Aedus.
Dejando un reguero de beso por su cuello iba encaminándome a sus pechos. Amaba su olor, me producía tranquilidad con simplemente existir y estar a mi lado, se estremecía en cada toque e hiperventilaba.
─Aedus...
Jadeaba jalando mi cabello. Antes de continuar me detuve un breve momento para admirarla mientras sus orbes permanecen cerrados, su piel chocolate le cubría una finísima capa de sudor y eso que recién estábamos comenzando.
─Desnúdate para mí. ─ dije sentándome en el sillón individual a un lado de la ventana.
Mi orden la toma por sorpresa. Abre sus ojos de golpe y sus mejillas se tiñen de un morado oscuro por el sonrojo.
─ ¿Qué dijiste? ─ cuestiona con voz vacilante.
─Que te quites la ropa, una por una lentamente. ─ recalque cada palabra con un simple movimiento de dedo.
─ ¿Por qué quieres que me desnude si tú lo puedes hacer mejor que yo?
─Pero yo deseo verte a ti, tus movimientos y tu piel deshacerse de la vergüenza.
─Esto es ridículo.
─En absoluto.
Willom no parecía creer lo que le pedía, sin embargo, suspiro y comenzó por quitarse su remera de tirantes. Relamía mis labios al ver sus senos expuestos y erectos listos para ser mordidos, continúo bajando su pantalón con movimientos lentos y sensuales, el elástico de su braga ya vislumbraba.
En ningún momento quito la mirada de su cuerpo. Willom poco a poco perdía el miedo, tanto que se dio vuelta y moviendo su culo se agacha para sacarse la prenda dándome una perfecta vista de sus nalgas.
─ ¿Te gusta la vista? ─ pregunto seductoramente.
─No hay nada de ti que no me guste.
Mi erección palpitaba dentro de mis pantalones, pedía a gritos por ser liberada para estar en su interior.
Las piernas morenas y largas se movían en mi dirección, masajeaba sus tetas en el proceso bajando un dedo hacia su intimidad, pero se detenía en el borde de su braga, sonriendo maliciosamente se plantó frente a mis lumbreras dilatadas por la excitación. Enderezándome me desprendí uno a uno los botones de mi camisa celeste viendo la impaciencia en su mirar, Willom no se perdía detalle.
─Luces delicioso...
No hablo más y tirándome de espalda en el sillón comenzó a hacer una tortura con sus carnosos labios. Besaba y mordía mis pectorales, abdomen deteniéndose en la V. Sus dedos juegan con mi poco autocontrol estoy a punto de pedirle que se detenga, pero su mano ya está tocando mi miembro.
─Willom... ─ balbuce viendo una sonrisa de satisfacción en su rostro.
Sujetándola de su nuca acerque sus labios para devorarlos. Consumía su boca arrebatándole todo el aire posible, succionaba y mordía su lengua ahogando sus gemidos con mi boca.
Con la respiración a mil por hora levante un poco la cintura para que terminara de desvestirme, baje su única prenda cubriéndola y se sentó ahorcadas sobre mío. Willom atacaba nuevamente mi boca acariciando cada fibra muscular, levantándose un centímetro guio el miembro deseoso por sentirla, palpitaba entre sus paredes y mordió mi hombro al introducirlo poco a poco. Gime, aparto su cabello a un lado viéndola directamente a sus ojos marrones que tanto me derriten.
Aprieto un pezón, el otro lo muerdo chupándolo mientras ella se mueve a un ritmo lento, pero aumento las frenéticas embestidas aprisionándola, rodeando su cuerpo con mis brazos y contra mi pecho, su boca besa desesperadamente mi cuello.
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El hombre de mis Fantasías (Completa)
Romance¿Se puede amar a una persona que solo aparece en tus fantasías? Muchos dirán que no, pero una mujer está a punto de experimentar una situación que parece un deja vu. Aunque no lo es en absoluto. Conoce a un hombre igualito a como ella se lo imagina...