Experimentos que buscaban crear alguna mejora en un grupo marginado de infantes, destinados a crecer dentro de jaulas y sufrir mientras aun respiren, terminó por crear desalmados con un único latir en sus corazones y venas: sed de venganza.
Lee Feli...
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Cuando la mañana estuvo a solo unos minutos de terminar, me encontraba caminando por ese largo pasillo, ese que al final albergaba la puerta del amplio patio en el cual entrenaba diariamente con Seungmin.
—Buen día— dije al momento de divisar ahí al pelinegro, cerrando la puerta detrás de mí. El mismo, también al verme, me respondió con una leve reverencia.
—¿Ya te sientes mejor?— asentí ante su pregunta— ¿Qué hay de tu nariz?
—Digamos que tengo suerte de regenerarme rápido— reí, haciendo que él lo hiciera igualmente.
—No era mi intención rompértela, lo siento— arrugué el rostro ante su disculpa, pues las risas que salían de su boca me hacían saber que no eran sinceras.
El entrenamiento de ayer no había salido del todo bien, más cuando estuvimos peleando cuerpo a cuerpo, Seungmin "accidentalmente"—o eso había dicho él—rompió mi tabique de un solo golpe.
—Me duele de solo recordarlo.
—Yo me rio de solo recordarlo— sus carcajadas siguieron en aumento, tanto que parecía que iba a quedarse sin aire.
—Idiota— le solté, golpeando con mi puño su brazo—. Ya en serio, ¿qué haremos hoy? ¿seguiremos con lo de ayer?
—No, hoy quería intentar algo diferente, así que hice a Hyunjin conseguir uno de esos— señaló con la cabeza algo detrás de mí, lo cual era un saco de boxeo—. Quiero volver a intentar lo del perfume, pero no quiero acabar como la primera vez, así que pondré un poco en el saco y listo.
—¿Tienes miedo a que te golpee?— alegué en un tono divertido.
—Claro que tengo miedo, te rompí la nariz ayer, Felix. ¿Piensas que me arriesgaré a que me desintegres la cara en forma de venganza?— dijo sarcásticamente— No, no es por eso. Solo quiero ver tus movimientos, si estás constantemente tratando de golpearme no voy a ver nada.
—Pretenderé que te creo si eso te hace feliz— Seungmin simplemente rodó los ojos, empujándome hacia donde estaba el saco—. ¿Qué tengo que hacer?
—Solo enójate y golpéalo, finge que soy yo o algo— habló con indiferencia, rociando algo del perfume sobre el ya mencionado saco de boxeo. Dio unos pasos hacia atrás y me hizo una señal con la cabeza, indicándome que podía iniciar.
Era extraño aquel sentimiento, pero, inmediatamente ese aroma se colaba por mis fosas nasales, una irremediable ira me nublaba la cabeza.
Continué dando golpes una y otra vez, de mientras Seungmin me analizaba desde atrás. Mis ataques fluían tan bien como agua, hasta que...
"¡No te olvides de mí, por favor!", gritó con aflicción alguien dentro de mi cabeza.
Aun cuando en ese entonces su cabello era castaño y su voz era más fina, logré reconocerlo a la perfección.
