Experimentos que buscaban crear alguna mejora en un grupo marginado de infantes, destinados a crecer dentro de jaulas y sufrir mientras aun respiren, terminó por crear desalmados con un único latir en sus corazones y venas: sed de venganza.
Lee Feli...
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La sexta hora de la tarde ya se venía asomando y, luego de todo un día de trabajo, Jisung ya por fin estaba pasando por las puertas del hotel.
Se quitó rápidamente las gafas—más las mismas comenzaban a darle dolor de cabeza—y acarició con sus dedos el puente de su nariz, sintiendo como si el cansancio se acumulara sobre sus hombros.
Al momento de levantar nuevamente la mirada, pudo encontrarse con unos ojos cálidos, observándolo desde la parte trasera del mostrador.
—¿Cansado?— le preguntó Bangchan, dejando su tableta a un lado.
—Lo normal— restó importancia, acercándosele y recostando sus brazos de la mesa— ¿Qué haces?
—Reviso las cámaras del Paradise Casino Busan. Veo en donde los guardias están posicionados y eso, para tener maneras de salir sin que nos vean.
—¿Vamos a armar un alboroto o para qué están buscando formas de escapar?— soltó en un risa.
—Lo contrario. Hyunjin quiere que pasemos lo más desapercibido posible pero, ya sabes, siempre es bueno tener un plan de reserva— el menor le asintió lento, dando a saber que había entendido.
—Con todo lo que hago día a día, más la mierda de la universidad, casi no he estado aquí en toda la semana— bufó— ¿Me explicarán el plan de camino?
—Hyunjin hará una reunión antes de irnos, supongo que ahí te dirá todo— afirmó, a lo que Han volvió a asentir.
—En ese caso, iré a tomar una ducha— avisó sonriente. Caminó en dirección al pasillo, pero, antes de desaparecer por él, se dirigió al mayor una vez más—. Chan...— le llamó.
—¿Sí?
—De casualidad... ¿has visto a Minho hoy?— preguntó con voz baja.
—No. No lo he visto— negó— ¿No has hablado con él todavía?
—No creo que sea un buen momento; muchas cosas están pasando ahora, no quiero abrumarlo, o bueno, más de lo que ya probablemente está— bajó la mirada hasta dejarla caer al suelo, comenzando a juguetear con sus dedos.
—Si solo continúas haciendo suposiciones, nunca vas a saber lo que le pasa— Chan salió del mostrador, postrándose delante el menor—. Pregúntale.
—Lo haré, cuando llegue el momento.
—Ese momento nunca va a llegar, Jisung— posicionó ambas de sus manos sobre los hombros ajenos, haciendo que Han lo mirara a la cara: sus ojos se encontraban cristalinos, y su labio inferior estaba ligeramente enrojecido por los dientes que lo mordían, impidiéndole hablar —. No tienes por qué reprimirte, dime qué pasa— le habló suave.
Jisung mantuvo su silencio por segundos, pero, cediendo ante los sentimientos que explotaban dentro de sí, dejó que las lágrimas corrieran a lo largo de sus mejillas. Hundió su cabeza en el pecho de Chan, buscando ocultar su rostro de todo el mundo. El mayor no tardó en rodearlo con sus brazos, buscando desesperadamente hacerlo sentir cómodo y protegido.
