Capítulo 4 ⛦

452 48 5
                                    

Kaylee:

Los tres vamos en el Impala camino a Illinois, algo que a Dean no le agrada para nada y lo ha hecho saber todo el rato. 

—Vamos, Sam, te lo suplico, eso es una estupidez.

—¿Por qué? —cuestiona el menor.

—¿Ir a la tumba de mamá? —repite Dean—. Ni siquiera tiene una tumba. No quedó cuerpo después del incendio.

—Tiene una lápida. 

—Que la puso un tío que nunca conocí —recuerda Dean—. ¿Y quieres rendirle honor a una losa de granitos que puso un extraño?

—Dean, ese no es el propósito —niego con el ceño fruncido.

—Pues, entonces explíquenmelo.

—No se trata de su cadáver o el ataúd —alega Sam—. Se trata de sus recuerdos, ¿bien? Y después de lo de papá parece lo más lógico.

—Es absurdo, eso es lo que es.

—Mira, te adoro —le digo—. Pero nadie te pidió que vinieras, yo iba a acompañar a Sam.

—¿Por qué no vamos por el Roadhouse? —sugiere mirándome—. Puedes ver a tu mejor amiga, además no hemos oído del demonio. Deberíamos estar tras él.

—Buena idea. Tú deberías ir —murmura Sam—. Déjanos por aquí, de seguro Kaylee logra que alguien nos lleve y te veremos mañana.

—Mis ojos verdes siempre encantan a las personas.

—Lo he notado, así que no te dejaré en una carretera para que cualquier idiota te lleve —niega molesto, Sam evita reír—. Además no quiero sentarme con esas personas del bar a hablar estupideces hasta que ustedes vuelvan.

✾  ✾  ✾

Sam esta arrodillado junto a la tumba de su madre cava un pequeño agujero y para colocar las placas del ejercito de su padre. Dean deambula por el lugar sin acercarse a la tumba y yo me mantengo apoyada en un árbol.

Nosotros no le hicimos lápida a Olivia así que no tengo lugar para visitarla, ella viene a mi en forma de colibrí como prometió. Con Lukas es diferente, trato de ir a su tumba una vez al mes pero a veces por este trabajo no lo logro. 

El año pasado no fui ninguna vez por estar de cacería con los chicos, y no voy a negar que me hizo falta. Suelo sentarme en el pasto a hablarle sobre mi vida, eso me hace sentir conectada a él. Lo extraño cada maldito día, sé que ir a su lápida no cambia eso pero me ayuda a descargar mis emociones. 

Cuando Sam termina con su propósito esperamos a Dean, quien ahora esta hablando con un empleado del cementerio porque notó algo inusual en el suelo de una tumba.

—Angela Mason —informa Dean acercándose—. Era estudiante de una escuela local. El entierro fue hace tres días.

—¿Y?

—Ustedes vieron su tumba, todo muerto alrededor, en perfecto círculo —dice con obviedad—. ¿No creen que es un poco raro?

—Tal vez —accedo—. O le pusieron mucho pesticida.

—No, le pregunté. Él no le puso pesticidas ni abonos. No puede explicarlo.

—Bueno, ¿y qué estás pensando? —pregunta Sam.

—No sé, suelo profano, tal vez —sugiere, dejamos de caminar—. ¿Qué? Si algo malo pasó ahí, eso pudo envenenar el suelo. ¿Recuerdan la granja afuera de Cedar Rapids?

—Sí.

—Puede ser la presencia de un demonio. O el espíritu de Angela si es lo bastante poderoso —dice mientras retomamos nuestra caminata, su hermano va serio—. No saltes tanto de alegría que te vas a lastimar, Sammy.

ᴅᴇꜱᴇʀᴠᴇ ʏᴏᴜ | ᴅᴇᴀɴ ᴡɪɴᴄʜᴇꜱᴛᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora