𝐒𝐄𝐕𝐃𝐀 / ꜱᴛᴇᴠᴇ ʀᴏɢᴇʀꜱ

▸𝟏◂

╭══════ .✧. ══════╮

ＳＥＶＤＡ

╰══════ .✧. ══════╯

❝ 1 : 𝓔𝓵 𝓼𝓾𝓮𝓻𝓸 (𝓢.𝓒.𝓘) ❞

𝐌𝐚𝐧𝐡𝐚𝐭𝐭𝐚𝐧, 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐘𝐨𝐫𝐤, 𝟐𝟎𝟏𝟐

𝟏𝟒 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐫𝐳𝐨

―¿Estás segura de esto? Ha pasado un buen tiempo desde nuestra última conversación ―me preguntó Fury, por quinta vez consecutiva.

Y tenía razón. Habían pasado ocho años desde que Fury me había contado lo de mi madre, ocho años desde que descubrí que mi vida, o, mejor dicho, la vida de mi madre, era una completa mentira. Y, por cierto, también habían pasado ocho años desde que Nick Fury había pasado a ser mi tutor legal. Obviamente, por petición de mi madre.

No acepté lo del suero, o al menos, no por ese momento. En cambio, comencé a entrenar en S.H.I.E.L.D. Mi idea ⏤y plan⏤, era convertirme en agente de la popular agencia..., pero como todo buen plan tiene sus fallas, nada salió como lo planeé.

Hubo un pequeño problema que, por cierto, tiene nombre y apellido: Nicholas Fury.

Fury se había negado a dejarme formar parte de S.H.I.E.L.D., y no porque temiera por mi vida, sino, porque no quería entrometerme en esto. Lamentablemente para él, lo hice de todas formas. No siendo agente, claro, pero sí entrenando ahí.

―Estoy lista ―aseguré, sin dejar de lado la idea―. Sabes que lo estoy.

Fury me miró de manera dudosa. Sabía lo que estaba pensando, porque yo también lo hacía. También tenía miedo de lo que pudiera pasar.

Pero este era mi propósito.

✩ ✩ ✩

La habitación estaba fría. Quizá se debía al aire acondicionado de la oficina, o simplemente mi mente estaba demasiado alerta por lo que viniera a continuación que por eso que sentía todo tan extraño e irreal.

Miré detenidamente la oficina que nos rodeaba, para luego fijar mi vista en la jeringa dentro del maletín. No sabía muy bien a qué me iba a enfrentar luego de que ese líquido ingresara a mi cuerpo, así que esperaba que esto sirviera.

―Alya, no quiero que te sientas obligada a hacerlo. Sabes que a ella no le molestaría tu decisión ―pude percibir el miedo en la mirada de Fury, pero en estos momentos, no me iba a echar atrás.

―Lo sé, pero quiero hacerlo, Nick. ¿Cuánto tiempo más esperaré? ⏤lancé un suspiro⏤. Ya me bastaron ocho años.

El hombre frente a mí asintió, aún no muy convencido ⏤algo bastante irónico siendo que fue él quien me buscó hace unos años⏤, y se giró para agarrar la jeringa en sus manos.

Mi ceño se frunció con fuerza, mientras ignoraba el pensamiento de quedar arrugada por siempre hacer este gesto, y le reclamé a Fury:

―¡Ey! ¿Qué haces? 

―¿Ves a alguien más en esta oficina? ⏤me miró con incredulidad, como si yo fuera la loca con una jeringa en la mano.

―¿Tú me vas a inyectar... eso? ―pregunté con algo de miedo. Confiaba en él, pero esto ya era pasarse de la raya―. No estoy para tus bromas, Fury.