Capítulo n°4: "La foto del periódico"

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Willom.

La semana pasa demasiado rápido. Ya es jueves. He ido como cinco veces a la misma cafetería esperando volver a verlo. De tanto insistir lo vi por unos pares de minutos, aunque él ni se percató de mi presencia.

>Y claro que no. Tonta no sabe quién eres.>

Me reprende la voz interior que llevo dentro. La verdad, no me importa lo que piense seguiré buscando la forma de entrar a su vida. No importa que tenga que hacer igual lo conseguiré.

Nuestro amable jefe, es ironía porque no lo es para nada, ya regreso de sus vacaciones. Sonríe de vez en cuando, aunque sigue siendo el mismo gruñón de siempre.

Limpiamos la boutique mientras Blair rinde cuenta con Harry. Es fastidioso esperar a que pasen para continuar barriendo la vereda. Nadie se baja por la calle tengo que detenerme para seguir.

Es un cálido día, por lo que no debo llevar abrigo al caminar hasta la cafetería después de limpiar. No he desayunado antes de salir de casa así estoy obligada a comprar un café junto a un trozo de pastel porque mi estómago se comerá a sí mismo sino calmo su hambre.

No puedo demorarme mucho. Harry no debe darse cuenta que salí sin su permiso si lo descubre me descontara el tiempo perdido de mi sueldo. Cuento los segundos intranquila porque el pedido no sale. Tamborileo con mis dedos sobre el mostrador, camino de un lado a otro y debato irme. Pero esa idea se esfuma cuando Cedric aparece con una bolsa y el café.

- ¡Que lo disfrute! – exclama y yo asiento sujetando las cosas, girar y regresar.

No miro a ningún lado. Muevo los pies como flash nerviosa. Blair me hubiera llamado para saber dónde ando.

Suelto el aire retenido cuando me paro en seco frente a la puerta de la boutique. A través del vidrio no se ve a nadie.

-Menos mal que todavía están en su oficina sino estaría en graves problemas – susurro ingresando para beber mi delicioso café, ya que no hay movimiento.

A los pocos minutos de haber llegado, Blair sale echando humo por sus narices. Decir que está furiosa es poco. Es una leona a punto de devorarse a una liebre.

- ¿Ocurre... algo? – vacilo en preguntar por su expresión.

- ¡El idiota que tenemos por jefe me acusa de haber robado dinero de la caja fuerte que tiene en su oficina! – exclama nerviosa, asustada y triste.

- ¿Qué? – abro la boca soltando de repente lo que estaba por comer – Es un imbécil. De seguro, él fue quien tomo ese dinero y ahora te quiere echar la culpa de arriba.

-No lo sé, pero me dijo que tomara medidas drásticas – sus ojos están vidriosos y yo no sé qué hacer para que no esté tan mal – quizás nos despida a todos.

¡Lo único que me faltaba! Tener que lidiar con este testarudo que no entiende lo que es amabilidad.

- ¿Qué? Pero no hicimos nada malo.

-Ojalá encontremos pruebas de que no fuimos o despedirá sin contemplación alguna.

Esas palabras cierran mi estómago porque tendré que buscar otro empleo para pagar mis deudas. La pregunta es ¿Dónde encontrare otro tan rápido?

Harry sale de su cueva yéndose a su casa. Ni nos mira al pasar. Tampoco me preocupa que no lo haga, pero su indiferencia con aires de suficiencia nos hace temer de su poder.

Azriel y Arvel no aparecieron hoy. Ellos ya estaban cansados de tener que soportar el humor de Harry. Querían buscar otro empleo, pero donde se los tratara bien, imagino que lo consiguieron porque nos dejaron con la carga en los hombros.

El hombre de mis Fantasías (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora