ᴅᴇꜱᴇʀᴠᴇ ʏᴏᴜ | ᴅᴇᴀɴ ᴡɪɴᴄʜᴇꜱᴛᴇʀ

Capítulo 3 ⛦

Kaylee:

Estamos en un hostal terminando de comer algo, Dean tiene la mesa llena de hojas del periódico y encierra la noticia de una joven llamada Sophie Carlton. Apoyo mi cuerpo en el suyo justo en el momento en que el mesero se acerca a nuestra mesa.

—¿Se les ofrece algo más? —pregunta sin dejar de mirarme.

—Sólo la cuenta, por favor —dice Sam sentándose frente a nosotros.

—Está bien —responde para luego irse.

—Ustedes son increíbles —ironizo molesta—. Arruinan cada momento que tengo para divertirme con alguien, son peor que Jason.

—Eso no es diversión, no sabes con que loco te puedes encontrar —señala Dean—. Luego tendremos que ir corriendo a rescatarte antes de que el psicópata te asesine.

—Cierra la boca, tarado —empujo su hombro levemente—. ¿Qué encontraste?

—Lago Manitoc, Wisconsin —me entrega el periódico—. La semana pasada, Sophie Carlton de 18 años entró al lago y no salió. Las autoridades rastrearon el agua, nada.

—¿Y qué hay con eso? —cuestiona Jace llegando.

Se sienta al lado de Sam mientras arregla su cabello teñido el cual esta despeinado, su camisa esta a medio abotonar y tiene marca de labial rojo en su cuello. Alzo una ceja a lo que el suelta una risa coqueta, esto es increíble, mi hermano puede divertirse y yo no.

—Te odio, bastardo —murmuro.

—Te odio más, hermanita.

—El punto es que Sophie Carlton es la tercera ahoga del año en Lago Manitoc —interviene Dean—. No hallaron los cadáveres, el funeral de la chica fue hace dos días.

—¿Funeral? —repite Sam.

—Enterraron un ataúd vacío —responde su hermano—. Para dar fin o lo que sea.

—¿Dar fin a qué? —espeta el castaño—. La gente no desaparece, Dean. La gente deja de buscarlos.

—¿Quieres decirme algo? —lo confronta el mayor.

—El rastro de papá y Oliver, cada día se enfría más.

—¿Y qué debemos hacer? —cuestiona con seriedad.

Jace me da una mirada y se encoje de hombros, pues no quiere intervenir. Me doy un sorbo a mi vaso con agua para mantenerme ocupada, la tensión se puede cortar con un cuchillo.

—No sé, algo. Cualquier cosa.

—Estoy harto de esa actitud —le dice Dean—. Quiero hallar a papá, tanto como tú.

—Lo sé...

—He estado con él todos los días por dos años mientras ibas a la universidad —lo interrumpe, trago saliva—. Encontraremos a papá, pero hasta entonces acabaremos con todo lo malo. ¿De acuerdo?

Mi mente viaja a un vago recuerdo que quisiera borrar, una de las discusiones entre hermanos que siempre solíamos tener.

—He pasado los últimos cuatro meses intentando sacar a Kay Kay de esa tristeza —señala Oliver molesto—. Cuando su novio murió simplemente huiste, te fuiste a intentar tener una vida normal a otro lado.

—Oliver...

—Yo estuve cuando tenía pesadillas, cuando despertaba gritando y llorando. Le daba comida en la boca ya que no quería comer —enfatiza el rubio—. Ella nos necesitaba y te fuiste a la maldita universidad en el otro lado del país.