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El sol ya empezaba a esconderse, dandole así paso a la noche. La habitación de Hyunjin se sentía cada vez más húmeda y fría al pasar de los minutos, al igual de que la oscuridad se apoderaba de ella. El rubio—aún atado a la silla—residía ahí con los ojos cerrados, pues toda su energía había dejado su cuerpo hace ya unas horas. Pero, sin embargo, aún permanecía despierto.

Se le hacía difícil quedarse dormido, ya que cada vez que cerraba sus párpados solo podía ver una cosa: unos profundos ojos negros mirándolo con unas diminutas lágrimas acumuladas, y a estos mismos ojos cerrándose luego de unos segundos.

Pertenecían a aquella persona que supuestamente había matado, creía él.

No había comido nada en todo el día, pero aún así, no sentía hambre en lo absoluto. No tenía claro que era lo que quería; no sentía la necesidad de escaparse, pero tampoco quería quedarse en ese lugar. No sabía que era lo que tenía que sentir. El simple hecho de pensar o tratar de recordar algo le daba dolor de cabeza, y los moretones en su tórax tampoco estaban ayudando. Se aguantaba las insoportables ganas de llorar; se sentía inútil, simplemente amarrado en esa silla sin poder siquiera mover un dedo.

Si, Lee Felix se consideraba un verdadero inútil, alguien tan inservible que ni siquiera sabía si ese era su nombre real.

Pero justo cuando creía que iba poder conciliar el sueño—o más bien, desmayarse—unas voces un tanto lejanas comienzan a oírse detrás de la puerta, llamando su atención. Pudo reconocer la del pelinegro que había sido un tanto amable con él anoche: Chan. Y también, para su desgracia, la voz de Hyunjin.

—¿Lo golpeaste y lo dejaste inconsciente?

—Paracía estar al borde de una crisis nerviosa, ¿qué querías que hiciera? ¿dejar que recuerde todo de golpe y se le fría el cerebro?

—Pudiste haber tratado de hacer que piense en otra cosa, no sé, algo que no implique golpearlo.

—Fue lo primero que se me vino a la mente, ¿si? Y en realidad, deberías de darme las gracias, evité que le pase lo mismo que al otro loquito.

—Le dices "loquito" como si tú estuvieras mucho mejor— se escuchó una pequeña risa—. En fin, ¿dónde está Felix ahora? Quiero hablar con él.

—En mi habitación— respondió en corto.

—¡Hyunjin, no me digas que lo amarraste y volviste a golpear!

—¡No lo golpeé, lo juro!

—¿O sea que si lo amarraste?

Do you wanna be ODDINARY? - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora