Capítulo 11 ⛦

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Kaylee:

El caso anterior fue un cambia formas que asaltaba bancos en Milwaukee. Logramos salir vivos de aquello pero Dean apareció en los medios de comunicación por lo que ha tenido que mantener un perfil bajo. Coloco la llave en la puerta para ingresar a la habitación.

Evito reír al ver a Dean acostado en la cama que vibra y tiene sus audífonos puestos. Dejo la bolsa sobre la mesa para acercarme a él. Voy a darle un beso pero sus manos se posan en mi cintura para colocarme sobre él.

—Pausa eso —le pido entre risas, siento la vibración de la cama apesar de estar sentada sobre él—. ¡Dean!

—¿Decías algo? —se quita un audífono—. ¿No crees que esta cama es excelente?

—Tú eres excelente —le doy suave beso—. Pero hablo en serio, pausa esta cosa.

—Es mágica —cuela su mano en debajo de mi camiseta—. ¿Por qué no intentamos...

—Sam puede llegar en cualquier minuto —lo interrumpo—. Y no voy a tener sexo en una cama que vibra.

—¿Por qué no? —hace un puchero—. Amas tener sexo, más si es conmigo.

—Bájale a tu ego, Winchester —le acaricio el pecho—. ¿Quieres saber un secreto?

—Claro, me gustan tus secretos.

—Me encanta tu sonrisa —susurro, sus labios se extienden en una sonrisa y sus mejillas se tornan levemente rojas—. El sol no es nada comparado con tu sonrisa.

—Ya basta —tapa mi rostro con su mano para que no vea su nerviosismo—. Te pones toda cursi de la nada.

—Solo contigo.

Quita su mano para observarme, tiene las pupilas dilatas y una pequeña sonrisa. Lo miro un par de segundos antes de atacar su rostro con besos. Escucho su risa ronca mientras dejo varios besos a lo largo de su cara, podría escucharlo reír todo el tiempo.

—¿Chicos? —Sam entra interrumpiendo—. ¿Están vestidos?

Freno mi ataque de besos para esconder mi cabeza en su cuello. Dean deja de reírse y escucho como lanza una almohada seguido de un quejido de Sam.

—Desafortunadamente sí, sabíamos que entrarías por esa puerta —le responde Dean, le doy un pellizcón—. Auch. Solo le digo la verdad.

—Ignóralo —miro a Sam—. Deje café sobre la mesa.

—¿Por qué sigues haciendo funcionar esa cosa? —señala la cama, la cual aún vibra.

—Debes hacer esto. Realmente es mágico, es mágico en serio —menciona Dean con una sonrisa—. Pero sin Kaylee, ella no está incluida. Solo está incluida si soy el que esta acostado.

—No soy un objeto —le recuerdo divertida, salgo de la cama—. Dime que tienes algo interesante porque su obsesión con esa cama me está volviendo loca.

—Kay Kay tiene razón, Dean —concuerda Sam—. Lo estás disfrutando demasiado. Ya nos pone incómodos.

—¿Qué más puedo hacer? —reclama como un niño pequeño—. Me tienen encerrado aquí. Estoy muy aburrido. Kaylee se aburre, sale y me deja solo por horas.

—Pobrecito, lo dejan solo —se burla Sam, su hermano lo mira mal—. No te quejes, tú fuiste el roba bancos que se vio en el noticiero, no nosotros. ¿Ibas a arriesgarte a entrar a un edificio de gobierno?

—Mhm... —murmura desinteresado, la maquina deja de funcionar—. ¡Demonios! Era mi última moneda —se levanta—. ¿Tienen monedas?

—No —responde Sam de inmediato.

ᴅᴇꜱᴇʀᴠᴇ ʏᴏᴜ | ᴅᴇᴀɴ ᴡɪɴᴄʜᴇꜱᴛᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora