Cita en el cine*

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Prólogo: Tangerine y tu van al cine donde terminan haciendo más que solo ver la película.

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tangerineismyman
Advertencia: sexo vaginal sin protección (usen globito, es muy importante), riesgo de ser descubiertos, sexo en público(?), fingering, mordidas, apodos (muñeca, princesa), sexo oral (hombre recibiendo), menciones de fluidos, breeding kink (correrse dentro de la persona y la fascinación que siente por dejar su semen dentro de ella, es la mejor explicación que puedo darles, espero se entienda), masturbación.

Tangerine con su línea de trabajo no se creía capaz de poder mantener una relación, ir a citas, ni nada de eso. Tal vez solo aventuras de una noche, pero estar en una relación con alguien le parecía mucho compromiso, lo cual no podría dar a cambio debido a los constantes viajes que implicaban ser un asesino a sueldo.

Sin embargo esos pensamientos cambiaron cuando un día en un bar te conoció a ti.

Tangerine intentó conquistarte en busca de una aventura de una sola noche, pero no cediste tan fácil a sus encantos, y eso terminó volviéndolo loco. Al fin y al cabo, le gustaba tener un poco de desafío.

Así poco a poco comenzaron a conocerse e ir a citas.

Y cada vez que estaban juntos la tensión entre ustedes era prácticamente visible, y el hecho de no ser novios aún lo hacía aún más difícil de ignorar.

—————

Tangerine había vuelto de un trabajo que le tomó toda una semana, así que para compensarlo, te llevó al cine tarde por la noche, casi a la última función para pasar tiempo juntos.

La cosa es que desde el primer momento que te había visto usando aquel vestido, su miembro de erectó tanto que llegaba a doler.

Tangerine trató de esconder su erección con su chaqueta, pero estando sentado en la sala del cine, casi al último junto a la pared y en la oscuridad iluminado sólo por la pantalla, se le hacía incómodo y de vez en cuando se movía en su silla para acomodar sus pantalones, pero no podía aliviar esa tensión en ellos.

Eran solos ustedes dos, y una persona muy abajo durmiendo.

Después de acomodarse por tercera vez soltando un pequeño quejido, te volteaste a verlo mientras él sujetaba la chaqueta en su regazo y trataba de concentrarse.

–¿Tangerine te encuentras bien?–Le preguntaste en voz baja.

–De maravilla, princesa.–Te dijo con una sonrisa forzada y los dientes apretados.

Tu mirada se dirigió a su regazo donde su chaqueta cubría su erección, así que la tomaste para revelar el bulto en sus pantalones, y Tangerine no alcanzó a evitar que removieras su chaqueta.

–Parece que alguien está contento...–Le dijiste con una sonrisa pícara, relamiendo tus labios.

–No me digas. No me había dado cuenta.–Te dijo con los dientes apretados.

–¿Por qué no hacemos algo al respecto?–Le preguntaste con una sonrisa pícara.

Tangerine frunció el ceño y al notar a lo que te referías, imitó tu sonrisa e inmediatamente desabrochó sus pantalones para bajarlos un poco, y te posicionaste en su regazo, haciendo tus bragas a un lado y comenzaste a deslizarte en él sin desperdiciar más tiempo.

Soltaste un pequeño gemido y Tangerine se apresuró en besar tus labios para callar los sonidos que ambos comenzaban a hacer, hasta que su miembro llegó hasta el fondo.

–Puta madre, preciosa... estás tan mojada...–Gruñó pasando sus dedos por tu parte baja donde él estaba dentro de ti, y luego los llevó a su boca para limpiarlos.

–Asegúrate de que no venga nadie.–Le susurraste comenzando a moverte de arriba abajo en su miembro.

–Mierda...–Gruñó en voz baja apretando tus caderas, mientras tú te movías en su dura y gran erección.

Si bien te provocaba algo de dolor, éste pronto se convertía en placer y tus movimientos se volvían cada vez más acelerados.

Comenzaste a besar su cuello dejando marcas mientras Tangerine te abrazaba por la cintura y movía sus caderas hacia arriba para alcanzar tus embestidas, provocando que sus pieles sonaran, a pesar de querer evitarlo.

Mordiste su cuello con fuerza una vez llevó sus dedos a tu clítois donde comenzó a masajear provocando que tu orgasmo se aproximara con rapidez.

–Muñeca necesito que te corras conmigo. Necesito que lo hagas princesa.–Te susurró al oído agitado viendo hacia la puerta de la sala abajo y al tipo durmiendo en otro asiento.

–M-mierda Tangerine...–Gemiste en su oído enterrando tus uñas en sus hombros por sobre su camisa.

Los movimientos de Tangerine se volvieron más desesperados tratando de conseguir tu orgasmo mientras aguantaba el suyo, y finalmente te corriste a su alrededor mordiendo su piel para no gemir tan fuerte, y Tangerine se dejó ir en tu interior.

Te abrazó con fuerza escondiendo su rostro en tú cuello gimiendo por lo bajo mientras el orgasmo arrasaba con ustedes, tu moviendo tus caderas en círculos contra las suyas y él te llenaba por completo.

Pronto sus fluidos mezclados chorreaban por tus piernas a las suyas, y respirando agitada te levantaste para sentarte en tu asiento, empujando su semen y tus fluidos mezclados dentro de ti con tus dedos bajo su atenta mirada.

–Puta madre princesa... me estás matando aquí.–Te dijo con los dientes apretados y su mirada fija en tus movimientos, mientras su miembro volvía a erectarse y Tangerine no pudo evitar llevar su mano a él y comenzó a moverla desesperado.

–¿Te gusta como me veo llena de ti?–Le preguntaste con una sonrisa maliciosa sin detener tus movimientos.–Apuesto a que te gustaría ver chorreando tu semen por mis piernas, que salgamos de aquí con mis piernas pegajosas por ti y todo el mundo lo vea...

–Mierda muñeca si...–Dijo con voz temblorosa sintiendo su siguiente orgasmos aproximarse.

Levantaste el apoyabrazo entre ustedes y te acomodaste para meter su miembro en tu boca, succionando hasta que se corrió y tragaste su semen tratando de no desperdiciar nada y no ensuaciarlos.

Tamgerine enredó una mano en tú cabello y una vez se vació por completo, te jaló con suavidad para alejarte de su miembro ya más suave.

Lamiste lo que había en tu barbilla y Tangerine te acercó para besar tus labios con profundidad, pasando su lengua por tu boca y saboreándose a sí mismo.

–Y yo que pensé que eras inocente...–Te dijo con una sonrisa acariciando tú mejilla con su chaqueta cubriendo su regazo.

–Ya sabes lo que dicen, siempre son las calladas.–Le dijiste con una sonrisa antes de volver a besarlo, ambos sonriendo en la boca del otro.

Una vez se separaron, Tangerine acomodó sus pantalones y tu te limpiaste con unos pañuelos de papel que traías en tu bolsa.

Luego se acomodaron y Tangerine pasó un brazo por tus hombros, dejando tu cabeza en en el suyo y besó tu cabeza, ambos ya más relajados.

–Cuando lleguemos a tu casa, prometo hacerme cargo de ti como corresponde, princesa.–Te susurró provocando que levantaras la cabeza hacia él para verle con una gran sonrisa, y le volviste a besar acariciando su mejilla.

Tangerine Oneshots (Bullet Train)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora