Willom.
Aunque la situación es demasiado frustrante estoy deseosa de él. Rozar su piel produce un cosquilleo en mi vientre haciéndome dar cuenta cuanto lo extrañe.
Se relame los labios mirándome con esos colores tan distintos y sonríe de forma cariñosa, desplegando la punta de sus dedos en mi brazo, la otra mano esta puesta sobre mi cintura manteniéndonos tan cerca cómo se pueda.
-Te extrañe demasiado – susurro contra su cuello.
Me obliga a subirme a su regazo tampoco me hago de rogar. Los dos deseamos sentirnos piel con piel.
-Yo te extrañe de muchas formas posibles – su sonrisa es amplia, cautiva con solo respirar, pero suele ser muy frío en dar confianza.
He notado cambios en su persona. Ya no levanta esa muralla que solía reprimir para evitar ser lastimado, también expresa con palabras sus sentimientos, aunque aún le cuesta mucho. Pero me encanta sentirme en confianza con él.
Sin embargo, sigue siendo un poco explosivo cuando se trata de su padre.
- ¿En qué piensas? – interroga al verme distraída.
Sus tenues caricias no se detienen. Ahora las realiza encima de mi pantalón.
-En los muchos cambios que hiciste para mejorar ¿no te has dado cuenta?
-Sí y cuesta aceptarlo, lo único en lo que pierdo el control es ante el idiota de Connor. – suspira pesadamente – He intentado investigar, tratar de encontrar una pista para hundirlo, y lo que halle fue...extremadamente decepcionante.
-Puedes decírmelo – deposito un beso en su mejilla abrazándolo.
Me había tardado mucho en oler su fragancia tan exclusiva y característica en su piel, mis sentidos hacen olvidarme de lo que pasa a nuestro alrededor transportándonos a un sitio donde solamente somos él y yo, como en estos segundos en su oficina.
-Preferiría no involucrarte en esto. – dice pasando su mano por la espina dorsal provocándome un jadeo involuntario – ¡Bésame! Lo he estado deseando desde que salí de Liverpool.
Y no tiene que ordenarlo dos veces.
Pegándome más a su cuerpo, paso las palmas de mis manos por su torso cubierto de una tela oscura llegando hasta su barbilla. Es raro verlo con una incipiente barba poblando su piel. Las puntas causan una irritación agradable entre cosquillas y un pequeño dolor.
Paso mi dedo pulgar sobre sus labios haciéndolo desesperar y acelerando su respiración. Lo anhela tanto como yo. Sus manos pasan a mis pechos masajeándolos, haciendo corto circuito en cada célula, reaccionando a su contacto.
-Te extrañe pastelito de chocolate – murmura con la respiración entre cortada.
Con su mano va acercándome a su boca. Luce tentadora, él vuelve a relamerse los labios mordiendo el inferior, ya me es imposible de controlarme succionándolo para después ir abriéndome paso en el interior.
Extrañaba el sabor de su boca. Menta y cigarrillo, aunque hoy solamente sabe a caramelo de fruta. Tiene un hambre voraz, es arrebatador con sus dientes y pretende succionarme hasta mi alma.
Aedus suelta un jadeo mientras nos besamos sin detenernos a tomar aire. Pega su zona baja entre la mía sintiendo su erección crecer y mis muslos volverse gelatina de tanta humedad.
Mordisquea tanto como puede dejando dolorido mis labios, pero no importa cuando se trata de Aedus, mi cuerpo es una fogata en ascenso. No podemos sentir frío de tanto arrebato de chispas chocando en una solo deseo: demostrarnos cuanto no hemos extrañado.
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El hombre de mis Fantasías (Completa)
Romance¿Se puede amar a una persona que solo aparece en tus fantasías? Muchos dirán que no, pero una mujer está a punto de experimentar una situación que parece un deja vu. Aunque no lo es en absoluto. Conoce a un hombre igualito a como ella se lo imagina...