Capítulo 10 ⛦

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Dean:

Los cuatro estamos en una habitación de motel intentando hablar con conocidos de papá u Oliver para saber si los han visto.

—Entonces... ¿no has hablado con Ollie? —cuestiona la castaña al celular—. Gracias de todas formas, Ellen —no se quién diablos es ella—. Cuídate, dale saludos a Jo.

—¿Nada? —cuestiona Jason, ella niega—. Mataré a ese idiota cuando lo vea.

—Me conformo con darle una cachetada —dice la castaña.

La miro de reojo, esta acostada en la cama con los pies apoyados en las piernas de mi hermano quien habla por celular. Lo que Missouri me confesó el otro día sigue en mi cabeza.

Dijo que Kaylee también me quiere, pero no ha dado señales de hacerlo así que no le creo demasiado. Además no tomaré el riesgo para quedar como un idiota y que el ambiente se vuelva raro.

—¿Qué dice el diario? —cuestiona Sam sacándome de mis pensamientos—. ¿Alguna pista?

—No, igual que la última vez que vi. Nada que sirva —respondo—. Adoro al tipo, pero escribe como Yoda.

—Llamemos a los federales por sus desapariciones.

—Ya hablamos de eso —le digo a mi hermano—. Papá se enojaría si lo hacemos.

—Ni el FBI podría encontrar al imbécil de Oliver —alega Jason—. Sabe cubrir sus rastros como nadie.

—No me importa, después de lo Kansas... él debió estar allí —señala mi hermano—. Oliver también, ambos los llamaron y no paso nada.

—Lo sabemos —digo mientras busco entre mi ropa—. ¿Dónde diablos está mi celular?

—Podrían estar muertos.

—No digas eso —lo regaño, veo la mirada triste de la castaña—. No están muertos.

—Lo siento, Kay Kay. No quise decir eso así como si nada —dice mi hermano, le acaricia la pantorrilla a modo de consuelo y frunzo el ceño—. ¿Y papá qué, Dean? ¿Se oculta? ¿Está ocupado?

Cuando encuentro mi celular lo levanto y prendo la pantalla para ver de que se trata, resulta ser un número desconocido con coordenadas en el mensaje.

—¿Crees que papá lo envió? —cuestiona Sam mientras busco en la computadora.

—Ya nos ha dado coordenadas.

—No sabe usar un tostador, Dean —alega mi hermano.

—Sam, son buenas noticias. Al menos están vivos.

—¿Identificaste el número? —pregunta Kaylee.

—Era desconocido.

—¿Cuáles son las coordenadas? —ese es Jason.

—Eso es lo interesante. Rockford, Illinois —le digo—. Revisé el periódico de Rockford, miren esto —apunto—. El oficial Walter Kelly llega de trabajar, mata a su esposa y se vuela los sesos.

—¿Y? —Kaylee alza sus cejas—. Cuenta la parte sobrenatural.

—Kelly y su compañero fueron al manicomio Roosevelt, papá mencionaba ese manicomio en su diario —rebusco entre las páginas hasta encontrarlo—. Siete avistamientos no confirmados. Dos muertos, al menos hasta esta semana —señalo—. Creo que quiere que vayamos ahí.

—Es un trabajo —Sam pasa su mano por su cabello—. Quiere que hagamos un trabajo.

—Tal vez los veamos allí.

ᴅᴇꜱᴇʀᴠᴇ ʏᴏᴜ | ᴅᴇᴀɴ ᴡɪɴᴄʜᴇꜱᴛᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora