Experimentos que buscaban crear alguna mejora en un grupo marginado de infantes, destinados a crecer dentro de jaulas y sufrir mientras aun respiren, terminó por crear desalmados con un único latir en sus corazones y venas: sed de venganza.
Lee Feli...
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Minutos antes, el rubio se encontraba sentado en las altas sillas de la barra, totalmente cabizbajo.
—¿Por qué la cara larga?— preguntó Rin , de mientras preparaba una especie de trago azul que alguien hace poco había pedido.
—Odio este lugar, siento que me ahogo— haló del cuello de su camisa sutilmente—. ¿No hay ventanas por aquí o algo?
El peliblanco soltó una pequeña risa nasal, trasladando su vista a otro lado.
—¿Ves esa pared de allá?— señaló con su dedo aquella dirección, dejando ver una madera mal puesta en una de las paredes—. Pusimos una ventana ahí una vez, pero un borracho se volvió loco después de hablar con su ex pareja, se acercó y la rompió... a cabezazos. Se estampó tres veces.
—Bueno, no todos nos vamos a abrir el cráneo con la ventana si ponen una, ¿sabes?
—Yo creo que a veces es mejor no tomar riesgos. Además, la gente que normalmente viene aquí suele estar muy loca— entregó finalmente la copa de alcohol pero, rápidamente, tomó otro vaso. Luego, carraspeó—. Cambiando de tema, ¿te importa si te hago una pregunta incómoda?
—Depende. ¿Qué quieres saber?— se volvió para mirarlo.
—Me preguntaba... ¿dónde te consiguió Hyunjin?
—¿Disculpa?— frunció el ceño. Sonó como si estuviera hablando de un objeto, pensó.
—Solo lo he visto venir con sus miembros, es muy inusual verlo con alguien nuevo tan de repente. ¿En qué lugar lo conociste?
Felix se quedó paralizado inmediatamente, no había pensando en eso. ¿Cómo demonios conoció a Hyunjin?
Cuando recordaba el asesinato que cometió antes de llegar al hotel—aunque eso aún no lo creía del todo—a veces veía al pelirrojo entre fragmentos. ¿Pero cómo fue que llegaron a conocerse en primer lugar? ¿por qué estaban ahí los dos?
—Bueno...— dijo mientras buscaba alguna respuesta en su cabeza, pero, para su grata suerte, una voz que gritaba su nombre lo hizo dirigir toda la atención que le tenía al peliblanco hacia aquel que lo llamaba.
Una vez lo hizo, notó a un hombre joven cerca de él.
—Disculpa, ¿eres Felix?— el mencionado se limitó a simplemente asentirle con la cabeza— Ah... soy un conocido de Hyunjin, me ordenó que te mantuviera vigilado.
—¿Estás tratando de robarme el trabajo otra vez, Lei?— dijo Rin con una sonrisa, pero su voz sonaba demasiado seria como para solo estar bromeando.
—Me temo que no estaba hablando contigo, Johnson— alegó sin siquiera verlo.
—Man, ¿aún sigues llamándome por el apellido? Llevamos años trabajando juntos aquí.
—Como si el tiempo importara— rodó sus ojos—. Anyways, Feli- — paró su hablar al verlo: sudaba un poco y solo miraba hacia abajo— ¿Te encuentras bien?
El de pecas asintió con la cabeza, aunque esa afirmación no era del todo cierta.
—El olor a cigarrillos me da náuseas, lo siento— quitó importancia, pero, casi inmediatamente después, Rin le ofreció un vaso con agua.
—Ten, no te cobraré— dijo en tono sarcástico. Felix simplemente lo tomó y bebió un poco.
Luego de eso, Lei se aclaró la garganta para llamar su atención.
—Tengo que volver a mi lugar, si alguien entra a esa sala sin autorización, Elijah va a matarme. ¿Está bien si te dejo aquí?
—Está bie-
—Ya estaba aquí en primer lugar, no te preocupes— respondió por él Rin. Lei puso sus ojos en blanco una vez más y luego, se fue.
Felix notaba la clara y pesada tensión que había entre ambos, seguramente no se llevaban bien. Y, otra cosa que pudo notar, era como su boca comenzaba a resecarse, teniendo que requerir a relamer sus labios más de la cuenta. Sus palmas se habían vuelto sudorosas, y el pulso de sus manos empezaba a temblar. No sabía describir si su cuerpo se estaba entumeciendo o si estaba más activo de lo común, solo sabía que no estaba en sus cincos sentidos.
Y todo era gracias a una única cosa...
—Tsk, siempre se anda metiendo en lo que no le importa— bufó el peliblanco, acomodando una copa. Luego de unos segundos volvió a levantar la mirada, encontrándose con un más que aturdido Lee Felix. Al verlo, sonrió—. ¿Cómo te sientes?
El menor tardó en responder, tratando de acomodar bien las palabras antes de decirlas. Le estaba costando mucho hablar conscientemente.
—N-no lo sé— pudo decir al final.
—No creo que deberías quedarte aquí, estás cerca de la pista y de la barra, o sea, donde más gente fumando hay. Seguro por eso estás así— dejó la bayeta* sobre la encimera y dió la vuelta a la misma, posicionándose a un lado de Felix y sujetando su antebrazo—. Ven, vamos a otro sitio.
El rubio no estaba en sus cabales, por lo que no se negó cuando comenzó a ser prácticamente arrastrado por Rin a algún lugar desconocido del club.
...lo habían drogado.
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Nota: (Bayeta*: pañuelo que se utiliza al momento de servir vinos y evitar que las gotas del líquido manchen la etiqueta.)
