Cartas de un admirador

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Prólogo: Tangerine está enamorado de ti y te escribe cartas. Hay un admirador que te ama pero no sabes quien es.

Word count: 940
user68678407

Para Tangerine eras la persona más hermosa del mundo.

Para él eras la persona que iluminaba sus días sin importar qué tan oscuros fueran.

Para Tangerine significabas todo, y si algo te pasaba entonces el mundo debía prepararse para arder.

Su amor por ti era tan puro y verdadero que a veces le dolía, pero era un dolor que valía la pena.

Y en cada carta que escribía a altas horas de la noche en su escritorio, con tan solo la lámpara encima de éste como iluminación, cada minuto de sueño perdido por expresarte su adoración y amor por ti valían la pena.

Para Tangerine valía la pena todo el esfuerzo que hacía por escabullirse fuera del gran penthouse donde vivía contigo y su hermano por las noches y dejar esas cartas en su buzón de correspondencia cuando nadie le veía para que así al día siguiente la sacaras.

Para Tangerine significaba muchísimo ver tu alegría al leer cada carta, y tratar de esconderla de él y su hermano por temor a revelar tu secreto de que tenías un admirador que te enviaba cartas con los poemas más hermosos, y/o simples palabras de adoración hacia ti.

Y si Tangerine debía mantenerse en silencio y no decirte que era él quien escribía esos versos, esas frases y esos textos que tanto te llenaban el corazón para no romper ni destrozar tu ilusión y felicidad, entonces valía la pena.

Era cosa de cada noche sin falta escribir sus bellas palabras dirigidas hacia ti, y escabullirse lo más sigiloso posible al primer piso del edificio para dejar la carta del siguiente día.

Hasta que una noche de insomnio por casualidad le escuchas.

Y la curiosidad comienza a ser mucha como para no seguirlo, subiéndote en el otro elevador para que no te descubra.

Una vez las puertas se abrieron, corriste a esconderte en otro lugar antes de que Tangerine se volteara a ver quien era.

Desde tu posición pudiste ver lo que era tan obvio y aún así era algo desconocido para ti.

Tangerine se quedó viendo al sobre en sus manos por unos segundos con una gran sonrisa, y luego lo dejó dentro de donde llegaba la correspondencia de su hogar.

Quedaste boquiabierta ante tal escena, y te apresuraste a subir al penthouse antes de que él llegara.

Para cuando Tangerine subió tu ya estabas en tu cama arropada de espaldas a la puerta fingiendo dormir.

Tangerine se asomó por tu puerta y te vio durmiendo, por lo que la cerró y se fue a su habitación.

Una vez te aseguraste de que se hubiera ido, encendiste la luz de tu mesita de noche y sacaste de bajo tu cama una caja.

La abriste y comenzaste a sacar una por una todas las cartas que venías recibiendo desde hace casi un año y medio.

Mientras más leías, más lágrimas corrían por tus mejillas.

Y mientras más leías, más sentido te hacían las palabras y podías imaginar a Tangerine en su habitación escribiendo todas y cada una de ellas.

A la mañana siguiente bajaste como de costumbre para sacar tu carta, y pudiste notar la pequeña sonrisa en el rostro de Tangerine al ver que llevabas el sobre en tus manos.

Sin embargo más tarde esa noche algo cambió.

Tangerine como de costumbre bajó a dejar el sobre con su carta del día siguiente, y al momento en que las puertas del elevador se abrieron, te vio a ti con la espalda apoyada en la pared de donde estaban los buzones.

–¿T-T/A? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar durmiendo?–Te preguntó algo nervioso pero tratando de disimularlo, jugando con el sobre en sus manos.
(Tu Alias)

–Tú también deberías estar durmiendo y no entregando cartas a tan altas horas de la noche.–Le dijiste con una sonrisa.

–¿De qué hablas?–Rió nervioso tratando de no exponerse.

–Sé que eres tu, Tan... y necesito preguntarte esto viéndote a la cara. Lo que dicen las cartas... ¿de verdad sientes todo eso por mi?–Le preguntaste jugando nerviosa con tus manos.

Tangerine tragó la saliva en su boca nervioso y bajó la vista al sobre en sus manos con el que estaba jugando, y luego volvió a levantarla para verte frente a él.

–Sí... todas y cada una de esas palabras son verdad, solo que jamás me atreví a decírtelo de frente porque me da un puto miedo que ni te imaginas. Me da miedo que ahora que sabes que soy yo... ya no... me da miedo decepcionarte.–Murmuró bajando la vista nuevamente.

Te acercaste hacia él posando una mano sobre las suyas y la otra en su mejilla, provocando que levantara la vista hacia ti.

–Ojalá tuviera tu misma habilidad con las palabras para expresar todo lo que siento por ti... pero en su lugar, solo espero que con esto te quede claro lo intento decirte.–Le dijiste con voz suave antes de besar sus labios.

Tangerine te besó de vuelta dejando una mano en tú cadera y la otra en tu mejilla, soltando un suspiro de alivio.

Una vez se separaron, ambos se quedaron viendo con grandes sonrisas en sus rostros y un brillo especial en sus ojos.

–Tus métodos son mucho mejores que los míos.–Rió ligeramente al igual que tú, antes de volver a besarte con más fuerza y pasión, abrazándote por la cintura y dejando sus manos tu espalda mientras las tuyas las envolvían en su cuello y le besaban de vuelta.

Tangerine Oneshots (Bullet Train)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora