Que torpe

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Prólogo: Estar en una relación contigo puede ser a veces un poco estresante ya que eres algo torpe, suerte para ti que Tangerine tiene buenos reflejos.

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AshlyVelazquez8

Tangerine era feliz contigo.

Tu eras ese pequeña parte de su vida que solo le traía paz y felicidad, y que le alejaba del estrés de su trabajo.

Lo único malo, es que a veces le estresabas, y no porque le molestaras, si no porque te la pasabas siempre golpeándote o tropezándote. Literalmente no había día en el que no te pasara una cosa así.

Tangerine siempre debía cargar benditas adhesivas en sus bolsillos porque te golpeabas, o te hacías pequeños cortes, o te caías, etc.

Podían ir caminando por la calle más lisa y mejor cuidada de la ciudad tomados de la mano, y tú te ibas abajo contra el suelo. Si no es porque Tangerine tiene buenos reflejos, sería mucho peor.

—————

Tangerine venía recién llegando de un largo trabajo.

No te había visto en dos semanas y lo único que deseaba era tenerte en sus brazos otra vez. Aunque también tenía algo de temor de ver cuantos raspones o heridas tenías de todas las veces que te habrías golpeado o tropezado esas semanas.

Dejó a su hermano en su departamento y luego condujo por Londres hasta la casa donde vivía contigo.

Aparcó el automóvil fuera en el jardín fuera del garaje y se bajó, sacando su bolso del maletero y caminó hacia la puerta principal.

Sacó sus llaves y las insertó en la puerta tratando de no hacer tanto ruido ya que era pasada la media noche.

Entró y dejó el bolso en el suelo, cerrando la puerta y dejando la chaqueta de su traje colgada junto con las llaves.

Soltó un suspiro y pasó una mano por su rostro y cabello, para luego escucharte correr desde el segundo piso y bajar las escaleras.

–¡Tangerine volvist—. Ni si quiera alcanzaste a terminar de hablar, mientras bajabas las escaleras de prisa y te tropezaste comenzando a resbalarte.

Tangerine abrió los ojos ante la sorpresa y corrió hacia ti para atraparte y que no cayeras al suelo, sujetando tu pecho mientras te abrazaba y tus pies quedaban unos escalones más arriba.

–¡Volviste!–Exclamaste sin importar la incómoda posición ni tampoco tomando mucha importancia al hecho de que casi te caíste, abrazándole con fuerza.

–¡Puta madre mujer! ¡Me vas a matar un día de estos!–Se quejó tomándote en sus brazos mientras envolvías tus piernas alrededor de su cintura.

–Perdón... es que te extrañé muchísimo.–Murmuraste en su cuello con una pequeña sonrisa mientras Tangerine caminaba hacia la sala de estar y se sentaba contigo en el sillón.

–Yo también te extrañé. No pude dejar de pensar todos los putos días en quizás cuantas veces te caíste o te golpeaste.–Dijo soltando un suspiro y dejando caer la cabeza hacia atrás mientras pasaba ambas manos por su rostro y cabello.

–No fue tanto...–Reíste ligeramente pasando tus manos por su cuello y mandíbula para masajear la zona.

Tangerine soltó un suspiro y dejó sus manos en tú cintura, viéndote con una sonrisa cansada.

–¿Cuantas veces fueron?–Te preguntó sin dejar de observarte con su sonrisa en el rostro.

–Ya perdí la cuenta...–Murmuraste riendo ligeramente.

Tangerine soltó un suspiro por su nariz sonriendo y rodando los ojos, dejando un beso en tu mejilla y acercándote para abrazarte.

Pasó su mano bajo tu playera para acariciar tu espalda, y te sintió dar un pequeño salto en sus brazos.

Tangerine frunció el ceño y levantó un poco tu ropa para ver un feo moretón en tu espalda.

–¿Qué putas pinches vergas es esto, princesa?–Te preguntó frunciendo el ceño preocupado.

–En la mañana me caí en la ducha.–Respondiste sin dejar de abrazarlo.–Pero ya estoy bien.

Tangerine negó ligeramente con la cabeza y soltando un fuerte suspiro.

–De verdad no sé qué putas voy a hacer contigo, mujer. Te la pasas cayéndote y golpeándote.

–Aún así me amas.–Dijiste con una sonrisa, alejándote para verle a cara mientras él acariciaba tu espalda.

–Sí, si... sabes que si.–Rodó los ojos con una sonrisa, mientras te acercabas para besar sus labios con delicadeza.

–No quería decir nada, pero hueles feo.

–Así es como huele una persona después de no bañarse en cuatro días.–Te respondió con una sonrisa.

–Euw, asco. Ya ve a la ducha.–Te quejaste arrugando la nariz y cubriéndola con tus dedos, tratando de ponerte de pie.

Tangerine te abrazó más fuerte y te hizo recostarte en el sillón mientras te hacía cosquillas.

Pronto ambos cayeron al suelo y Tangerine te dejó caer encima suyo, para luego darse vuelta y pasar su barba que no había afeitado por tu cuello haciéndote reír.

–¡Ya déjame! ¡Hueles horrible!–Reíste mientras tratabas de apartarlo.–¡Ve a ducharte!

–Solo si vienes conmigo.–Te dijo con una sonrisa y apoyando ambas manos a cada lado de tu cabeza.–Prometo sujetarte mientras me afeitas.

–Bien... pero ya vamos que no soporto tu olor.–Reíste arrugando la nariz.

Tangerine rió y se acercó para besar tus labios, y después ayudarte a ponerte de pie y pasarte por su hombro para subir la escalera, dándote una nalgada cuando comenzaste a moverte para que te bajara.

Tangerine Oneshots (Bullet Train)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora