ᴅᴇꜱᴇʀᴠᴇ ʏᴏᴜ | ᴅᴇᴀɴ ᴡɪɴᴄʜᴇꜱᴛᴇʀ

Capítulo 14 ⛦

Dean:

Hago una mueca cuando siento algo moverse a mi lado, lo ignoro para seguir durmiendo. Siento más movimiento, estoy por maldecir cuando recuerdo que estoy durmiendo con Kaylee.

Se supone que ya no tenía pesadillas. 

—Castaña linda... —murmuro para no despertar a los demás, frunce el ceño sin despertar—. Estás a salvo, estás conmigo —se remueve—. Vamos, abre tus lindos ojos.

—¿Dean?

Apenas despierta y se aferra a mi torso con fuerza mientras intenta regular su respiración, cuelo mi mano por su camiseta para acariciar su espalda. Hago una mueca cuando Sam enciende la luz y escucho una maldición por parte de Jason.

—¿Qué haces? Déjanos dormir —lo regaño, la castaña se acurruca más cerca de mí—. Es media noche.

—Debemos irnos —dice levantándose para ir a guardar sus cosas—. Kaylee, sé que viste lo mismo que yo.

—Odio esto —murmura ella hundiendo su cara en mi cuello—. Tengo sueño.

—¿Qué ocurre? —cuestiona Jason adormilado—. Estaba teniendo un buen sueño, con una pelirroja y un moreno.

—Debemos irnos, ahora mismo —insiste.

—Alguien va a morir —dice Kaylee levantándose—. Odio estas pesadillas.

—Vuelve a la cama —hago una mueca—. Es solo una pesadilla, castaña linda.

—Mueve tu trasero —se acerca a dejar un beso en mis labios—. Debemos irnos.

✾  ✾  ✾

Los chicos tuvieron una pesadilla acerca de un sujeto que muere en un garaje, según ellos por causas sobrenaturales. Interrumpieron mi dulce sueño por esto.

Luego de unas horas llegamos a la dirección que mi hermano consigue, nos encontramos con la policía en la casa. Están cubriendo un cadáver, los chicos tuvieron una premonición.

Maldigo internamente al ver a Kaylee saliendo de su auto para acercarse a la multitud, hacemos lo mismo para intentar saber que esta pasando.

—¿Qué ocurrió?

—Suicidio —responde una mujer—. No puedo creerlo.

—¿Lo conocía?

—Lo veía cada domingo en St. Agustine. Siempre me pareció... parecía normal. Nunca sabes qué pasa detrás de una puerta cerrada.

—Supongo que no —respondo apretando la mano de la castaña.

—¿Cómo dicen que pasó? —cuestiona Jason.

—Lo encontraron en el garaje encerrado en su auto con el motor encendido.

—¿Sabe a qué hora lo encontraron?

—Sucedió hace una hora o dos. Su pobre familia, no puedo ni imaginar por lo que están pasando.

La castaña niega con lágrimas en los ojos, se suelta de mi agarre con brusquedad para ir hasta su auto. Los tres la seguimos de inmediato, ninguno sabe que decirlo. 

—Llegamos lo más pronto posible —me atrevo a hablar.

—No fue suficiente —responde Kaylee duramente—. Otra vez, no fui suficientemente buena —niega—. Dame un cigarro, Jace.

—No es tu culpa —le dice el rubio entregándole lo que le pidió—. No eres una especie de salvadora, lo sabes, así que debes dejar de culparte.

—¿Por qué tener premoniciones a menos que pudiera detenerlas? —comenta Sam pensativo.