Capítulo n°46: "Río estancado".

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Willom.

Me despierto como cada día con el mismo pensamiento. Aedus va a despertar, pero una realidad lleva dándome muchas cachetadas para entender que eso no va a suceder.

Por más que quiera ser optimista, cuesta. Pasaron prácticamente un año y dos meses, cuanto cada día, cuatros hora, 17 minuto y si es posible un segundo.

Mi vida se volvió relativamente rutinaria. Papá trato de convencerme hasta el cansancio de terminar mi carrera, aunque fui tajante. Siempre se llevaba la misma respuesta.

─No hay ganas en mi ser de hacerlo, papá. Compréndeme.

Mi padre fue un hombre estricto en nuestra educación de carácter frio y poco afectivo, sin embargo, trato de darnos lo mejor para tener una vida digna. Escoger una carrera al alcense de tus manos fue lo más emocionante en aquel tiempo, pero hoy me he dado cuenta de mi verdadera pasión.

De todo fracaso se aprende. Aprendí a no subestimar las sutilezas de la vida y que cada momento disfrutado a veces no alcanza, te parece poco cuando estas a punto de perder lo más valioso en el caos rodeándote.

Conocer a Aedus por una fantasía es lo más loco que hice. Después de un naufragio todo vuelve a su cauce.

Aedus es mi naufragio y cauce. En sus brazos encontraba la calma que necesitaba mi alma fue un equilibrio en la balanza, mas no pensé que me enamoraría ni mucho menos que él lo hiciera.

Abrí mi corazón a uno atormentado. Su culpa no lo dejaba ver claramente, entonces llegue como una brisa fresca para alterarlo todo y encajar cada una de sus piezas. El hombre de murallas fuertes e inderogable que no se doblegaba ante nadie encontró su refugio, y yo el mío.

Que mejor que reposar mi cabeza en su pecho, mirarlo dormir y sentir sus caricias cuando anunciaban un diluvio de peligro, su padre. Si es que lo es, fue nuestra mayor piedra.

Por él, Aedus continua en su eterno letargo.

Un día más en el calendario. Un día mas que no lo tengo y otra fotografía que tomar.

─Iras a la apertura de mi centro de estética ¿verdad? ─Blair me mira frunciendo su ceño sentada en un taburete. ─Jeison viene este fin de para quedarse y acompañarme.

─ ¿Cuándo es?

─Esto es el colmo. ─replica dando unos golpecitos en la isla. ─Ya te lo he repetido miles de veces.

─Si, si ya sé, pero me olvido.

Y no miento. Tengo tantas cosas en mi cabeza que almacenar un evento más va a hacer que estalle.

─Debo preparar una nueva exposición y apenas he tenido tiempo suficiente para pintar. ─me defiendo casi entre lágrimas. ─Me preocupa el estado de Aedus ya ha pasado otro mes y nada, ni siquiera una pestaña mueve.

─Relájate amiga. ─viene hacia mí para abrazarme. ─Ten fe regresara a la normalidad, ya verás.

─Llevas diciendo lo mismo tantas veces que ya no se en que creer. ─digo resignada.

Sigo manteniendo la rutina de ir a diario, pero mis esperanzas comienzan a abandonarme. Luchar por los dos se ha vuelto un desafío.

Blair sigue parloteando sobre su convivencia con Jeison para distraerme. Le agradezco que me haya soportado y no salió huyendo cuando estuve perdida en mi dolor. Salir de ese pozo tomo tiempo, pero no hubo otra salida más que ser fuerte.

Ella y su novio ya conviven. Pronto van a casarse, en verdad estoy contenta por ellos, aunque en el fondo siento como mis latidos son cuchilladas hirientes al verlos tan felices.

El hombre de mis Fantasías (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora