Experimentos que buscaban crear alguna mejora en un grupo marginado de infantes, destinados a crecer dentro de jaulas y sufrir mientras aun respiren, terminó por crear desalmados con un único latir en sus corazones y venas: sed de venganza.
Lee Feli...
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—¿Vas a seguir escondiéndote?— gritó la voz burlesca de Yeonjun.
La musculatura de Hwang se vió tensa, sus dientes rechinaron de la rabia y hasta se podía escuchar claramente su respiración, que se había vuelto parvamente densa. Felix, aún agachado detrás suya, dejaba que los nervios lo comieran vivo.
Cuando la idea de un traidor se puso sobre la mesa, algo dentro de sí le hacía negarse al platillo, mucho más al darse cuenta repentinamente de ello, ya que, en cierto modo, dolía.
Estaba más que al tanto de las suposiciones de Hyunjin pero, de todas formas, no le encajaba la idea de que Yeonjun realmente lo supiera. No después de haber visto a Chan pendiente a las cámaras cada día, a Changbin buscando formas para entrar al sistema, a Seungmin consiguiendo el cianuro líquido, a Jeongin el gas del mismo, y a los demás ayudando tanto como podían. Y, sobre todo, no después de sentir la abrumadora seriedad que hubo al final de la última reunión; era claro que ninguno se lo tomaba a la ligera.
Entonces, después de todo aquel arduo trabajo, ¿realmente alguien se atrevería a tirarlo sin piedad por la borda?
Felix no hacía realmente mucho, sin embargo, siempre estaba ahí, escuchando y viendo todo lo que hacían. No los conocía lo suficiente, tal vez tenga un perfil erróneo sobre cada uno de ellos, pero de algo estaba muy seguro: luego de ya convivir bastante tiempo, aseguraba que ninguno era capaz de traicionar.
Por eso, la pregunta no salía de su cabeza: ¿quién podría haberlos delatado?
—Vamos, dulzura. Déjame verte la cara— habló Choi una vez más, con aquel ya incómodo tono de burla; pareció ser cansoso hasta para él, más inmediatamente cambió a un semblante serio—. Iré a buscarte si no sales de una puta vez, Hyunjin. Ya te aviso que no estás en posición de hacerme enojar.
Felix miró con apuro a Hwang, tratando de leerlo solo con verle a la cara.
—¿Qué haremos?— le terminó susurrando el rubio al mayor.
Hyunjin apretó la mandíbula y chasqueó la lengua, después, sujetó a Lee de la muñeca para caminar a paso rápido con él.
—Le seguiremos el juego— dijo luego.
Entonces, ahí fue cuando algo resonó dentro la mente del menor: si él se estaba sintiendo mal con respecto a esto, ¿cómo se estaría sintiendo el pelirrojo a su lado?
Su pregunta fue en cuestión de segundos respondida, más cuando estuvieron frente las puertas directas al baño, el alto no hizo más que patearlas con fuerza.
