Capítulo 3

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Las clases en la escuela sucedieron de manera tranquila, tal y como debía de ser para cualquier estudiante de preparatoria en una ciudad normal libre de villanos mágicos. El día resulto tranquilo, sin más preocupación que la de prestar atención a clases para que la profesora no te tome desprevenido y te envié a la dirección.

Marinette y Adrien no habían podido hablar mucho, aunque ahora su relación como amigos era más fluida y podían tener conversaciones con más sentido, casi nunca estaban solos, en la escuela siempre estaban con sus amigos, y cuando estos se iban, Adrien también tenía que irse a sus clases de esgrima y Marinette iba a sus clases en el salón de arte o hacer alguna tarea en la biblioteca, y hoy no fue la excepción. Las clases terminaron, como de costumbre a la misma hora de siempre, era viernes, pero el día no era lo importante, si no lo que representaba, el inicio de lo que parecía ser un fin de semana libre, en el cual muchos parisinos había hechos planes sin miedo a cancelarlos por un ataque inesperado donde el único impedimento parecía ser el clima, pero eso no iba a detenerlos, después de todo han aprendido a bailar bajo la tormenta y a encontrar calma aun en la tempesta.

Marinette disfrutaba del panorama, un pacífico ambiente donde solo se respiraba tranquilidad, cuando al fin decidió marcharse abrió un paraguas negro para evitar mojarse. — ¿Aún lo conservas después de tanto tiempo? — dijo Adrien a espaldas de Marinette, la cual al escucharlo se sorprendió un poco, tal vez fue porque no se esperaba esa pregunta o tal vez fue por el trueno que se hizo presente al mismo tiempo que el joven rubio hablo.

— ¿Eh? A sí, no creí que siguieras aquí— dijo con nerviosismo mientras se giraba y movía el paraguas para obviarlo—. Que diga, ¿lo recuerdas? Tú me lo regalaste, no, tú me lo prestaste porque estaba lloviendo y ahora está lloviendo así que pensaba usarlo— Guardo silencio por un momento y respiro hondo para darle orden a sus palabras antes de volver a hablar— Pero, de todos modos— dijo extendiendo el paraguas hacia él. – Toma, te lo devuelvo,

—No es necesario, te hará falta para volver a casa. —Marinette rio un poco ante su comentario y asintió con la cabeza, luego miro a su alrededor buscando algo o a alguien.

—Sí, es cierto, pero a ti también te hará falta. — La expresión de Adrien evidenciaba que no entendía el comentario de Marinette así que se apresuró a explicarle. — Lo digo porque no está tu auto ni tu guardaespaldas— A lo que Adrien miro sobre ella solo para confirmar el hecho de que no había nadie esperándolo.

Ante estos acontecimientos cierta presencia negra decidió que era el momento de actuar, así que en silencio salió de su lugar para asegurarse de que solo estaban los dos jóvenes, al confirmarlo entro en el bolsillo donde estaba el móvil de su portador y activo el vibrador para que el rubio lo viera. —Perdona Marinette— dijo mientras revisaba su celular. — Tal vez sea Nathalie. — Sin embargo, en la pantalla solo estaba escrito "Justo como la conociste, en una tormenta entregándole un paraguas, es el momento perfecto. Le dices lo que sientes ahora o lo haré yo". No le gustaba ser amenazado, pero esa era una advertencia que no podía ignorar, sabía que el kwami era capaz de salir y evidenciarse a Marinette diciéndole que era la mejor olla que pudo haber escogido porque sus padres eran panaderos, así que se limitó a sonreír mientras guardaba el teléfono y pensaba que hacer.

— ¿Pasa algo? ¿Todo está bien? — Pregunto Marinette mientras seguía buscando con la mirada el auto de Adrien— Si tardan en venir te puedo hacer compañía hasta que lleguen o sí...—La interrumpió Adrien.

—No, todo está bien, no era ella. Solo un molesto recordatorio que olvide silenciar— Dijo enfatizando la palabra molesto para que a Plagg le quedara claro que hablaba de él. — Y agradezco tu ofrecimiento, aunque, se me ocurre que aprovechando que tenemos el paraguas podemos caminar a tu casa— le dijo con una sonrisa mientras le ofrecía su brazo para que se posicionara a su lado. – ¿Qué dice señorita? ¿Me deja acompañarla a su hogar? – dijo con un tono un poco cómico.

— Por supuesto que si joven caballero— dijo entre risas cuando tomo su brazo y acomodaba el paraguas para que los cubriera a ambos— Pero si tu auto llega y no estas, tendrás problemas— Le dijo algo preocupada.

—Olvidas que soy Adrien Agreste. – Mirándolo confundida la chica solo pudo pensar que decía eso porque podía usar su fama para escudarse de todo, incluso de su padre. El joven rubio rápidamente captó a donde iba la mente de su acompañante y corrigió rápidamente. — No lo mal intérpretes, quiero decir que siempre tienen mi ubicación en tiempo real, si vienen a buscarme no será aquí, sino donde este. Además, mi guardaespaldas es muy comprensivo, si voy contigo él lo entenderá y no dirá ni una sola palabra. Es como mi cómplice, nunca menciona nada— Dijo guiñando. La chica respiró aliviada mientras se sonreían mutuamente.

Se quedaron sonriendo por unos segundos que parecieron eternos, donde uno se refugiaba uno en la mirada del otro, envueltos en una burbuja de inmenso silencio, el cual que para nada resultaba incómodo.

El PASADO NOS ALCANZA  [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora