Tangerine Oneshots (Bullet Train)

Vacaciones en la playa*

Prólogo: Tangerine y tu van de vacaciones a la playa, y él no puede dejar de ver lo hermosa que te ves en ese bikini con dibujos de mandarinas.

Word count: 1332

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Advertencia: finering, masturbacion, sexo sin protección, sexo vaginal, sexo al aire libre (en la playa), dirty talking, elogios, rasguños, marcas, mordidas, nipple play (jugar con los pezones), menciones de fluidos.

El trabajo de Tangerine era difícil y le quitaba bastante tiempo, y se notaba aún más en su relación ya que no se veían mucho durante los periodos en los que él y su hermano aceptaban trabajos.

Por eso mismo Tangerine había decidido tomarse unas pequeñas vacaciones y llevarte a una casa en la playa que había rentado solo para ustedes dos y que nadie los molestara.

Por eso mismo estabas en tu reposadera bajo una sombrilla en la arena, leyendo un libro con tu bikini puesto.

–Su bebida, señorita.–Te dijo Tangerine con una sonrisa acercándose a tu lado con una bandeja en la mano, llevando un vaso con un trago que él mismo había preparado, vestido con tan solo sus shorts de traje de baño.

–Que amable, muchas gracias.–Le dijiste con una sonrisa, dejando tu libro a un lado sobre la toalla en la arena y tomando el vaso de su bandeja.–Una pregunta... ¿todas las cosas que me sirva serán vestido así?–Le preguntaste con una sonrisa juguetona viéndole de arriba abajo con tus gafas de sol puestas.

–Puede ser desnudo si quiere.–Te respondió sentándose en su reposadera a tu lado, dejando la bandeja sobre la arena junto con sus propias gafas de sol.

Tu soltaste una pequeña risita y bebiste de tu vaso, apartando la vista de él con una sonrisa.

Tangerine se te quedó viendo por unos segundos, memorizando cada detalle de tu cuerpo, sin poder apartar la vista hacia otro lado que no fuera tu bikini blanco que casualmente tenía dibujos de mandarinas, por sobre todo las que estaban en tu brasier, cada una sobre tus pezones.

–¿Te gusta lo que ves?–Reíste ligeramente dejando el vaso sobre la bandeja en la arena.

–Y mucho... aunque te verías mucho mejor encima de mi.–Te dijo con una sonrisa, tomando tú mano para que te pusieras de pie y te sentaras en su regazo en su reposadera.

–Tan estamos en la playa...–Reíste ligeramente quitando tus gafas para dejarlas en el suelo, mientras Tangerine besaba tu cuello y llevaba sus manos para apretar tu trasero.

–¿Y eso qué? Vamos princesa... vinimos de vacaciones para pasar tiempo juntos, ¿o me equivoco?–Te dijo sin dejar de besar tu cuello, subiendo hasta tu mandíbula y mejilla, para luego dejar su rostro a centímetros del tuyo y ver entre tus labios y tus ojos.–Además... me estás matando con éste bikini, y eso no es justo.

–Me alegra que te guste porque lo escogí especialmente para ti.–Le dijiste con una sonrisa, acariciando sus mejillas.

Tangerine estrelló sus labios con los tuyos forzando su lengua en tu boca, mientras tus manos iban a su cabello para desordenarlo mientras bajaba sus manos hasta tus bragas y metía dos dedos en ti sin si quiera esperarse.

Soltaste un gemido y comenzaste a mover tus caderas montando sus dedos, dejando tu boca junto a su oído para gemir en él, sintiendo como su miembro se erectaba y retorcía debajo tuyo.

–Puta madre, preciosa... ahora de verdad que me vas a matar...–Gruñó moviendo aún más rápido sus dedos haciéndote gemir y jalar de su cabello.

–T-tangerine...–Dijiste agitada, hasta que te corriste en sus dedos con facilidad y sin aviso, mientras que Tangerine los seguía moviendo para prolongar esa sensación en ti.

Una vez estuvo seguro de que tu orgasmo pasó, te apartó un poco para bajar sus shorts lo suficiente para liberar su erección, y la tomaste en tu mano para masajearla.

Tangerine soltó un gemido e hizo tus bragas a un lado, guiándote poco a poco en su miembro mientras enterrabas tus uñas en sus hombros.

Una vez entró por completo, te dio un par de segundos para acomodarte hasta que comenzaste a mover tus caderas impaciente.

–Y yo que creí que no querías follar en la playa.–Rió ligeramente llevando sus manos para sujetar tus caderas.

Ni si quiera alcanzaste a contestar cuando te dio una fuerte embestida haciéndote gemir alto.

Comenzó a embestirte con fuerza y rapidez, deslizándose dentro y fuera de ti haciéndote saltar en su regazo, apretando tus caderas con tanta fuerza que podrían dejar marcas.

Una mano subió y desabrochó el nudo de tu bikini en la parte de atrás de tu cuello dejando libres tus pechos, donde metió el derecho en su boca y comenzó a succionar y morderlo, mientras que su mano jugaba con tu pezón en el otro para erectarlo y darte la misma cantidad de placer.

Tu mano izquierda ajalaba de su cabello mientras cambiaba al otro pecho y repetía sus acciones, y la otra la deslizaste hasta donde sus cuerpos se unían para masajear tu clítoris sin que Tangerine dejara de embestirte.

Sacó tu pecho de su boca y dejó un beso en cada uno, para luego apoyar la espalda en la reposadera y tener una mejor vista a donde tenías tu mano y su miembro te embestía con brutalidad.

–Puta madre... sigue así, muñequita... te ves preciosa...–Dijo con los dientes apretados, viendo entre tus pechos que rebotaban contigo y tu mano en tú clítoris.

–Tan-tangerine y-ya voy a—. Su boca se estrelló con la tuya y apartó tu mano de tu centro, mientras que la otra inclinó la reposadera para que se estirara por completo y te tomó en sus brazos para darse la vuelta y recostarte en ella.

Sujetó ambas de tus manos sobre tu cabeza y comenzó a embestirte con brutalidad haciéndote gemir con fuerza y que la reposadera rechinara.

Comenzó a dejar marcas y mordidas en tu cuello sintiendo su orgasmo aproximarse, y soltó tus manos para apretar tus caderas.

Eras un completo desastre de gemidos y llevaste tus manos a su espalda para arañarla con fuerza ante la brutalidad de sus movimientos, enrollando tus piernas en su cintura.

En poco tiempo te corriste a su alrededor con un gran gemido de su nombre, y Tangerine mordió tu cuello con fuerza depositando su semen tan profundo dentro de ti como le era posible.

Poco a poco sus movimientos se volvieron más lentos, y colapsó encima de ti tratando de no aplastarte con todo su peso.

Levantaste un poco tu cabeza para ver bien su espalda, frunciendo el ceño y luego pánico comenzó a crecer dentro de ti al ver que le habías arañado tan fuerte que había comenzado a sangrar ligeramente.

–Oh dios...–Dijiste preocupada, provocando que Tangerine se apoyara en su antebrazo para verte.

–¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?–Te preguntó preocupado y con la respiración aún algo agitada.

–T-tangerine tu espalda... lo siento, no quería—

Tangerine frunció el ceño y se volteó un poco para ver hacia su espalda, y por lo poco que alcanzó a notar, una sonrisa se formó en su rostro y luego se volteó hacia ti para verte con felicidad.

–Así de bueno soy, ¿eh?–Te dijo con una sonrisa arrogante y pícara, para luego dejar un beso en tus labios y volver a recostarse encima de ti.–No te preocupes por eso, me gusta como se ve.

–Pero—

–Sh. Silencio.–Te dijo dándole un juguetón mordisco a tu hombro.

–Okey...–Reíste ligeramente, acariciando su cabeza.–Que suerte que no rompimos la reposadera.

–Podemos volver a intentarlo si quieres.–Te susurró con un toque de maldad y jugueteo en su voz, sintiendo como volvía a ponerse duro dentro de ti.

Soltaste una gran carcajada mientras Tangerine se levantaba y se apoyaba en su brazo, viéndote con una gran sonrisa y un brillo en sus ojos, antes de besarte y tomando tú pierna para dejarla en su hombro y volver a empezar.