Willom.
Algunas horas antes.
Dos tipos sujetaron mis brazos cuando aparentemente nos disponíamos a irnos. ¿Dónde? No lo tenía claro, pero el conocer su plan despertó en mí, las ganas de huir como sea.
Conservaba el retazo de vidrio entre mi mano después de intercambiar algunas palabras con Arden, su supuesta muerte va a desconcertar a Aedus, y no puedo permitir que lo dañen. Eso jamás.
Aunque estoy cansada, adolorida, casi se me cierran los ojos arrastro la pierna herida por el mugriento piso.
─No, no, no ─grita una voz proveniente de la camioneta.
Mi corazón se arruga ante el sonido agudo del desconsolador grito, entonces me remuevo contra sus manos siendo el doble que las mías.
Prácticamente soy siendo guiada por ellos. Llevo cubierta la cabeza y el hilo de la bolsa asfixia teniendo que realizar respiraciones cortas a cada segundo.
─ ¿A dónde nos llevan? ─cuestiono.
Manipulo el vidrio entre temblores. No veo absolutamente nada es como tener un abismo frente a tus ojos, el desconcierto sumado a la ansiedad por dar el golpe me consume. El aire queda atrapado en la bolsa volviéndose caliente mientras la nariz rosa la textura áspera de la bolsa al caminar. Giro de un lado a otro agudizando mi oído para captar alguna señal de mi hermana o Alvin, pero es inútil. O nos separaron o, yo navego en un mar de profunda oscuridad.
Los parpados caen y un halo de luz entra por debajo, ha quedado una rendija entre mi cuello y la atadura de la misma. Veo mis zapatillas sucias, agujetas mojadas desamarradas salpicada con algunas gotas de sangre.
Me falta el aire porque estoy ahogándome. Hiperventilo sintiendo la necesidad de quitármela como sea. Entonces, reúno fuerzas para pelear.
Si, pelea por nuestro chico.
Es a lo que me incita mi conciencia. No podría no estar de acuerdo.
El camino hacia algún vehículo que nos traslade, supongo yo, parece eterno.
─ ¡Ayy! ─expreso en un quejido.
Ellos siguen sosteniéndome sin importarles lo que pasa. Jalan bruscamente mi piel, pero caigo al suelo simulando estar desmayada. No puedo vislumbrar sus rostros, sin embargo, uno se acerca con cautela.
Ni lo dudo. Alzo la mano clavándole el vidrio en su hombro cuando se agachado para ver cómo estaba. Un desgarrador grito sale de su garganta dejándome sorda.
Aun así, continuo con la fija idea de no aceptar usarme como carnada. Se perfectamente que es su objetivo lastimar a Aedus, no se lo hare tan fácil.
Cuando intento pararme, siento una mano cerniese alrededor de mi frágil cuello pataleo ante la falta de aire, mis pulmones se vacían y lucho para zafarme de su presión. Me cuesta respirar algo va atragantándose en mi garganta, gimo, toso dejando ir algunas lágrimas. Con mis manos sobre las suyas clavo mi arma haciéndolo estallar en otro grito.
Afloja la presión y el alivio llena mis pulmones. No paro de toser sentándome de golpe. Me deshago con desesperación de la capucha cuesta acostumbrarme a las farolas encendidas percibiendo la noche encima de nuestras cabezas.
Es como si la esperanza entrara por la puerta principal diciéndome no te rindas.
Lo intento, pero casi me matan.
Ahogo un sollozo sobándome la garganta, que arde y seguramente quedaran cardenales ante la fuerza ejercida en esa zona.
Jadeando, cuesta tragar saliva visualizo a los dos hombres. Pasamontañas cubren su identidad aun quejándose, uno sigue en el piso tomándose el hombro, el otro esta recargado contra la camioneta de chapa negra en el que iban a subirme.
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El hombre de mis Fantasías (Completa)
Romance¿Se puede amar a una persona que solo aparece en tus fantasías? Muchos dirán que no, pero una mujer está a punto de experimentar una situación que parece un deja vu. Aunque no lo es en absoluto. Conoce a un hombre igualito a como ella se lo imagina...