Aedus.
Llegamos en la casa de Willom, debo recordar todo el dolor que le hice pasar dejándola sola en ese hotel. ¡Fui un estúpido! Ya lo sé, pero ahora es una urgencia que no puede esperar.
He tocado tres veces la puerta y al parecer no hay nadie. Vuelvo a intentarlo cuando las luces se encienden, luce adormilada y restregándose los ojos como si no lo pudiera creer que estoy en su puerta.
- ¡Willom! – no tengo idea de cómo decírselo sin que se alarme – Llamaron a Aiden del hospital...
No puedo mirarla directamente a los ojos. Siento vergüenzas de mis propios actos.
- ¿Qué quieres? – pregunta cruzándose de brazos.
-Tus padres... y Sienna, tu hermana... - creo a nadie le gusta ser partidario de dar malas noticias – tuvieron un accidente... - al fin lo suelto.
- ¿Qué...?
Su rostro se desfigura comenzando a soltar sollozos ahogados por su mano. Se tambalea retrocediendo para atrás y me veo en la obligación de sostenerla para que no se caiga.
-Llamaron a Aiden para informarle del accidente porque tu no respondías el teléfono... - digo en tono compasivo – así que vinimos por ti.
-Voy a... cambiarme y... regreso... - sus manos tiemblan al igual que su voz.
Espero a que se cambien mientras observo desde el umbral de la puerta que Aiden sigue en shock. No reacciona y me da la sensación que en cualquier momento se derrumbara. Está en un procesamiento lento de la información que le dieron, ella es muy importante para él.
- ¡Vámonos! – su voz a medias me saca de mis cavilaciones.
Sube en la parte trasera. Yo conduzco con mucho nerviosismo. Es incomodo ir junto a la persona que has lastimado, aunque no somos nada eso no implica que haya actuado como un verdadero tonto. También su silencio habla por sí solo.
Aparco el auto en la acera. Willom baja corriendo mientras la veo perderse a través de las puertas corredizas hablo con Aiden, que ni cuenta se dio que ya hemos llegado.
- ¡Aiden! – gira para verme a los ojos – Tenemos que bajar, estamos en la entrada del hospital.
-Ya veo...
Desciende y se apresura a caminar. Lo alcanzo porque cometerá una locura sino la encuentra en un buen estado de salud. Tampoco quiero precipitarme a pensar cosas horribles, pero la escena no da para el mejor escenario.
Seguimos a Willom en el ascensor. Otra vez nace el silencio hasta que salimos de esa caja movible. Sus ojos rojos e hinchados se cruzan con los míos, pero no dura mucho.
Se la nota impaciente por su rápido andar. Ingresa en la habitación 126 y se escuchan sus llantos de lamento desde aquí fuera.
Todo me recuerda a esa maldita noche en que murió mi cuñada, los gritos desolados de Alvin y el destrozo que causo en su alma y en la mía. Debo apartarme antes de que pierda el control de mis emociones.
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Willom.
Salí de mi casa temiendo lo peor. ¡Un accidente! Eso fue lo que sucedió. Sentía que mi propia respiración me asfixiaba cuando Aedus soltó aquellas palabras.
El solo pensar que los podía perder me asustaba, el miedo paralizo mi cuerpo y lágrimas ya no salían con facilidad porque ya había derramo muchísimas durante el día. Apagué el teléfono y me dormí, justamente en ese instante debieron llamarme para avisarme, pero estaba bastante dolida para imaginar que algo les podía pasar.
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El hombre de mis Fantasías (Completa)
Romance¿Se puede amar a una persona que solo aparece en tus fantasías? Muchos dirán que no, pero una mujer está a punto de experimentar una situación que parece un deja vu. Aunque no lo es en absoluto. Conoce a un hombre igualito a como ella se lo imagina...