forma repentina y Atreus estaba muy preocupado por eso.
—el lobo ha estado muy enfermo, Atreus…
—mientras siga comiendo no voy a rendirme con él—sentenció con seguridad, iban con calma hasta que Kratos detuvo el trineo de golpe al ver una silueta al fondo del camino.

Atreus se puso de pie y miró a su padre que estaba en alerta máxima—¿es ella?
—es ella…el símbolo de protección no está lejos—sentenció…y ordenó las lobas avanzar—¡RAA!—el trineo emprendió la huida mientras la silueta se iba acercando a toda velocidad corriendo y se transformó en águila, cuando llegó a los presentes volvió a su forma…Freya los atacaba nuevamente, hizo a Atreus a un lado y atacó a Kratos con su espada, este solo pudo abrir su escudo en defensa.

Las miradas de ambos eran de reto pero Freya claramente quería asesinarlo…Kratos pudo romper su ataque sacándola a volar de su camino mientras seguían huyendo—no se iba a rendir tan fácilmente ¿no?
—nunca lo hace…—Kratos escuchaba el ruido del águila siguiéndoles de cerca.
El siguiente ataque fue desde arriba donde Freya casi derribó a Kratos del trineo, perdió la capa mientras la diosa lo arrastraba por la nieve—¡padre!

Kratos pudo sostenerse a duras penas y golpeó el abdomen de la contraria, Atreus le ayudó empujando—¡suéltalo!—gritó el joven—¡te tengo!—ayudó a su padre a subir—¡más rápido!
—¡Eso intento! ¡Vamos!—ordenó a las lobas mientras corrían por el bosque.
—¿cuándo nos dejará en paz?
—no lo hará…—querían perderse por los árboles cuando un nuevo ataque llegó pero Freya derribó a Atreus que se sostuvo apenas de las correas que sostenían a las lobas—¡Atreus!
—¡Padre, ayuda! ¡Me resbalo!—gritó el joven mientras la diosa quería ahorcar al espartano, él respondía golpeando sus costados con sus codos con suma fuerza, pudo liberarse cuando se dio vuelta y golpeó a la diosa lejos de él pero al mismo tiempo Atreus se soltó de la correa.

—¡te tengo!—gritó Kratos mientras de un jalón subió a su hijo en el trineo mientras huían y pasaron por al lado del bosque los árboles empezaron a quebrarse mientras Freya iba pasando sobre ellos.
—¡cuidado! ¡Se caen los troncos!—exclamó Atreus y Kratos iba esquivando como podía y cuando salieron a un pequeño claro Freya volvió a bajar—¡Freya, no somos tus enemigos!—la diosa se transformó y golpeó a Atreus alejandolo de su padre, Freya sacó su espada y logró apuñalar el hombro izquierdo de Kratos que se quejó por el dolor, de inmediato Freya comenzó a asfixiarlo con todas sus fuerzas y Kratos veía la rabia que consumía su espíritu, un sentimiento que entendía muy bien mientras intentaba quitársela de encima—¡no me hagas hacer esto!

Freya se giró un poco viendo a Atreus apuntado con su arco, esa pequeña distracciones logró que Kratos se pudiera liberar de ella, sacó la espada de su hombro y clavó la punta en la nieve mientras las lobas seguían corriendo, la segunda vez que Kratos clavó la espada en el suelo el trineo se sacudió violentamente y la diosa salió disparada del artefacto, quiso detener el paso transformada en águila pero terminó chocando contra una viga de madera detrás de ella volviendo a su forma original y cayendo al suelo.
La diosa se sostuvo el brazo con fuerza en apariencia parecía roto…y miró el trineo con padre e hijo pasando a toda velocidad por su lado—¡KRATOS!—gritó la diosa con rabia mientras ambos se alejaban, el nombrado se giró a mirarla con la cabeza mientras las montañas empezaron a quebrarse, la piedra y la nieve amenazaban con aplastarlos—¡vamos!
—¡más rápido!—gritó Atreus desesperado mientras se llenaba de escarcha en el proceso.

A duras penas pero llegaron a una parte del bosque donde todo estaba tranquilo, el trineo se detuvo con violencia y Atreus apenas se pudo mantener sobre él pero respiro en paz—lo logramos…atravesamos el simbolo, estamos a salvo—dijo dando calma a la situación.
—a casa…—ordenó Kratos.
—Speki, Svånna, vamos—las lobas empezaron a caminar en dirección a casa.

—¿alguna vez se detendrá?
—no espero que lo haga, maté a su hijo. No lo hará.
—entonces de verdad matar a Baldur causó el Fimbulvetr. ¿En algún momento se detendrá?
—algún día, ya casi llegamos—sentenció Kratos y pasaron el cerco de la casa donde estaba la casa de Speki y Svånna, el trineo se detuvo y ambos bajaron de él. Kratos iba a quitarle las correas a las lobas cuando Atreus se acercó.
—yo lo hago, padre—dijo el joven mientras se puso a trabajar, el mayor se acercó al cerco y lo cerró…se apoyó un poco mirando la nieve en el bosque y su mente se puso a viajar por recuerdos de un ayer más bello. Ahora todo cubierto de nieve.

Kratos se iba a disponer del ciervo, una suerte que no lo hayan perdido en la pelea…pero Atreus se le adelantó, llevaba al ciervo sobre su espalda y lo puso en la punta filosa de una rama cercana—vamos, chicas—ordenó Atreus a sus lobas…Kratos miró a su hijo ir a darle de comer a sus lobas, miró al ciervo y sonrió orgulloso del joven en el que se estaba convirtiendo.

Ragnarök: El Ocaso de los dioses. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora