Capítulo n°3: "Navegando entre pensamientos".

54 18 2
                                    

Willom.

Ya paso una semana desde que lo vi. Creo que yo porque si no me estaría volviendo loca. He regresado al mismo lugar donde vi, por lo menos tres veces en el día, pero no obtuve ninguna información.

La tediosa alarma suena y prácticamente quisiera estrellarla contra la pared. Sin embargo, no quiero moverme ni ganas tengo de salir de la cama. Sigo mirando las Estrellas dibujadas en el techo de mi habitación. Soy un zombi sonámbulo que deambula por ese sitio para encontrar una pista que me pudiera llevar a él. Aunque mis esperanzas empiezan a extinguirse.

- ¡Otra vez es lunes! – exclamo en voz alta.

Cierro mis ojos, pero esa imagen regresa a mí. He intentado por todos los medios posibles deshacerme de ese recuerdo o lo que sea, que haya quedado grabado en mi mente, pero no hay resultado.

Debato dubitativa si es bueno levantarme, mis ojos van de un lado hacia otro sin comprender porque estoy en este estado. Parezco un cuerpo sin ganas de existir, ya que no puedo luchar contra la frustración.

-Otra vez llegaras tarde, Wil – dice mi amada madre cruzada de brazos parada en la puerta – Realmente no logro comprender que ocurre contigo. ¿Mal de amores?

-Ni lo entenderías. Si te lo dijera me dirías que estoy loca llevándome de inmediato a un loquero – espeto molesta, aunque nadie tiene la culpa.

-Bien... - avanza destapándome – pero al menos dime que sucede y así te entendería. Prometo no llevarte a un loquero – ríe robándome una pequeña sonrisa a mí.

-Te lo contare en otro momento – incorporo mi cuerpo y cuelgo los pies para pisar el piso frio – ahora debo apresurarme porque me regañaran.

-Como quieras, Willom, pero sabes que puedes confiar en mi ¿Verdad?

-Claro, mamá – se agacha para besar mi frente y yéndose sin dejar de reír.

Arrastro los pies al baño. Mi cabello parece un nido de pájaros ni que hablar de las ojeras que tengo. Quito rápidamente el pijama de corazones metiéndome en la ducha. El agua cae quitando el cansancio de mi extenuado cuerpo.

Llevo casi media hora de retraso, pero nuestro jefe está de vacaciones así que no me descontará los minutos que llegue tarde, aunque Blair querrá ahorcarme por mi impuntualidad.

Además, debo continuar preparándome para mis exámenes. Cosa para la cual he tenido problemas de concentración pensando excesivamente en estupideces.

Saco del armario lo primero que encuentro para vestirme. Cepillo mi larga cabellera también cubro un poco las franjas moradas debajo de mis ojos. Quiero lucir esplendida, aunque mi ánimo este tirado por piso.

Tomo un abrigo y una bufanda para cubrir mi cuello, agarro la pequeña mochila colocándola en uno de mis hombros y bajo por las escaleras corriendo. Ni siquiera me despido porque ya saben que voy tarde al trabajo.

No tardó mucho en llegar. Blair está mirando a través del vidrio si llego o no. Frunce el ceño cruzándose de brazos, el chaleco verde combina con sus ojos y la camisa, le da un toque elegante llevando una coleta alta. La describo porque ya no quiero pensar en ese sujeto que ya sé que existe, pero no sabe de una chica completamente obsesionada con él.

-Blair ¿Cómo estás? – preguntó al entrar dejando en el perchero mis pertenencias - ¿Por qué te encuentras molesta? ¿Te peleaste con Cedric?

-Para tu información no. Estoy enojada contigo porque esta semana te dedicaste a llegar tarde, Willow – limpia el mostrador – Tienes mucha suerte de que el gruñón de Harry este de vacaciones.

El hombre de mis Fantasías (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora