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Los jadeos de Daemon se escuchaban al igual que los de Arya que estaba abrazada a él mientras esté de movía contra ella, aquello que había descubierto se sentía tan bien y no quería dejarlo pasar
Su cabello estaba húmedo por el vapor de las aguas en las que estaban, sentía el olor de Daemon en su nariz que estaba pegada a el hombro del joven.
Las manos de Daemon se movían contra sus piernas apretando estás y pegándola más a él, ambos se sentía bien con eso y no podían ocultarlo.
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Cuando el par volvió era tarde ya, la cena había pasado así que cada quién había ido a su habitación a excepción de Daemon que había ido a la de Lyra cuando vio la luz por la rendija indicando que seguía despierta.
Tocó y entró segundos después mirando a Lyra que estaba en uno de los sillones acostada boca abajo moviendo los pies arriba cubiertos por las mallas.
— ¿qué haces despierta?
Lyra negó ligeramente escondiendose entre el almohadón que tenía y Daemon caminó hasta un lado pasando su mano por su cabello acariciando este.
— ¿qué sucede, Lyra? —habló y Lyra soltó un jadeo al tomar aire nuevamente mientras lloraba.— ¿Lyra? —la miró al escucharla y se puso de cuchillas a un lado del sofá mirándola cuando sacó su rostro del almohadón, tenía las mejillas rojas y mojadas.— ¿qué te pasó? ¿te hicieron daño?
— si te digo vas a meterte en problemas, no deseo que tengas problemas por mí. —susurró y se sentó limpiando sus mejillas mientras miraba Daemon hincado frente a ella.— fue ed.
El semblante de Daemon cambio de preocupación a enojo en un segundo y sujetó el mentón de Lyra levantando su rostro un poco mirando la marca de los dedos en su piel blanca.
— ¿qué te hizo? —murmuró Daemon levantandose y Lyra hizo lo mismo—.
— dijo que me mataría y te culparía. —susurró abrazandose a Daemon miéntras este pasaba sus manos por su cabello dejando un beso en este.—
— no te tocará de nuevo.
— no puedes matarlo, Daemon. Ellos sabrán que fuiste tú luego de que lo golpearas.
— no te preocupes por mi, Lyra.
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Daemon miraba el fuego sentado en el sofa mientras la rubia dormía con la cabeza en una de sus piernas, acariciaba sus cabellos mientras la escuchaba quejarse en el sueño, jamás había escuchado aquello y sabía que no estaba bien.
Cuando se levantó la sujetó cargándola hasta la cama y la acostó en esta cubriéndola para así salir de la habitación caminando hacia la de ed, pero para mala o buena suerte no estaba ahí.
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— en ese.—murmuró uno de los vagabundos que caminaba por el pueblo hacia un burdel y Daemon asintió dándole las monedas que le había prometido para sentarse y esperar fuera de este por unas hora quizás.—
Quizás el frío lo habría hecho que se marchara y dejará a Ed allí, pero el enojo lo tenía lo suficientemente caliente en ese momento así que cuando lo vio salir tambaleándose del burdel caminando detrás de él hasta donde ed había dejado el caballo.
— quítate de mi camino, asqueroso. —murmuró Ed cuando se topó con un tipo y lo trato de empujar pero este no se movió.— ¡dije que te quites! —levantó la voz y miró a Daemon a los ojos cuando la luz de la antorcha iluminó su cara.— Daemon.