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—Fui a hablar con él hace unos minutos, ahora volví y ya no estaba. Felix desapareció— Hyunjin abrió excesivamente sus ojos al escucharlo.

—¿Y Rin? ¿estaba ahí?— cuestionó el mismo, metiendo su mano al bolsillo interno de su chaqueta y revelando su pesado revolver.

—No, creo que no.

—Maldición— bufó Jisung—, sabía que no había sido buena idea haberlo dejado con él.

—No supongamos nada por ahora y, si me permiten ayudar, es mejor que los busquen mientras yo voy a revisar las cámaras— informó Lei, a lo que Han le asintió. Luego, salió de la habitación.

—¿Cámaras? ¿desde cuándo tienen cámaras en el club?— se dirigió el pelirrojo hacia Elijah.

—Desde que un loco y su séquito empezaron a perseguirnos el culo— río sin gracia—. No tengo idea de qué mierda están hablando ahora, pero espero no quieran posponer nuestro trato.

—Solo entréganos lo que queremos esta misma noche, así no tendremos problemas— respondió de mala gana Jisung.

—Si así es como vamos, entonces les daré una fecha límite para que cumplan mi condición— se cruzó de brazos—: dos semanas.

—¿Qué? ¿Acaso te falta un jodido tornillo?— espetó el menor—. Nos pides que planeemos y ejecutemos el asesinato del jefe de toda una mafia, ¿en menos de dos malditas semanas? ¿Tan desesperado estás?

—Más de lo que crees, niño. Y lamento tener que informártelo, pero ustedes son mi única esperanza— se acercó lentamente hacia el pelinegro, poniendo una de sus manos sobre el hombro del mismo y mirándolo de manera algo intimidante—. No quisiera tener que amenazarlos, pero, créanme, no les conviene tener a otra mafia queriendo sus cabezas, ¿o sí?— Jisung se contuvo las ganas de golpearlo ahí mismo.

—Volveré aquí en una hora, luego, proseguiremos con lo acordado— terminó por decir. Después, miró a Hyunjin y apuntó con la cabeza la cortina platinada de salida—. Vamos, encontremos a Felix— el pelirrojo le asintió de vuelta.

Salieron y se encontraron con la multitud de personas, rozándose y casi golpeándose por lo acumuladas que estaban entre sí. Ya no se podía ignorar el hecho de que la clientela del club había aumentado significativamente, tal vez demasiado rápido.

Cada rincón en el que Hyunjin se fijaba, lograba divisar una de dos cosas: polvo blanquecino o botellas de alcohol.

—¿Qué mierda es lo que están vendiendo?— deslizó su dedo índice por la superficie de una polvorosa mesa que le quedaba cercana.

—No lo sé, pero parece que lo están disfrutando— respondió despectivamente Jisung—. Tengo un mal presentimiento de esto.

—Sí, yo también...— ambos se quedaron mirando a su alrededor, tratando de decifrar que era lo que tenían que hacer.

Do you wanna be ODDINARY? - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora