ᚲᚨᛈᛁᛏᚢᛚᛟ-6

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Padre e hijo caminaron rumbo a la casa—que extraño…normalmente saluda—Atreus apresuró el paso—¿Fen?—llamó y escuchó solamente el débil llanto del lobo—¡Fenrir!—corrió hacia el lobo, Fenrir intentó pararse pero solamente cayó al suelo con fuerza—muchacho…hey…ya estoy aquí—se arrodilló junto a su mascota y lo puso sobre su regazo—¿no has tocado tu comida?

Kratos se sentó en un tronco sosteniendo el arco de Atreus que simplemente había dejado tirado en la nieve—vamos, chico…come—Atreus tomó el trozo de carne y se lo ofreció al lobo, este simplemente lo olía y lamia…sin ganas—tienes que comer—Fenrir apartó la mirada—¿qué? ¿Muy grande?—Atreus sacó su cuchillo y cortó por la mitad el trozo, se lo ofreció de nuevo y ahí Fenrir se lo metió al hocico masticando un par de veces para luego escupirlo—buen chico…pero debes comer.
—Atreus, debes prepararte—llamó Kratos y el joven lo miró un poco.
—¿para qué? Sigue comiendo ¡quiere vivir!
—se está muriendo…

Atreus frunció el ceño y miró a Fenrir con tristeza—eres un buen chico…un chico valiente, muy rápido y fuerte—susurró y abrazó la cabeza del lobo—ya puedes descansar, estaré bien—al decir Fenrir con su última fuerza levantó su cabeza para lamer el rostro de Atreus—estaré bien…Sofna—susurró y al mismo tiempo se le salieron las lágrimas—uppfrá dessu…Sofna, Eðan…Sofna, Sofna…Sofna—decía Atreus con los ojos cerrado, el lobo cerró los ojos y de su hocico salió una especie de magia azul que se impregnó en el cuchillo de Atreus que había dejado clavado en el suelo.
Kratos lo vio llorar…hacia tiempo desde la muerte de Faye que no lo veía llorar de esa manera.

Pero no podía quedarse así—vamos—sentenció—a entrenar—pero al parecer eso no le agradó a Atreus.
—¿qué?—bajó al lobo con delicadeza y se puso de pie—no…es la mitad de la noche.
—Eso no detiene a nuestros enemigos.
—¿por qué? ¿Pará qué? Entrenar es todo lo que hacemos…las profecías dicen que Fimbulvetr lleva, habrá una guerra—Atreus caminó lejos de él—¡mi historia no termina escondiendome en este bosque! ¡Lo que sea que deba estar haciendo Loki ya lo está haciendo!
—no permitiré que luches contra los dioses—sentenció Kratos llegando hasta él.
—no quiero pelear contra nadie—dijo Atreus bajando su tono—solamente quiero respuestas.
—¿Y si te conducen a una guerra contra Asgard?

—pues quizá…eso lo que madre habría querido.
—¡no sabemos qué quería madre!—Atreus suspiró y recogió su arco.
—al parecer nunca lo sabremos—sostuvo la cabeza de Fenrir con delicadeza—mira…¿puedes darme un momento a solas con Fenrir antes de enterrarlo?
—claro…—dijo Kratos yendo a casa mientras de fondo escuchó el llanto de Atreus…le dolía no haber podido ayudarlo como hubiera querido, entró a la casa. Era mejor no perturbar el duelo de Atreus.

Adentro estaba Mimir, leía un diario y pasaba las hojas con ayuda de una cuchara, Atreus había decorado su barba con algunas joyas que encontró por ahí. Escupió la cuchara y miró a Kratos entrar con una expresión clara de decepción—hermano, reconocería esa expresión donde fuera…¿pasó algo?
—el lobo ya no está.
—ay, no…no Fenrir—dijo Mimir—¿cómo está el niño?
—nada bien…va a enterrarlo—respondió Kratos poniendo el hacha en un pilar cercano.
—maldita sea…—Mimir vio que Kratos caminó hacia su cama—buenas noches, hermano.

La noche iba pasando, Kratos dormía pero en los últimos años sus sueños eran extraños…pasó de pesadillas a sueños bellos y…vacío, no podía recordar sus sueños cuando antes sí podía, se cruzó de brazos en su cama y se giró intentando acomodarse.
Y sintió un tacto que hace un par de años lo habría hecho simplemente tomar su mano y darle un beso, una mano fina y suave…la mano de su esposa. Kratos abrió los ojos pues eso se había sentido demasiado real en su pecho y se giró por completo pero el panorama había cambiado. Estaba en el bosque silvestre y se puso de pie buscando con la mirada algo familiar pues eso había sido antes del Fimbulvetr.

—¿Kratos?—escuchó de una voz dulce y maternal, el espartano siguió el sonido con la mirada y al encontrarse con lo que escuchó se quedó sorprendido—¿te me unes?—una mujer pelirroja de bello rostro y camisa amarilla…su amada Faye, el amor de su vida, pero Kratos sabía que ese sueño algo significaba—caminas como si llevaras a Ýmir sobre tus hombros.
—esta es tu cacería yo te seguiré—dijo él
—muy bien, gruñón—sentenció la mujer con un tono juguetón, caminaban por el bosque cuando llegando al antiguo templo encontraron un ciervo muerto—pobrecito…al menos no sufrió—lo único que recibió de respuesta fue un gruñido pero a ella le divirtió—¿tengo que adivinar tus gruñidos?

Caminaban en el perfecto clima de antaño…—perseguimos un cazador—comentó Kratos llamado la atención de la contraria.
—un lobo, sí—caminando encontraron un lobo en un pequeño claro, detrás de un segundo ciervo muerto, Kratos se acercó también y Faye con la mano le indicó que parara—shh…tranquilo pequeñín, solo intentamos ayudar ¿verdad?—el lobo salió huyendo justo después—espera, no…ay.
Faye se agachó a investigar—el lobo enfermo que encontramos fuera del símbolo logró entrar…como dije que lo haría, debimos hacer algo.
—no era nuestro problema, ahora lo es—cuando Kratos dijo eso, Faye se levantó y lo miró con atención.
—un problema no tiene que tocar a nuestra puerta para que sea nuestro, que sea nuestra responsabilidad. Si tenemos poder para reducir el daño ¿Quiénes somos para escondernos?
—no nos escondemos, Faye—ella no respondió y se acercó a un montón de troncos que tapaban un cumulo de tierra que les permitía seguir, Kratos la siguió, eran tres troncos y cada uno quitó el suyo, quedando solamente uno pero la mujer no tenía demasiadas ganas de seguir con cosas pesadas.

—¿me harás levantar eso?—preguntó divertida mientras miró a su marido frente a frente, era tan alta como él, Kratos claramente sabía esa respuesta y como si nada quitó el tercer tronco del camino—buen chico—dijo ella casi riendo y dando una palmada en su pecho, ella subió primero y Kratos pese a seguirla siempre de cerca la perdió cuando terminó de subir.
Kratos se encontró de frente con un lobo gruñendo pero poco después salió huyendo, al espartano le quedaba solamente encontrar a su esposa—¿Faye?—sin respuestas—¡Faye! ¡FAYE!—cuando se giró de golpe Faye apareció detrás de él con su mano llena de pintura amarilla, la misma que usó para marcar los árboles antes de morir.

—se nos acaba el tiempo, mi amor y hay mucho por hacer—Faye puso su mano sobre la cabeza de Kratos y desapareció poco después entre una ráfaga de aire frío. Kratos quiso buscarla pero ahí cayó que era un sueño, ese miedo de perderla nuevamente lo hizo una pesadilla, quiso hablar pero no podía ya…entró en pánico y poco a poco gritó por ese sentimiento tan horrible y se levantó de golpe llamando el hacha en el proceso.
—¡hermano! ¡Hermano!—llamaba Mimir con toda su fuerza hasta que Kratos reaccionó al final…Kratos tocó su cabeza y vio que de hecho no tenía pintura, su primer instinto desde hacía mucho tiempo era primero mirar por Atreus pero su cama estaba vacía.

—¿dónde está, Atreus?
—por eso te llamaba, el muchacho no regresó después de enterrar a Fenrir—Kratos colgó el hacha en su espalda y a Mimir en su cinturón saliendo de inmediato, seguía siendo de noche así que no habría dormido mucho. Tenía que encontrar a su hijo y rápido.

Ragnarök: El Ocaso de los dioses. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora